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Pablo Iglesias durante un mitin

Pablo Iglesias durante un mitinEfe

Iglesias declara la guerra a tertulianos de izquierda porque no rompen con La Sexta

El exvicepresidente del Gobierno intensifica el «fuego amigo» en plena guerra abierta con Antonio García Ferreras

Para Pablo Iglesias, alérgico a la libertad de prensa, cualquier adhesión a su pensamiento es poca. Acostumbrado a decidir quién es periodista y quién no, en función del sometimiento que tengan a sus tesis políticas, hasta el momento había puesto en el punto de mira a los periodistas que no comulgaban con la extrema izquierda. Ana Rosa Quintana, Vicente Vallés, Carlos Herrera, Mariló Montero (de la que dijo en un chat con sus conmilitones que «había que azotarla hasta que sangrara») y decenas de comunicadores habían sufrido sus críticas siendo objeto de infames vídeos electorales de Podemos que los colocaba como objetivos periodísticos a batir.

Sin embargo, el ocioso exvicepresidente, que solo ha conseguido trabajo como tertuliano y youtuber en los medios del independentista y ultraizquierdista, Jaume Roures, y, por tanto, sigue viviendo de la pensión del Gobierno, dedica desde hace semanas sus ataques a algunos comentaristas políticos, hasta ahora absolutamente alineados con la izquierda y, en algún caso, entregados a la causa podemita. La razón no es otra que el exlíder populista mantiene una guerra fratricida con el director de La Sexta, Antonio García Ferreras, otrora uno de sus valedores mediáticos, al que exige que eche de sus tertulias al periodista Eduardo Inda, otra de sus bestias negras por no bailarle el agua y haberle sacado sus vergüenzas políticas.

Y como en un juego de dominó, Iglesias ha decidido disparar también fuego amigo contra los tertulianos de extrema izquierda porque no abandonan La Sexta y, por tanto, los cree «legitimadores de Ferreras y su indisimulada animadversión hacia Podemos» de la cadena de Atresmedia. Uno de sus últimos objetivos ha sido Antonio Maestre, un extremista de izquierdas hasta ahora absolutamente alineado con Podemos y ejemplo de sectarismo contra el PP y Vox, pero que ha sido purgado por Iglesias porque continúa sentado en los programas de Ferreras y, además, sostiene que el exlíder de Podemos quiere dinamitar a Yolanda Díaz porque no le deja controlar su nuevo proyecto político y no secunda su rechazo a mandar armas a Ucrania. A Maestre le ha reprochado Iglesias que «haces el papel de izquierdista útil a Ferreras».

La aldea gala de Podemos

Iglesias y Maestre, hasta ahora dos caras de la misma moneda, han protagonizado una batalla tuitera en la que llegó a terciar Pablo Echenique para defender a su jefe y tachar de difamadores a los que osan disentir de él. El mismo ataque que también han dedicado a Elisa Beni, periodista de izquierdas también histórica de La Sexta, a la que el censor de Podemos echó en cara que considerara «compatible el periodismo con dar voz a Inda y a los bulos». Es decir, en la lógica del político comunista, cualquier periodista que no se enfrente a sus enemigos mediáticos son señalados y expulsados de la aldea gala de Podemos.

Que Iglesias está muy nervioso ante la inanidad de su figura, tras abandonar el Gobierno donde le colocó Pedro Sánchez, lo demuestra que ya no considera fieles a los que desde las tertulias le defendieron a muerte y sobredimensionaron su perfil político, ahora disuelto en la irrelevancia de plataformas digitales independentistas. Los últimos en ser insultados desde las redes por Iglesias han sido Daniel Gascón, de El País, o Manuel Jabois, colaborador de La Ser, al que ha llegado a llamar «indecente» por su participación en «las cloacas de Ferreras». Lo siguiente será pedir cárcel, como en la Rusia de Putin, para los periodistas que no cuenten la «verdad oficial» de Pablo Iglesias.

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