Caso Volhov
Puigdemont encargó a Artadi reunirse con rusos en Barcelona para hablar de criptomonedas
La supuesta trama rusa de apoyo al 'procés' comienza a esclarecerse. El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, encargó a la entonces secretaria general de la Generalitat, Elsa Artadi, que se reuniera con emisarios rusos en Barcelona para hablar sobre criptomonedas.
Según explican fuentes jurídicas para Efe, ha sido la propia Artadi quien así lo ha confesado en su declaración como testigo ante el juez de Barcelona que instruye el caso Volhov por un presunto desvío de fondos al 'procés'.
Tras la declaración de la exsecretaria general, ha sido advertida por el juez de que su testimonio carecía de credibilidad y que se exponía a consecuencias penales. La testigo abandonó después el juzgado por un conducto interno reservado, no ofreciendo declaraciones a medios.
La supuesta reunión con el Kremlin
Según el testimonio de Artadi ante el juez, Puigdemont le encargó que entre el 21 y el 24 de octubre de 2017 acudiera a una reunión en el hotel Colón de Barcelona organizada por Víctor Terradellas, excargo de CDC. A la misma, supuestamente acudieron un emisario del Kremlin y un catalán con vínculos con Rusia al que Artadi no identificó.
La intención era hablar de criptomonedas, dada su formación de economista, eso sí sin «ningún» fin concreto, según las declaraciones de la testigo.
Sin tener claras las pretensiones de sus interlocutores, la investigada explicó que tras ese encuentro de 20 minutos hubo uno segundo en la Casa dels Canonges. En esta ocasión, supuestamente sí asistió Puigdemont, aunque no duró más de «tres o cuatro minutos».
La versión de Terradellas
Además, antes de Artadi, compadeció como investigado Alexander Dmitrenko, a quien fue denegada la nacionalidad española por una presunta vinculación con los servicios de inteligencia rusos y al que un informe de la Guardia Civil le sitúa como enlace con Puigdemont en Rusia. Dmitrenko, quien era «embajador» de la Cámara de Comercio de Barcelona en Rusia, declaró que todas las gestiones con contactos rusos obedecían a cuestiones empresariales, sin ninguna relación con la política ni con el independentismo.