Qué se sabe y qué se desconoce del robo del restaurante Atrio
Los autores son viejos conocidos de la Justicia española. De las botellas, nada se sabe
Fue uno de los robos más mediáticos de los últimos años por la aparente perfección del modus operandi y por el valor de las botellas de vino robadas, 1,6 millones de euros. También la resolución del caso, nueve meses después, ha aparecido en todos los medios de comunicación. Pero ¿qué se sabe realmente del robo del restaurante Atrio?
Los autores
El robo fue cometido por dos personas, pareja, como mínimo de fechorías. Él, Constantín Dumitru, un apuesto rumano de 48 años de edad. Ella, Priscila Lara Guevara, una modelo mexicana, Miss Earth Estado de México, de 29 años. Prepararon el golpe juntos y también lo cometieron en coordinación. Ella reservó sitio en el hotel Atrio y él le acompañó, como habían hecho en otras ocasiones.
Lo robado
Los dos ladrones se llevaron un total de 45 botellas valoradas en 1,6 millones de euros. El lote sustraído constaba de 38 botellas de Romanée Conti y siete de Château d'Yquem. La más cara, una Château d'Yquem del año 1806, valorada en 310.000 euros.
Dónde están los ladrones
Esta pareja fue detenida por la policía croata en el paso fronterizo de Karasovi Sutorina, entre Montenegro y Croacia, país al que tenían intención de entrar. De momento, los dos detenidos se encuentran allí, pero la jueza cacereña encargada del caso ya ha enviado la solicitud de extradición para que, a la mayor brevedad, sean traídos a España.
Dónde están las botellas
Nada se sabe de las botellas. De ninguna de ellas. Por ese motivo, la Policía sospecha que se trata de un robo por encargo y los dueños del restaurante mantienen la esperanza de que se localicen las botellas en buen estado. No en vano, consideran que se trata de unas botellas de tal valor que «resulta casi imposible venderlas».
Pareja «consolidada» en robos
Los dos detenidos contaban con antecedentes por robos similares. Que se sepa, hasta el momento la pareja había cometido robos de botellas de gran valor en tres restaurantes madrileños del barrio de Salamanca. De esta forma, adquirieron la precisión y coordinación necesaria para cometer el robo del Atrio. Aunque, al mismo tiempo, favoreció su identificación tras llevarse las botellas del restaurante extremeño.
Preparación del golpe
Hasta en tres ocasiones pasaron por el Atrio antes de cometer el robo. Concretamente en los meses de julio, agosto y septiembre de 2021. En dos cenas y una comida observaron y tomaron nota de todo lo que tenían que saber sobre costumbres de los empleados, medidas de seguridad y ubicación de la bodega.
'Modus Operandi'
Una vez con todo preparado, acordaron que el robo se cometería el 27 de octubre de 2021. Ella reservó una habitación en el hotel con documentación suiza falsificada. Advirtió que le acompañaría una persona, el mismo hombre que le había acompañado en otras ocasiones.
Como habían hecho en sus visitas previas y siguiendo la costumbre del restaurante, tras la cena realizaron una visita a la bodega. Tras regresar a la habitación, ella llamó a la recepción del hotel para pedirles algo de cena a pesar de que el restaurante estaba cerrado. No obstante, uno de los empleados accedió a prepararle una ensalada. De esta manera, la mexicana consiguió distraer al empleado, lo que fue aprovechado por el rumano para acceder a la bodega con una tarjeta robada o una copiada, la Policía todavía no lo ha aclarado.
Así pues, una vez en el interior, el ladrón procedió a llenar las tres mochilas que portaba con 45 botellas envueltas en toallas de la habitación para evitar que se rompieran. Sabían qué botellas debía robar. Las había visto en sus visitas anteriores.
Concluido el robo, y con el empleado todavía distraído, regresó a la habitación. Al poco tiempo, ella también volvió. Y juntos, a las 5:30 de la mañana, procedieron a salir del hotel como si nada hubiera pasado. Para cuando los empleados se dieron cuenta, al día siguiente del robo, la pareja ya se encontraba muy lejos. Posiblemente en Madrid, donde él tenía un piso.
La huida
Pero tampoco tardaron demasiado en abandonar este piso. Repasadas las imágenes del hotel y siguiendo la pista de personas con antecedentes por robos similares, sabían que iban a ser identificados rápidamente. Por eso, para cuando la Policía entró en el piso de Madrid, ya no había rastro de ellos.
Solo la colaboración entre las diferentes policías europeas y organismos internacionales como Interpol y Europol permitió que, nueve meses después, fueran identificados y detenidos en la frontera entre Montenegro y Croacia.