Alarma en el PSOE
El cisma entre Podemos y Yolanda Díaz pone a Pedro Sánchez más cuesta arriba su reelección
El presidente necesita que su socia quede tercera en las elecciones generales si quiere tener opciones de seguir gobernando, pero la desintegración de Unidas Podemos es una amenaza real
El cisma entre Podemos y Yolanda Díaz no podía haber llegado en un momento más inoportuno para Pedro Sánchez. Justo cuando parecía que el presidente del Gobierno empezaba a levantar cabeza en las encuestas utilizando toda su munición de gasto público, sus socios se desuellan en público.
La portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, evitó valorar este lunes desde Ferraz los efectos colaterales y electorales que puede tener el enfrentamiento entre la formación que ahora dirige –al menos sobre el papel– Ione Belarra y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Alegría se limitó a mostrar el «respeto» por las decisiones orgánicas de la coalición Unidas Podemos. A eso y a destacar que lo importante es que las fuerzas progresistas sean capaces de movilizar al electorado para sumar mayorías.
En esto último está el gran temor del PSOE. En que la división de sus socios acabe echando por tierra la mejor opción de Sánchez para ser reelegido en diciembre de 2023; cuando no, directamente, la única.
Para Pedro Sánchez es imprescindible que Yolanda Díaz quede en tercera posición
Tanto en Ferraz como en la Moncloa saben que las opciones del presidente pasan por sumar con Yolanda Díaz. Y para ello es necesario, obligatorio, que Sumar –la plataforma de la vicepresidenta segunda– quede tercera fuerza política del Parlamento. Una posición que ahora ocupa con claridad Vox, tanto en el actual reparto de escaños como en las encuestas. En las del último mes, los de Santiago Abascal están 3,8 puntos de media por encima de Unidas Podemos (14,65 % frente a 10,85 % en intención de voto).
Aunque sí hay un sondeo que, recientemente, ha situado a los morados por delante de Vox. Se trata del barómetro del CIS publicado el pasado viernes, según el cual Unidas Podemos sería tercero con el 11,5 % de los votos y Vox, el cuarto con el 9,3 %.
La Ley electoral d'Hont premia con un plus de escaños al que queda tercero en las elecciones, aunque la diferencia en porcentaje de voto respecto al cuarto sea pequeña. Ser el tercer partido más votado supone abrirse las puertas de una quincena de pequeñas circunscripciones y tener acceso a escaño en ellas. Toledo, Cáceres, León, Jaén, Albacete, Almería…
Por eso para Sánchez es tan importante que Yolanda Díaz suba al podio electoral. Y por eso los socialistas observan con preocupación la espiral de autodestrucción en la que parecen haberse instalado las distintas familias de Unidas Podemos, en vez de ir todos a una detrás de la también ministra de Trabajo.
Desde las filas moradas, sus portavoces, Alejandra Jacinto y Javier Sánchez, cavaron un poco más hondo la zanja que les separa de la vicepresidenta segunda. Este lunes no dieron por hecho, ni siquiera, que Díaz vaya a ser su candidata. Se limitaron a afirmar que cuando ella «termine de organizar su partido», ellos escucharán su «propuesta». Eso solo unas horas después de que Pablo Iglesias cargara contra la gallega y le pidiera «respeto» para Podemos.
El propio Iglesias se ratificó este lunes en sus palabras: «Soy muy claro cuando hablo y nunca disparo balas de fogueo (…). Podemos tiene que confluir con Sumar. Creo que, históricamente, Podemos ha demostrado que ha sido generoso y tiene que seguir siéndolo; pero, al mismo tiempo, hay que respetar a Podemos», sostuvo en RAC1. También ahí reveló lo que ya era un secreto a voces: que ya no tiene ninguna relación con ella ni tampoco hablan. Nunca.
A batalla por mes, o más
La última batalla interna en el seno de Unidas Podemos se produjo por el empeño personal de Iglesias –al que arrastró a Podemos– en que la jueza Victoria Rosell ocupara una de las plazas del Consejo General del Poder Judicial, en contra del criterio de Yolanda Díaz. Rosell es delegada del Gobierno contra la Violencia de Género. Por lo tanto, su designación contravenía el acuerdo entre populares y socialistas (antes de que todo saltara por los aires por la reforma del delito de sedición) para cerrar las puertas giratorias de la Judicatura, durante dos años, a los jueces que se pasen a la política.
En realidad, Yolanda Díaz y Podemos casi van a enfrentamiento por mes. Porque, en octubre, los morados también apuntaron a la ministra de Trabajo cuando se sintieron engañados por el aumento definitivo del gasto en Defensa (del 25,8 %), una vez computados los programas especiales de modernización de las Fuerzas Armadas. Estos últimos quedan fuera de los Presupuestos Generales de 2023.
Antes, en julio, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, destituyó a su secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago (el también secretario general del PCE), por tomar partido por Yolanda Díaz. Porque en eso están todos, en un 'o conmigo o contra mí'. Iglesias ha hecho cruz y raya no solo a compañeros, sino incluso a periodistas con los que antes guardaba una estrecha relación. No hay término medio.