Nadie asume el error
Sánchez despachará la reforma de la ley del 'solo sí es sí' sin un solo cese en Igualdad
La portavoz del Gobierno afirma que la asunción de responsabilidades es modificar la norma. Desde la Moncloa recuerdan: «Somos un Gobierno de coalición con dos formaciones distintas»
Pedro Sánchez reconoció este martes delante de sus diputados y senadores que la ley del ‘solo sí es sí’ está produciendo «efectos indeseados». Sin embargo, el presidente del Gobierno pretende pasar página sin que nadie en el Ejecutivo asuma la responsabilidad política.
Reunión con senadores y diputados del PSOE
Sánchez reconoce al fin que la ley del 'solo sí es sí' que elogiaba «ha tenido efectos indeseados, y me quedo corto»
La portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, fue preguntada por ello en la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Horas después de que la número dos de Irene Montero, Ángela Rodríguez, dejara claro que no las sacarían del Ministerio de Igualdad. «Ya les gustaría a todos los que piden nuestra dimisión todos los días que nos fuéramos. No nos vamos a ir», afirmó.
Sin embargo, la portavoz respondió que la asunción de responsabilidades va en otro sentido: «La ley es buena y nadie en la mesa del Consejo de Ministros, ni los grupos parlamentarios que la apoyaron, ni los grupos parlamentarios que no la apoyaron hubieran deseado nunca los efectos que se han producido. La responsabilidad es cambiar aquello que está siendo perjudicial, y eso es lo que estamos haciendo», señaló Isabel Rodríguez.
Las comparaciones son odiosas. En cuestión de días, la ministra de Transportes ha cesado a dos responsables de Renfe y Adif por los errores de cálculo con los trenes de Cantabria. En cambio, la ley del ‘solo sí es sí’ será reformada sin que nadie del Gobierno vaya a dimitir, después de más de 400 rebajas de condena y excarcelaciones. Y sin que tampoco el presidente efectúe cese alguno.
Fuentes gubernamentales recuerdan que éste es «un Gobierno de coalición con dos formaciones distintas». Dando a entender, así, que Sánchez no tiene potestad para destituir a su ministra de Igualdad. Como sí lo hizo con Arantxa González Laya como ministra de Asuntos Exteriores tras el caso de Brahim Gali, que derivó en una gravísima crisis con Marruecos. De hecho, fue el país vecino el que exigió la cabeza de González Laya, y el presidente se la entregó.
Las mismas fuentes deslizan: «Esto sirve de aprendizaje para el futuro», en alusión a una próxima reedición de la coalición tras las elecciones generales de diciembre. Toda vez que Sánchez ha asegurado en varias ocasiones que quiere gobernar con Yolanda Díaz (de hecho, según las encuestas podría ser su única opción).
En el ala socialista del Ejecutivo no ocultan su malestar con que nadie en Igualdad haya asumido la responsabilidad del desaguisado. Pero cómo van a hacerlo si el equipo de Irene Montero y la propia ministra insisten en que la ley no tiene fallos y que el problema es la interpretación que algunos jueces están haciendo de ella.
Durante la comparecencia posterior al Consejo de Ministros, la portavoz repitió todas las veces que le preguntaron -y fueron varias- que la ley es «buena» y que la mejor manera de defenderla es reformarla. «Es una buena ley que ha tenido un problema», resumió Rodríguez.
Su tramitación como proposición de ley del grupo parlamentario socialista en lugar de como proyecto de ley del Consejo de Ministros también ha generado controversia. Más después de que la propia delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Vicky Rosell, advirtiera de que la propuesta del PSOE puede provocar una «segunda ola de revisiones».
De haber sido un proyecto de ley, los órganos consultivos del Estado habrían sido consultados. Al ser una proposición de ley, no. Aun así, desde la Moncloa aseguran que la reforma registrada el lunes por los socialistas en el Congreso tiene todo el «aval jurídico». Y que no tendrá efectos adversos.