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Aznar: «La única forma de que Frankenstein sea mortal es electoralmente en las urnas»

Imagen de los participantes del coloquio en el Club Sigo XXI

Conferencia Club Siglo XXI

Aznar: «La única forma de que Frankenstein sea mortal es electoralmente en las urnas»

El expresidente del Gobierno advierte que la democracia es «una criatura frágil» que debe cuidarse y que solo con una «reacción democrática» en las urnas puede evitarse una «mutación constitucional»

Como un momento «existencialmente crítico» para la Constitución y para la idea de país que tenemos es como definió este martes la situación que atraviesa España José María Aznar, en la conferencia que protagonizó esta tarde en el Club Siglo XXI, junto al presidente de la institución, Nicolás Redondo, y el periodista de El Mundo, Jorge Bustos, y ante un auditorio en el que se encontraban entre otros el coordinador general del PP, Elías Bendodo, y el encargado de Asuntos Institucionales del partido, Esteban González Pons.

El que fuera presidente del Gobierno de España durante dos legislaturas dijo estar convencido de que si la coalición que hoy gobierna se mantiene después de las elecciones, habrá «inevitablemente» una «mutación constitucional», lo que significa: «el fin definitivo de los pilares que la democracia ha construido desde la Transición». A su juicio, si se da esa posibilidad, no habría un cambio en el país, sino «un cambio de país». ¿La única posibilidad de evitarlo? En su opinión, «tener una reacción democrática en las urnas». «La única forma de que Frankenstein sea mortal es electoralmente en las urnas, todo lo demás es pintar en el agua», expresó.

Así lo explicó desde el Hotel Eurobuilding, en el mismo Club Siglo XXI donde hace más de tres décadas, en 1988, -y con muchas conferencias entre medias- pronunciaba, sin imaginar que llegaría al Gobierno de España años después, aquella idea de crear una alternativa de centro-derecha al socialismo que parecía ser la tónica dominante entonces. «¿Qué tiene que hacer y decir el centro‐derecha en esa España, suponiendo que tenga algo que hacer y decir?», expresó en febrero de aquel año.

Este martes, un Aznar que ya no aspira a ser presidente del Gobierno, ya lo fue, sino que aspira «a que las cosas cambien», subrayó que, lejos de tener una visión determinista de la historia, esta «está hecha de las voluntades de los seres humanos», y por ende, «los españoles tenemos en nuestras manos la decisión sobre España». Lo que pase «dependerá de nuestra voluntad», remarcó el también presidente de FAES. Para José María Aznar, «la única forma de abrir una página en España» que trate de recuperar «el sentido histórico de la Transición» y «las voluntades de compartir y colaborar entre los españoles» pasa por «una victoria importante» del Partido Popular que hoy lidera Alberto Núñez Feijóo, cuyas capacidades volvió a defender, como hizo en la Intermunicipal que la formación celebró en Valencia hace unas semanas.

Nicolás Redondo, afiliado del PSOE, describió el contexto actual como una situación de crisis de la democracia representativa social-liberal, que, a su juicio, no se circunscribe a España, pero sí exige «un esfuerzo de consenso» entre los grandes partidos «más importante» que en los países vecinos. Para Redondo el PSOE de antes constituía un partido reformista, nacional, con vocación mayoritaria y autónomo, es decir, «que no estaba dispuesto a dejar secuestrar su proyecto por otras opciones políticas».

En esa línea, Aznar expresó que, dado que el Partido Socialista ha dejado de ser un partido reformista, el PP tiene, a su juicio, una responsabilidad histórica como fuerza constitucional de hacer que «los equilibrios vuelvan a recuperarse». El expresidente del Gobierno entiende que deben recuperarse lo antes posible «los dos pilares del centro derecha y centro izquierda que más progreso y estabilidad van a dar a la vida española».

El exlíder 'popular' remarcó además que la realidad social de España es mucho más estable que la de muchos países. «España no es un país roto socialmente ni culturalmente, y eso le da una gran estabilidad», y, siendo esto es así, lo que falla, a su parecer, es la política. La razón de ello estriba para José María Aznar en que durante mucho tiempo «las batallas políticas se libraban en el centro», hasta que unos decidieron hacerlo «desde los extremos».

El problema del nacionalismo

Pese al problema del nacionalismo, «España es una realidad histórica mucho más fuerte que su diversidad, por eso resiste muchísimo», recalcó Aznar, que considera que «la inteligencia de la Transición es la combinación del respeto a la existencia histórica de una nación fuerte y el reconocimiento de la pluralidad constitutiva de España». Incidió así en que tanto la fuerza como nación histórica como la fuerza de la libertad existen en nuestro país, y lo que hace falta es que «las voluntades sean activas». Eso sí, si bien cree en la fortaleza de estas dos ideas, también advierte que el sistema constitucional «es frágil» y cuando este se rompe, el responsable político debe restablecerlo. «Lo que no podemos hacer los constitucionalistas es desarmarnos», avisó, subrayando que un ciudadano catalán debe saber que la Constitución «está vigente» y que «la ley se aplica». En este sentido, el que fuera jefe del Ejecutivo recriminó al Gobierno central la reforma del delito de sedición.

Un reproche que también lanzó Redondo, que entiende que cambiar el Código Penal supone «romper principios básicos del Derecho» y, las modificaciones que se han llevado a cabo para «favorecer con nombres y apellidos a determinadas personas», en su opinión, suponen debilitar el país y las instituciones. Por ello, criticó trasladar el problema de Cataluña a un conflicto «casi banal» y decir que la situación está mejor de lo que estaba antes, y expresó que se puede pactar con el nacionalismo pero «sin tener una posición claudicante» con él.

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