Directo | Moción de censura de Vox y discurso de Ramón Tamames

La intervención de José Luis Bueno, de Izquierda Unida, introduce la moción en un bache ridículo. Bueno, nacido en 1985, se pone a dar lecciones de democracia a Ramón Tamames, que inició su intervención recordando cuando desde la prisión de Carabanchel, donde fue recluido en 1956, abogaba por la necesidad de la reconciliación. Ridículo monumental del tal Bueno, que termina pidiendo explicaciones a Tamames por el 23-F

«La única verdad es que hace 40 años teníamos 40 años menos». Rufián demuestra que aprobó Matemáticas en el colegio.

Miriam Nogueras (Junts) arremete contra los «patriotas españoles» que ponen la defensa de la unidad de España o la Monarquía por delante de los derechos humanos y los derechos fundamentales. La disparatada soflama de Nogueiras atestigua que el separatismo toca fondo. Gabriel Rufián (ERC) remata la jugada y se abona a la tesis de los «patriotas españoles». Acusa al periodista José Antonio Zarzalejos, a Mario Vaquerizo o al Hormiguero de sumarse al planteamiento «patriótico» de Vox. Surrealista intervención

Rufián acusa a Tamames de querer hacer la moción de censura para salir en la tele. Lo dice el maestro de las performances, el de las camisetas y las impresoras. La doble moral está de moda en el Congreso.

Noviembre de 2022. Inés Arrimadas exige al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que presente una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante «el mayor ataque a la democracia española». Marzo de 2023. Arrimadas votará en contra de la moción de censura impulsada por Voz. Los bandazos han conducido a la formación naranja a un naufragio irreversible. Las palabras de Arrimadas se pierden directamente en la irrelevancia.

Aitor Esteban (PNV) se dedica a dar lecciones de coherencia a Ramón Tamames, olvidando que la formación nacionalista siempre se pone del viento que mejor sopla. «Ha pasado del rojo al negro», «se ha prestado al descrédito de la democracia», «pasado mañana nadie se acordará de usted». Utiliza un tono muy duro durante 17 minutos, con desplantes personales que hasta ahora no se habían producido. El PNV endurece el discurso y trata de desmarcarse de Bildu, que está muy cerca en las encuestas. Los nacionalistas vascos también juegan sus bazas en modo electoral.

Los socios de referencia de Pedro Sánchez, Bildu, no desaprovechan la ocasión: Mertxe Aizpurua carga contra la «Monarquía impuesta» y reclama la libertad de «nuestras naciones». Bildu ofrece una patética imagen dando lecciones de democracia y repartiendo carnés de «ultras» Pero más patético es que el PSOE asuma ese discurso.

Han hecho la trampa de que a una respuesta de Tamames a Sánchez ha «contestado» Yolanda Díaz en nombre del Gobierno con un discurso de casi una hora. Parece que lo que buscan es que Tamames con sus 89 años se quede dormido para tener la foto del día. Están a punto.

Yolanda Díaz anunció que la candidatura de Sumar a las elecciones será el próximo 2 de abril. Pero está claro que la ha adelantado y ha decidido lanzar su plataforma en el Congreso de los Diputados, aprovechando la moción de censura. Díaz ha atacado frontalmente a Tamames. Muy dura, le ha acusado de «envilecer la democracia». La campaña electoral ya ha empezado para la vicepresidenta.

Yolanda Díaz aprovechando el turno que Sánchez le ha cedido (él sabrá por qué) para su promoción personal. Los que acusaban a Vox de presentar la moción de censura para exponer su ideario, ¿qué dirán de la intervención de la vicepresidenta cuando ya son las tres de la tarde? Esto agota a Tamames y a cualquiera.

Yolanda Díaz no está contestando a Tamames sino que está realizando un mitin electoralista. Echarle flores al trabajo de Ione Belarra o Irene Montero solo tiene una explicación: las quiere en su nuevo partido.

Tamames, alejado de la dialéctica política del Gobierno, le ha hecho daño a Sánchez. El profesor ha hecho suyas las palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba hablando de «Gobierno Frankenstein» y ha acusado al jefe del Ejecutivo de no respetar la división de poderes. Pero, además, le ha roto el discurso sectario de la ley de memoria. Tamames le ha recordado que la Guerra Civil comenzó en 1934 y ha cuestionado la Segunda República e incluso a Largo Caballero, el «Lenin» español. Sánchez ha optado por mandar a Yolanda Díaz, que aprovecha la ocasión para hacer su propio mitin en pleno lanzamiento de Sumar.

Tras el cinismo de Sánchez, llega la hipocresía de Yolanda Díaz. Acusa a Tamames de deteriorar la democracia con esta moción de censura la vicepresidenta de un Gobierno que nos encerró ilegalmente en nuestras casas, que pervierte el sistema judicial y que utiliza una y otra vez las instituciones para su propio beneficio.

«Lo que no es procedente es que traiga aquí un tocho de 20 folios preparados para hablar de cosas que yo no he dicho». La interrupción de Tamames a Sánchez ha destapado la envolvente del presidente. Un torrente de palabrería para realzar la figura presidencial frente a la cruda fotografía de la realidad española que ha mostrado el profesor. Sánchez aprovecha cualquier resquicio para hacer oposición a la oposición, particularmente al PP.

Todos somos un poco Tamames hoy. El candidato, que seguramente no está tan acostumbrado a la propaganda sanchista como nosotros los periodistas, se ha hartado de que Sánchez le responda a preguntas que él no ha hecho. El pan nuestro de cada día. Más allá de que no está bien interrumpir a nadie, le agradecemos su arrebato de sinceridad.

Por más inaceptable que sea interrumpir al orador, es humanamente comprensible que Tamames no haya podido contenerse. Le están hablando de cosas que no son propias de una moción de censura. Sánchez ha sacado a pasear hasta a los bomberos forestales.

Tamames ha puesto en su boca lo que estaban todos los españoles viendo en el debate. «No puede usted venir con un tocho de 20 folios». Para no decir nada, añado yo. Tamames no está acostumbrado a la política de hoy, que no es la de sus tiempos.

El cinismo de Sánchez llega al punto de achacar a la derecha tomar decisiones de manera unilateral. Lo dice el presidente que ha aprobado más decretos-leyes de la democracia y el presidente que aprueba ley tras ley en el Congreso sin escuchar a los juristas ni a los expertos. Bravo.

Tiene delito que Sánchez se atreva a decir que la gestión económica de Rajoy fue desgarradora. Recogió una España quebrada y dejó la economía en un estado muy razonable. Lo suficiente como para que Sánchez pueda volver a gastar sin límite y volver a dejar a España otra vez quebrada.

Esta moción de censura nos está dando momentos verdaderamente inéditos. El primero, que el parlamento escuche en silencio y educadamente las aportaciones del orador. Y el último: ver al presidente del Gobierno 'regañar' a Tamames por la gestión del Partido Popular anterior a 2018

Sánchez empieza anunciando que va a atacar al PP, que pasa por ahí sin tener nada que ver con la moción. Lo previsible

Tamames está utilizando el bisturí para diseccionar el sanchismo. Por ejemplo, cuando reprocha al Gobierno «más feminista de la historia» que las agresiones sexuales no dejan de crecer. Muy duro también con la política exterior respecto a Marruecos y Gibraltar. Tamames reclama un pacto para la concordia y aboga por la recuperación del consenso.

El tono de Tamames es cansino. Su discurso tiene mucho fondo, pero hace falta tener alguna capacidad oratoria al pronunciarlo y el profesor ya no la tiene. No parece dar más importancia a unas cosas que a otras. Una intervención así no ayuda a captar la atención del público por más valor que pueda tener lo que se dice.
Sánchez se ríe del anciano profesor cuando dice que «todos estamos probablemente un poco cansados» a causa de que haya tenido que esperar más de dos horas y media a empezar para que Sánchez se explayara contra la intervención de Abascal. El presidente del Gobierno ni siquiera respeta la edad de su candidato alternativo.

Cada vez que la televisión enfoca a un ministro se le ve de risitas con el de al lado o mirando el móvil. El Congreso parece un patio de colegio. El propio presidente del Gobierno ignora a Tamames, de quien podría aprender mucho, y se pone a mirar al tendido o a hablar con Calviño. Otra oportunidad perdida de Sánchez.

La dura crítica de Tamames a los sindicatos pone en evidencia el silencio manso de UGT y CC.OO. ante los desmanes del Gobierno. Pero toca la médula espinal del sanchismo cuando esgrime el coeficiente de Gini y deja en evidencia la desigualdad que están generando las políticas económicas impulsadas por el presidente. Tamames remata el golpe al remarcar la «profunda aversión» de Sánchez a los empresarios

Llama poderosamente la atención el silencio casi reverencial que guardan todos los aludidos en el discurso de Tamames. Ni los ministros que vociferan contra los empresarios ni los separatistas que han hecho de la confrontación su 'modus vivendi' gesticulan cada vez que les señalan. Me jugaría dinero a que de ser cualquier otro el que les leyera estas verdades no le dejarían ni acabar el párrafo.

Tamames le canta a Sánchez las verdades del barquero: le acusa de no respetar la división de poderes, reclama dejar la historia a los historiadores, recuerda que «la autodeterminación no existe», denuncia el uso y abuso del decreto-ley, carga contra la ocupación y la inseguridad jurídica y esgrime la corrupción socialista con el Tito Berni a la cabeza. El viejo profesor coloca a Sánchez ante el espejo de sus vergüenzas.

Buen comienzo de Tamames recordando –quizá incluso ilustrando– al Gobierno y sus apoyos de dónde viene él. Lecciones de democracia, ni media. Pero tampoco hoy va a perder Tamames la ocasión de hacerse elogios a sí mismo. Tamames en estado puro. «La autodeterminación no existe». Brillante. Ilustra a los diputados independentistas sobre lo que se acordó en la constitución vigente.

Buen comienzo de Tamames recordando –quizá incluso ilustrando– al Gobierno y sus apoyos de dónde viene él. Lecciones de democracia, ni media.

Ramón Tamames merecía un respeto que el Congreso no le ha dado. El discurso del candidato debió haber sido en la tribuna o, como mínimo, desde el lugar en el que suele hablar Echenique. El asiento de Abascal no es lugar para un discurso de moción de censura, ya que una parte de los diputados ni le ven.

Sánchez ha pasado por alto directamente las cuestiones de fondo que han provocado la moción de censura. Los casi mil agresores sexuales beneficiados por la ley del 'solo sí es sí', su entrega al secesionismo, la reforma de los delitos de sedición y malversación a medida de sus socios, el rodillo para la imposición de leyes ideológicas, la corrupción de los casos ERE o Tito Berni… Sánchez esquiva las cuestiones esenciales y trata de aprovechar el debate para hacer un mitin electoral ante su acusada caída en las encuestas. Salvo en la del CIS, claro.

Realmente nuestro sistema de moción de censura tiene algún fallo cuando el candidato va a tardar más de dos horas y media en poder tomar la palabra.

El guion de la moción de censura se está cumpliendo dentro de lo previsible. Llevamos dos horas de debate y el candidato a la presidencia, Ramón Tamames, aún no ha pronunciado su discurso. Sánchez dispara contra PP y Vox y hace un largo discurso de autobombo de carácter marcadamente electoralista. Dibuja un panorama idílico de su gestión frente a la «nada» que plantea Vox. Intervención al más puro estilo del marketing cocinado en la Moncloa.

Ojo a un dato que no es fácil interpretar: no hemos visto a Ramón Tamames aplaudir a Santiago Abascal en ningún momento. Ni cuando la bancada de Vox interrumpía su intervenciones, ni al terminarlas.

Si Pedro Sánchez está preocupado por el coste económico de esta moción de censura, podría empezar por ajustar su Gobierno, el más grande y más caro de las últimas décadas. Es una incongruencia más a su historial, como las lecciones de ecologismo al tiempo que se sube al Falcon para ir al concierto de Serrat. No sé si Tamames tenía por costumbre seguir las sesiones de control o los plenos del Congreso, pero debe estar sorprendido (para mal) con el nivel presente. ¡Y aún no han hablado los socios!

Sánchez es incapaz de rebatir nada de lo que le dice Abascal. El presidente de Vox ha demostrado que tampoco había escuchado su discurso y que traía la réplica escrita. Hablar, como ha hablado Sánchez de la furia de Abascal es no haberle escuchado antes de escribir la réplica. Ha sido una de las intervenciones más pausadas y tranquilas de Abascal en toda su historia como diputado.

Llevamos más de dos horas de moción de censura y es un día más en el Congreso. Rifirrafes continuos entre Abascal y Sánchez y todavía no hemos escuchado al candidato, que debería ser el protagonista hoy.