Los restos de Primo de Rivera salen del Valle de los Caídos después de 64 años

Los restos de José Antonio Primo de Rivera ya han salido del Valle de los Caídos. Tras varias horas de trabajo en el interior de la basílica, la comitiva que acompaña al féretro con el cuerpo del fundador de Falange abandonaba la sierra madrileña poco antes de la una del mediodía.

Al contrario de lo que ocurrió con Franco, el proceso se ha llevado en la más absoluta intimidad y sin presencia de medios ni de miembros del Gobierno de Sánchez. Una fuerte presencia policial ha escoltado la salida del coche fúnebre de Cuelgamuros, donde esperaba una multitud de periodistas desde primera hora de la mañana. Allí también aguardaban un pequeño grupo de simpatizantes de la Falange que han acompañado la salida del cuerpo entre gritos en favor y recuerdo de José Antonio.

Coincidiendo con el 120º aniversario de su nacimiento, y por petición expresa de la familia para evitar otro acto propagandístico del Ejecutivo, el cuerpo de José Antonio Primo de Rivera ha salido del Valle después de 64 años. Antes, el prior Santiago Cantera ha oficiado un responso ante las cerca de 80 personas que estaban presentes en el interior de la basílica. Sobre las 6 de la mañana comenzaban los trabajos para retirar la lápida de 3.500 kilos de granito que cubrían su tumba. Responsables de Patrimonio Nacional han seguido todo el proceso.

Su cuerpodes cansará ahora en el cementerio de San Isidro, en Madrid. Allí reposan otros miembros de su familia, como sus hermanos Miguel y Pilar. Además, en el mismo sacramental están enterradas figuras históricas de España como Antonio Maura, jefe del Partido Conservador, o el teniente Diego de León.

Una víctima de la Guerra Civil

Primo de Rivera fue fusilado en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936. Condenado por un tribunal de la Segunda República formado por milicianos, el fundador de Falange fue arrojado a una fosa común después de su ejecución y tras pasar en prisión sus últimos ocho meses de vida, siendo encarcelado en Madrid mucho antes del golpe de julio.

Se considera a José Antonio una víctima de la Guerra Civil. Pese a ello, y de acuerdo con el artículo 54 de la criticada Ley de Memoria Histórica, aunque podría seguir descansado en el Valle de los Caídos, no podía permanecer en un lugar «destacado», como son los pies del altar mayor de la basílica.

Este será el quinto entierro de José Antonio. Tras caer en la fosa de Alicante, con el avance de la contienda, fue trasladado a un nicho de la ciudad y de allí, acabada la Guerra Civil, al Escorial, a donde fue trasladado a hombros de falangistas durante diez días en 1939. Con las obras del Valle de los Caídos avanzadas, Franco trasladó allí sus restos en 1959.