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13 de septiembre de 2024

Fotografía de la familia Barrio

Fotografía de la familia Barrio

Sucesos

El sospechoso del histórico triple crimen de Burgos: «Ya me tienen otra vez por los pelos»

Hoy ha prestado declaración en el juzgado el testigo protegido: se trata de un preso que compartió celda con Ángel Ruiz, el principal sospechoso de la masacre de Burgos, en junio de 2004

el triple crimen de Burgos ocurrió en junio de 2004. El autor se hizo con la llave de la casa de la familia Barrio y pasadas las cinco de la madrugada entró en el domicilio sin hacer ruido. Sorprendió a los moradores mientras dormían: primero apuñaló con saña a Salvador Barrio, el padre de familia, después a Julia Dos Ramos, su mujer, que apenas se defendió, y más tarde a su hijo, Álvaro, de tan solo 12 años de edad.

El misterio y las dudas han envuelto siempre este crimen. Hubo un tiempo que la Policía creyó que el autor del triple asesinato era Rodrigo Barrio, el hijo superviviente. En el momento de la masacre, él estaba interno en un colegio de la provincia a 70 kilómetros de distancia. En 2007 le detuvieron, pero las pruebas que se aportaron contra él fueron inconsistentes y ni la fiscalía ni Su Señoría quisieron tirar hacia delante.

Salvador Barrio, en el momento de su muerte, era alcalde de La Parte de Bureba un pequeño pueblo de Burgos. Allí fue enterrado. Al día siguiente, las paredes de su panteón aparecieron forradas de pintadas hechas con ceras de colores con graves insultos. La investigación logró determinar que el autor fue un tal Ángel Ruiz, alias Angelito, vecino del pueblo que odiaba a la familia Barrio.

En agosto de 2011 en ese minúsculo pueblo fue asesinada una mujer mayor, Rosalía Martínez. Demasiadas muertes. Un coche la embistió y se dio a la fuga. Abel Amado, sargento de homicidios de Burgos, junto a su equipo, logró resolver el caso. Averiguaron que Angelito había sido el asesino. Una de las principales pruebas fue un pelo. El sospechoso dijo que nunca había estado en el interior del coche con el que se atropelló a Rosalía, sin embargo, dentro encontraron un cabello de Ángel Ruiz. Había muchas más pruebas que sumadas al folículo lograron su condena: 18 años de prisión.

Durante su estancia en la cárcel, en la que sigue preso, un recluso se ganó su confianza y empezó a escuchar cosas muy sospechosas en torno al crimen de Burgos. Detalles que situaban a Angelito en el centro de las sospechas. Ese preso, testigo protegido, en libertad desde hace tiempo, es quien ha prestado declaración hoy.

Mientras estuvo en prisión publiqué un artículo en que se informaba que la Policía Nacional iba a analizar, con técnicas más modernas, unos cabellos encontrados en el domicilio donde se produjeron los crímenes y en el coche de la familia Barrio. Al conocer la noticia, el principal sospechoso, muy enajenado, dijo: «Me cago en la puta ya tienen pelos otra vez», probablemente refiriéndose a su condena en el asesinato de su vecina Rosalía.

Según consta en el atestado de la Policía, el testigo protegido «recuerda una conversación mantenida unos días después de la publicación del artículo, en la que Ángel le mencionó un vehículo, marca y modelo Audi A4 de color blanco, el cual pertenece a la familia Barrio Espinosa y se encuentra supuestamente decomisado por parte de la Policía desde hace muchos años. En el transcurso de la conversación, Ángel le transmitió su preocupación a este respecto, temiendo que la policía pudiera haber encontrado alguna evidencia en el vehículo, llegando a decirle «Si el coche está destrozado, ¿por qué no van a estar destrozadas las pruebas de ADN?». El testigo protegido, a continuación, le pregunta el motivo de su nerviosismo, ya que no debería tener nada que temer si no es el autor de los hechos, respondiéndole Ángel: «Es que yo no he dicho que yo no haya sido».

El atestado continua: «nos días más tarde, el testigo protegido, observando el gran nerviosismo que seguía mostrando Ángel, inició una conversación, en la que le dijo que estuviera tranquilo, que la Policía ya detuvo al hijo mayor de la familia asesinada (Rodrigo) por ser el autor de los hechos, a lo que respondió Ángel: 'El niño no fue'. El testigo le preguntó cómo podía estar tan seguro de ello, que él no pondría la mano en el fuego ni por su hermano, volviendo a responder Ángel: 'Ya te digo yo que el niño no fue'. Igualmente, quiere indicar que últimamente Ángel tiene una frase recurrente que es: «Ya me tienen otra vez por los pelos». Intentando el testigo protegido tranquilizarle, diciéndole que si no ha estado allí no tiene por qué temer nada, que no puede haber pelos suyos, pero aun así Ángel mantiene el mismo pensamiento de que la Policía tiene pelos suyos que le vinculan con los asesinatos de la familia Barrio».

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