La crónica política
La gran batalla de Vox contra Unidas Podemos: ¿quién será más decisivo el 28 de mayo?
Los resultados de ambos dictarán sentencia sobre la supervivencia de Sánchez o el final de ciclo del sanchismo. El PSOE y el PP dependen en buena medida de lo que pase a su izquierda y a su derecha
La campaña de las elecciones municipales y autonómicas enfila su recta final. Aunque, irremediablemente, casi de seguido España se zambullirá en otra, la de las generales, la batalla final de diciembre entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
Todas las campañas se parecen y se diferencian el algo. Lo que hace particular a ésta es que los dos grandes partidos, el PSOE y el PP, dependen en buena medida de lo que pase a su izquierda y a su derecha, respectivamente. «El bipartidismo se ha acabado y no va a volver», proclama un miembro de la dirección morada.
Los resultados de Unidas Podemos y de Vox dictarán sentencia sobre la supervivencia de Sánchez o el final de ciclo del sanchismo. Y el 5 % en el que se sitúa el listón entre el ser o no ser, entre entrar o no en los ayuntamientos y parlamentos regionales, se ha convertido en la cifra más invocada.
En votos, todo apunta a que Vox tendrá mejor resultado que Unidas Podemos y se quedará con la tercera plaza
Cuantitativamente, todo apunta a que Vox obtendrá mejor resultado que Unidas Podemos. Pero, ¿cuál de las dos formaciones será más decisiva en el reparto de poder territorial? La cuestión es crucial, porque en los próximos meses habrá dos grandes duelos, de cara a las generales: uno entre Sánchez y Feijóo; otro entre Vox y Sumar (con Unidas Podemos dentro, previsiblemente) por la tercera posición del podio de las generales.
De la importancia de este segundo combate da buena cuenta el barómetro que el CIS publicó el miércoles, y en el que José Félix Tezanos asomaba la patita por primera vez al colocar a Yolanda Díaz 1,7 puntos por delante de Santiago Abascal. Un sorpasso clave para que Sánchez pueda seguir en la Moncloa –como ha venido contando El Debate– pero que, en la actualidad, ningún otro sondeo pronostica. De hecho, todos los demás sitúan a Vox muy sólido en la tercera plaza.
Dos factores sorpresa
Dos factores sorpresa han irrumpido con fuerza en esta contienda electoral. Uno es Bildu y sus muertos –ajenos– en el armario, que han removido las entrañas y la memoria del electorado de centro derecha. Los socialistas llevan desde el miércoles intentando pasar página. Por el daño electoral que pueda hacerles, pero, sobre todo, por temor a que mejore las ya de por sí buenas perspectivas de los de Abascal.
Así lo ha reconocido esta semana el equipo del presidente del Gobierno, conscientes como lo son en la Moncloa y Ferraz de que a Vox suelen sentarle bien las campañas electorales, como en Castilla y León, en Cataluña y, antes, en la repetición de las generales en noviembre de 2019. Con la excepción reciente de las elecciones andaluzas, donde por méritos ajenos y errores propios no obtuvieron el resultado previsto.
El PP va a necesitar a Vox para certificar el cambio en La Rioja, que todas las encuestas dan por hecho. También para desbancar a Miguel Ángel Revilla y sus socios del PSOE en Cantabria. Y para que el popular Jorge Azcón tenga opciones de sumar en Aragón. El resultado de los de Abascal será decisivo en Castilla-La Mancha, donde Emiliano García-Page se juega el todo o nada, dada la incomparecencia de Podemos en los sondeos: o mayoría absoluta u oposición; o puerta grande o enfermería.
En Baleares, la popular Marga Prohens va muy por delante de la socialista Francina Armengol en los sondeos, pero necesita que el último empujón se lo dé Vox. A nivel municipal, Vox será clave para que la moneda en el Ayuntamiento de Valencia caiga del lado de la derecha. Y para que José Luis Martínez Almeida pueda seguir al frente del de Madrid.
La resurrección de Podemos
El otro factor sorpresa de esta campaña es la resurrección de Podemos, cuando muchos daban por difunto al partido del omnipresente Pablo Iglesias. Ni ellos confiaban en sí mismos: de ahí que pelearan por cerrar, antes de mayo, un acuerdo con Yolanda Díaz para las elecciones generales, previendo que sus malos resultados en estos comicios con tintes de primera vuelta les hicieran perder peso en una negociación futura para su integración en Sumar. O coalición, como ellos prefieren llamarlo.
Los morados han decidido pisar todos los charcos e ir al choque contra todos para movilizar a su electorado, y no les está yendo mal en los últimos sondeos. De la ley del 'solo sí es sí' a la reforma del Código Penal para perseguir a Desokupa, pasando por la propuesta de crear un supermercado público que tire a la baja de los precios y la polémica campaña contra Isabel Díaz Ayuso utilizando la cara de su hermano.
De Unidas Podemos y su entrada en la Asamblea de Madrid dependerá que la presidenta madrileña obtenga la mayoría absoluta o no, pero no solo. En las manos de los morados está también el destino de Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, en la cuerda floja. Y el de Guillermo Fernández Vara en Extremadura, que perderá la mayoría absoluta con toda probabilidad, pero puede encadenarse a la Presidencia si Unidas Podemos mantiene prietas las filas de la izquierda.
Unidas Podemos, tan vilipendiada por Sánchez en los últimos meses, también va a ser necesaria para que el socialista Ángel Víctor Torres pueda conservar el Gobierno de Canarias. Y para que el asturiano Adrián Barbón, que encabeza las encuestas, mantenga el suyo a flote, ante el crecimiento del PP (insuficiente, no obstante, para desbancarlo). Y en ayuntamientos, los morados pueden ayudar al PSOE a conservar dos importantes: el de Sevilla –perderlo sería una catástrofe para los socialistas– y el de Valladolid.
En estos días que restan veremos a los candidatos que van por delante en comunidades y ayuntamientos jugar a amarrar el resultado, a no perder un solo voto, y a los que van por detrás arriesgar algo más para cambiar el marcador in extremis.