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Carles Puigdemont, en Bruselas

Carles Puigdemont, en BruselasEFE

¿Más cerca o más lejos?

El PSOE lee entre líneas a Puigdemont e interpreta que se está ablandando y pactará

Los socialistas deducen que el líder de Junts está dispuesto a negociar porque «solo» ha puesto la amnistía como condición para la investidura, no el referéndum

14 de octubre de 2019. Después de que el Tribunal Supremo comunicara la sentencia del juicio del procés, Pedro Sánchez compareció en la Moncloa para rechazar los indultos a los líderes del 1-O y prometer el «íntegro cumplimiento de las penas». Entonces era presidente en funciones, como ahora, y estaba en campaña para la repetición electoral del 10 de noviembre.

22 de junio de 2021. El Consejo de Ministros aprobó los indultos a nueve condenados por sedición y malversación, Oriol Junqueras entre ellos. Una semana después, Sánchez compareció en el Congreso y cerró toda puerta a una amnistía futura. También, a un referéndum de autodeterminación. «Si hablamos de la autodeterminación y la amnistía, evidentemente el recorrido es el que es (...). Hacer política no es instalarse en las posiciones maximalistas».

Subidos los peldaños de los indultos y de la derogación del delito de sedición, Sánchez ya arquea ya rodilla para ascender el tercero, el de la amnistía. Y tendrá que ser rápido, porque Carles Puigdemont la puso este martes como exigencia previa para negociar. Ni siquiera como exigencia para la investidura en sí, que tendrá que ser antes del 27 de noviembre, la fecha límite para la disolución automática de las Cortes.

El presidente y su equipo esperaban del presidente de Junts una señal que les confirmara si realmente tiene intención de pactar o está decidido a abrir la caja de Pandora de una repetición electoral. Y creyeron verla cuando Puigdemont renunció a vincular un referéndum de autodeterminación con la investidura. De ahí que el optimismo reine en las filas socialistas, porque creen que el prófugo ladró pero no mordió en su comparecencia desde Bruselas. Insisten en que el mensaje es el que lanzó Sánchez en el Ateneo el lunes: «Tengo confianza plena en que el acuerdo se puede, se debe y se va a alcanzar», afirmó.

Sánchez se ha marcado el límite del referéndum en este momento, pero por pura estrategia

El referéndum es el límite que se ha marcado Sánchez en este momento por pura estrategia, como ha venido contando El Debate. Si Junts mantuviera ese requisito para girar la llave y arrancar el motor de la legislatura, el candidato del PSOE convocaría nuevas elecciones. ¿Cuál sería el leitmotiv de su campaña? que fue magnánimo con el secesionismo catalán y estuvo dispuesto a borrar la página del 1 de octubre de 2017 y sus consecuencias penales, pero que a su vez no cedió acerca de la integridad de la nación española.

Ahora, la amnistía. La consulta a la ciudadanía catalana, que es como prefieren llamarla los socialistas, para más adelante. Que haberla la habrá, según confirmó el líder del PSC allá por el mes de diciembre, justo después de que las Cortes aprobaran la derogación del delito de sedición del Código Penal y la rebaja de la malversación. «No habrá autodeterminación, pero sí consulta a los catalanes (…). Una consulta para ratificar un acuerdo al que hayamos podido llegar los partidos políticos catalanes», sostuvo Salvador Illa entonces en una entrevista, aludiendo a un nuevo Estatut. Ése sería el caballo de Troya, validado en el futuro por ese Constitucional de mayoría progresista. O sanchista, según dicen en el PP.

Para los populares, por el contrario, la intervención de Puigdemont pone aún más cuesta arriba la investidura a Sánchez. Puesto que, entre otras cosas, obliga al líder socialista a pasar por el aro de reconocer la legitimidad del 1 de octubre, cuando el PSOE –con él al frente– votó a favor de la aplicación del artículo 155 en Cataluña el 27 de octubre de 2017. Alberto Núñez Feijóo ya adelantó ayer su próximo movimiento: insistir en la abstención del PSOE a un Gobierno del PP en solitario. Una opción para la que este martes obtuvo el beneplácito de Santiago Abascal, aunque sea extremadamente improbable.

Alberto Núñez Feijóo, este martes en el Congreso

Alberto Núñez Feijóo, este martes en el CongresoEFE

Una vez oído Puigdemont, en el PSOE tratan de recuperar las riendas de la negociación. Aún les dura el malestar con Yolanda Díaz por reunirse con el huido en el Parlamento europeo sin pedir permiso a su socio de Gobierno. Acusan a la vicepresidenta segunda de buscar un protagonismo que, en este momento, no le corresponde a ella. Aunque Díaz reme a favor de la investidura de Sánchez, al fin y al cabo.

«Discreción»

En la Moncloa y en Ferraz apelan a la discreción en sus contactos con el independentismo para no dar pasos en falsos. De momento son extraoficiales, porque reiteran que ahora es el turno de Feijóo, que es el candidato a la investidura. Quieren que, una vez que el fracase y el Rey encargue la investidura a Sánchez, todo vaya muy rápido. Tan rápido como para ser investido presidente del Gobierno a mediados de octubre, aunque sería mucho correr.

Entre medias, ¿hay tiempo material para aprobar una amnistía? Mediante un proyecto de ley orgánica del Consejo de Ministros, no. Un Gobierno en funciones no puede aprobar un proyecto de ley así, pero es que tampoco querría. La herramienta que pretende utilizar Sánchez es la de la proposición de ley del grupo parlamentario socialista, que ahorra tiempo y trámites, como desveló este periódico. La proposición de ley fue el mecanismo que el PSOE y Unidas Podemos emplearon el pasado noviembre para derogar la sedición, y su tramitación parlamentaria y aprobación duró solo 42 días. Pedro Sánchez tiene aún más de dos meses y medio de margen.

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