El teatro de la investidura
Junqueras desvela que el PSOE lleva más de un mes ocultando el pacto de la amnistía
El líder de ERC desbarata en una mañana dos meses de evasivas y largas cambiadas de los socialistas. Estos responden de forma errática: primero no lo desmienten; después de varias horas sí
Oriol Junqueras viajó este martes expresamente desde Barcelona hasta Madrid para señalar el elefante en la habitación de Pedro Sánchez: la amnistía, la palabra que los socialistas llevan dos meses resistiéndose a pronunciar pero que es la clave de bóveda de las negociaciones para la investidura del presidente en funciones.
El líder de Esquerra se personó ante las puertas del Congreso y allí aseguró que ya tienen pactada la amnistía con Sánchez. Es más: que lo está desde hace más de un mes, cuando llegaron a un acuerdo con el PSOE para votar a la socialista Francina Armengol como presidenta de la Cámara Baja, el 17 de agosto. «Estamos convencidos de que si el acuerdo existente en este momento ya incluye la amnistía es evidente que el acuerdo deberá incluir la amnistía», sostuvo.
Junqueras también anunció que ERC no renunciará a la vía unilateral ni tampoco mostrará arrepentimiento por el referéndum ilegal. «No entendería que nadie deba arrepentirse de aquello que en ningún momento ha constituido un delito. Votar en ningún caso es delito», añadió.
Las palabras de Junqueras provocaron una fuerte sacudida en las filas socialistas, con Sánchez a más de 5.700 kilómetros, de viaje en Nueva York para participar en la 78º Asamblea General de Naciones Unidas. Y pillaron con el pie cambiado a la portavoz del Gobierno, que a media mañana se limitó a despejar el balón desde la Moncloa: «Para hablar de investiduras yo les recuerdo que la que está pendiente no es la del señor Sánchez, sino la del candidato del PP», respondió Isabel Rodríguez, sin confirmar ni desmentir. Esta vez la portavoz no tenía a José María Aznar de parapeto, como el martes de la semana pasada.
«Quien calla, otorga», señaló la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, que pidió explicaciones a Sánchez. «Mientras entretienen a los españoles con traducciones entre diputados que hablamos la misma lengua, pactan con prófugos», añadió, en alusión a la reforma del reglamento del Congreso que el Pleno debatió este martes, aplicada dos días antes de votarse.
«Yo desconozco ese acuerdo y si existe y se firmó debe ser público y conocido», afirmó retador Miquel Iceta desde la Cámara Baja, enredando aún más a su partido en la madeja de la confusión. «No me consta ningún pacto», añadió otra ministra catalana desde Bruselas, Raquel Sánchez.
La reacción tardía del PSOE
Una vez terminado el Pleno en el Congreso, el PSOE trató de salir del embrollo. Desde la dirección del partido desmintieron categóricamente –ahí ya sí– a la prensa que los socialistas hayan pactado la amnistía con Junqueras. Y enmarcaron sus declaraciones en el pulso entre ERC y Junts por liderar las negociaciones con el Gobierno. Sin embargo, en Barcelona la portavoz de la Generalitat, Patrícia Plaja, corroboró la versión de Junqueras al dar por descontada la amnistía nuevamente.
Yolanda Díaz es una entusiasta de la amnistía y, a diferencia de los socialistas, habla de ella con claridad
Hasta ahora, los únicos que han hablado claramente de la amnistía son los independentistas y Sumar, pero no el PSOE. Yolanda Díaz habla de ella sin parar, e incluso la ha vinculado a un «pacto histórico» en el que también deberían estar los empresarios, los sindicatos y la sociedad civil. Aunque el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, le replicó que el lunes que ellos están en contra de la amnistía y el líder de UGT, Pepe Álvarez, prefirió no pronunciarse hasta que haya algo tangible.
Por el contrario, los socialistas mantienen una calculada ambigüedad, sin mencionar la amnistía y remitiéndose constantemente a la Constitución como «marco» y «límite» para cualquier acuerdo. Pero, bajo cuerda, se sabe que están negociando con Junts y ERC y que llevan haciéndolo todo el verano. E incluso que ya tienen la fórmula legal para que la amnistía no tenga que pasar por el Consejo de Ministros y vaya por la vía rápida: que sea tramitada como proposición de ley del grupo parlamentario socialista y no como proyecto de ley del Gobierno, como desveló El Debate el 26 de agosto.
La credibilidad de Sánchez y Junqueras
Aunque los socialistas desmientan al líder de ERC por activa y pasiva en las próximas horas, la versión de Junqueras es siempre la que se ha acabado cumpliendo. Cuando negoció la anterior investidura de Sánchez, a finales de 2019, aseguró que habría una mesa de negociación entre gobiernos. Y la hubo la pasada legislatura.
El pacto que suscribieron socialistas y republicanos en enero de 2020 sirvió para constituir una «mesa de diálogo, negociación y acuerdo entre gobiernos». En aquel documento, fechado el 2 de enero, ambas partes ya abrían la puerta a una consulta futura: «Las medidas en que se materialicen los acuerdos serán sometidas en su caso a validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Catalunya, de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político», según el mismo.
Frente a la claridad del líder de ERC, Sánchez se ha caracterizado en los últimos años por sus «cambios de opinión», que es como los define él. Prometió volver a tipificar como delito la convocatoria de referéndum ilegal, que los cabecillas del procés cumplirían íntegramente sus penas y traer a Puigdemont ante la Justicia. Y lo que ha hecho hasta ahora ha sido derogar el delito de sedición, rebajar el de malversación e indultar a nueve condenados por el referéndum ilegal.
A pesar de la falta de claridad de la cúpula socialista, el desgarro provocado en el PSOE por la amnistía –aun sin estar concretada– es cada vez mayor. Precisamente este miércoles, las principales voces críticas se darán cita en la presentación del libro de Alfonso Guerra en Madrid, que contará con la intervención de Felipe González. Entre el público no habrá nadie de la dirección actual, pero sí dos de los protagonistas de los últimos días: Nicolás Redondo Terreros, expulsado del partido la semana pasada, y Joaquín Leguina, al que el PSOE echó en diciembre.