Sánchez desgasta la palabra «progresista»: la usó 9 veces en 11 minutos tras verse con el Rey
El líder socialista recurre a menudo a este adjetivo para vender sus políticas como «avances»
Progresista suena bien. Es el adjetivo que deriva de progreso, que recuerda a avance. Los socialistas lo saben y llevan años adoptándolo como un mantra en sus discursos. Tanto que hay veces que incluso lo desgastan, como Pedro Sánchez, que en su último discurso tras verse con Felipe VI lo utilizó 9 veces en 11 minutos bajo diferentes repetidas fórmulas: «gobierno progresista», «gobierno de coalición progresista» o «políticas progresistas».
Aunque este es solo el ejemplo de un día, el empleo del término por parte del líder socialista es una constante desde hace años en sus discursos. ¿Cuál es el objetivo?
La estrategia de comunicación pasa por repetir el término «progresista» hasta la saciedad para lograr dos fines: que los ciudadanos asocien a Sánchez y a la marca PSOE con progreso y por tanto, mejora en su calidad de vida; y para marcar una diferencia clara con sus oponentes, los partidos de derecha. Progresismo es antónimo de conservadurismo y Sánchez vertebra sus ideales colocando al PP y Vox en el lado contrario del progreso. De hecho incluso les asocia con adjetivos como «involución» tal y como pronunció en su discurso del pasado martes.
No obstante, el empleo del término progresista no es nada novedoso. Ha sido empleado por los diferentes partidos de izquierda o centroizquierda españoles desde la llegada de la democracia. El PSOE de Felipe González primero y UPyD, Ciudadanos y Podemos después, se han definido todos así mismos como partidos de progreso.
¿Un avance social?
El líder socialista aseguraba el pasado martes que había aceptado el encargo de su Majestad el Rey «con ilusión» para ser el candidato a presidir el Congreso de los Diputados. «Lo hago con ilusión de saber todo lo que España puede avanzar en estos cuatro años con un Gobierno progresista», indicaba en su primer empleo del término «progresista» al que le seguirían ocho más junto a dos usos del sustantivo «progreso». ¿Pero qué estaba prometiendo concretamente Sánchez con estas palabras?
Entre las principales luchas que un partido definido como progresista adquiere son el feminismo, el ecologismo, el antirracismo o la diversidad sexual. Unos movimientos sociales que están actualmente de moda, que el pasado Gobierno de coalición con Podemos llevó a cabo de forma abanderada y que, en algunos casos, se ha puesto en duda seriamente si han supuesto un avance social.
Cabe recordar que la ley feminista del 'solo sí es sí' ha beneficiado ya a más de 1.200 agresores sexuales condenados que han visto rebajadas sus penas o que la ley trans está provocando mucha controversia al permitir que cualquier persona pueda cambiar su sexo al instante en el Registro Civil. Lo mismo ocurre con la ley de eutanasia o la ley del aborto, ambas contrarias a la vida, y que esta última ha rebajado hasta los 16 años la edad de las jóvenes que quieran abortar sin necesidad de contar con el consentimiento paterno. O, entre todos los hitos, tampoco hay que dejar de recordar la aprobada ley de bienestar animal que por querer sobreproteger a los animales y meter en el mismo saco los derechos de las mascotas con los del resto de animales han puesto en pie de guerra a cazadores, ganaderos y trabajadores del mundo rural en general al ver amenazados sus modos de subsistencia.