Casi todo por decidir
El Consejo de Ministros entra en ebullición: los fijos, los sentenciados y los que están en la cuerda floja
El acuerdo entre Sánchez y Díaz ha disparado las quinielas. Solo ellos dos tienen el puesto asegurado. Montero, Belarra y Garzón son fijos para salir, y el futuro de Grande-Marlaska es oscuro
Aunque no conviene vender la piel del oso antes de cazarlo, el acuerdo de Gobierno suscrito entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz ha reavivado las quinielas acerca de la formación del futuro Consejo de Ministros. Siempre y cuando el candidato socialista consiga ser investido presidente de nuevo, algo que él mismo dio por hecho este miércoles.
Hay muchas incógnitas, pero al menos tres certezas. En primer lugar, que los únicos dos puestos asegurados en ese hipotético segundo Ejecutivo de coalición son los de Sánchez y Díaz, que seguirá siendo vicepresidenta y ministra de Trabajo. Del resto puede caer cualquiera. En el verano de 2021, el presidente ya demostró que para él no hay intocables. Lo hizo cuando sacrificó de golpe a su entonces vicepresidenta primera, Carmen Calvo, al ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y a su jefe de Gabinete, Iván Redondo.
En segundo lugar, que ni Irene Montero, ni Ione Belarra, ni Alberto Garzón seguirán llevando la cartera ministerial. Por más que Podemos presione en vano para que Montero siga como ministra de Igualdad. Belarra al menos conservará su escaño de diputada esta legislatura, Montero ni eso. Tampoco Garzón, aunque en su caso fue él quien renunció a ir en las candidaturas, motu proprio.
Y en tercer lugar, que el nuevo Gobierno será algo más reducido que el actual, en dos o tres ministerios, mediante la fusión de alguno de los actuales. Cabe recordar que el Gabinete actual, con 17 ministerios del PSOE y cinco de Unidas Podemos, es el más mastodóntico desde el que presidió Adolfo Suárez en la legislatura constituyente.
La Vicepresidencia Económica
Uno de los grandes misterios es quién ocupará el puesto de Nadia Calviño si la vicepresidenta económica consigue hacerse con la Presidencia del Banco Europeo de Inversiones, imponiéndose a la candidatura de la danesa Margrethe Vestager. Calviño es una de las pocas supervivientes del primer Ejecutivo de Sánchez, el que resultó de la moción de censura de 2018, y en no pocas ocasiones ha sido quien ha frenado algunas de las propuestas más peregrinas de Unidas Podemos. Su sustituto, o sustituta, tendrá que culminar el desarrollo de los fondos Next Generation, cuyo impacto en la economía real está teniendo más sombras que luces.
De aquel primer Consejo de Ministros permanece también la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Sánchez está muy satisfecho con su labor, más después de que la semana pasada liderara el cierre de un acuerdo entre los Veintisiete para la reforma del mercado eléctrico. Salvo que manifieste al presidente su voluntad de no seguir, en el PSOE se inclinan por pensar que continuará.
En los mentideros políticos se especula con la salida del ministro del Interior, aunque no es la primera vez que a Fernando Grande-Marlaska se le da por amortizado y Sánchez acaba ratificándolo. No obstante, el cambio de ciclo le llega a Grande-Marlaska en un momento de debilidad, motivado por su controvertido papel en la crisis migratoria. Hay otro factor que juega en su contra: el hecho de que Sánchez se haya marcado como prioridad en su acuerdo con Sumar reformar la Ley de Seguridad Ciudadana. La legislatura pasada los socios lo intentaron y fracasaron, de lo que en parte se culpó a Grande-Marlaska.
María Jesús Montero y Félix Bolaños parecen tenerlo más fácil para continuar. Ambos forman parte del equipo negociador de la investidura de Sánchez, que a la vez está intentando lograr un acuerdo para los Presupuestos Generales de 2024. En privado, la ministra de Hacienda da por hecho que seguirá. De hecho, en esta legislatura se ha marcado como retos reformar el sistema de financiación autonómica y tender a cierta armonización fiscal entre comunidades.
¿Sobrevivirá Pilar Llop?
El Ministerio de Justicia se ha demostrado una silla eléctrica. Lo ocupó Dolores Delgado con gran controversia. Después se hizo cargo Juan Carlos Campo, que dejó de serle útil a Sánchez una vez redactados los indultos del procés. La duda es si la actual responsable, Pilar Llop, sobrevivirá a la ley de amnistía o en cuanto esté redactada Sánchez la dejará caer.
Sobre el Ministerio de Igualdad se posa una tremenda equis, puesto que ni siquiera está claro si seguirá siendo cuota de Yolanda Díaz o pasará a manos del PSOE. Los socialistas lo quieren, y en Sumar no hay excesivas ganas de dar la batalla por un Ministerio envuelto constantemente en controversias. Siempre y cuando reciban algo a cambio de cederlo.
Para Sanidad se lleva semanas especulando con el nombre de la líder de Más Madrid, Mónica García, aunque no convence a todo Sumar. La interesada fue preguntada al respecto este miércoles y no negó su disposición. En cambio, Ada Colau sí ha desmentido en las últimas horas que vaya a ser ministra de Vivienda. Pero es evidente que los Comunes tendrán un representante en el Gobierno, como lo es ahora el ministro de Universidades, Joan Subirats.
El ascendido
Siguiendo con el socio minoritario, se da por hecho el nombramiento como ministro del actual número dos de Belarra en el Ministerio de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Aunque procedente de Podemos, en los últimos meses se ha convertido en un colaborador imprescindible de Díaz, hasta el punto de que fue él quien lideró las negociaciones con el PSOE para reeditar la coalición.
En Transportes, Raquel Sánchez tiene bastantes papeletas para abandonar el barco. Porque su gestión ha tenido algunos fallos estrepitosos (véase el caso de los trenes que no cabían por los túneles de Cantabria) y como consecuencia del acuerdo que Sánchez ultima con el independentismo catalán para el traspaso de Rodalies (los Cercanías en Cataluña). No obstante, el PSC tendrá una representación importante en el nuevo Gobierno, dado su gran resultado en las pasadas elecciones generales.
Los socios de Sánchez quieren cobrarse la cabeza de Margarita Robles desde el caso de espionaje Pegasus. Hasta ahora el presidente no se la ha entregado, pero es uno de los dilemas a los que se enfrentará en la nueva legislatura. De Pilar Alegría se comenta que tiene un pie fuera del Ministerio de Educación, y que a cambio podría centrarse en su labor en el partido, donde actualmente ocupa la Portavocía. Más misterioso es el futuro del veterano Luis Planas y del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
De momento toca hablar de investidura y no de ministerios, pero inevitablemente las apuestas se han abierto.