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Pedro Sánchez, junto al primer ministro marroquí Aziz Akhannouch, ante un cuadro de Mohamed VI

Pedro Sánchez, junto al primer ministro marroquí Aziz Akhannouch, ante un cuadro de Mohamed VIAFP

Todo buenas palabras

Sánchez habla con el primer ministro marroquí ante los compromisos incumplidos de Mohamed VI

El presidente conversa por teléfono con Akhannouch para «impulsar la agenda bilateral ya acordada». Se refiere a que hay varios acuerdos suscritos en febrero que Marruecos no ha cumplido

Los «problemas de agenda» que adujo Pedro Sánchez para no asistir a las 19 horas a la cena informal en el Elíseo, a la que según la Moncloa sí le había invitado Enmanuel Macron, eran una conversación de teléfono. El presidente del Gobierno informó por la red social X de que a esa hora había mantenido una charla con el jefe de Gobierno del Reino de Marruecos, Aziz Ajanuch.

«Hemos coincidido en la importancia de la amistad entre España y Marruecos. Por ello, queremos impulsar la agenda bilateral ya acordada y explorar las nuevas oportunidades que ofrece esta relación renovada», según Sánchez.

Con su alusión a esa agenda bilateral «ya acordada» el presidente español se refiere a los acuerdos que ambos gobiernos sellaron en la Reunión de Alto Nivel celebrada en Rabat el pasado febrero, que sirvió para sellar la nueva etapa en la relación bilateral tras el cambio de postura de España respecto al Sáhara Occidental.

Sin embargo, diez meses después Marruecos no ha cumplido su parte en varios de ellos. Especialmente en el acuerdo referido a las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla. Se suponía que la apertura regular de las aduanas comerciales en Ceuta (donde no había) y Melilla (que llevaba cerrada cinco años por decisión de Marruecos) era una de las grandes contrapartidas que Sánchez había arrancado a Mohamed VI.

En teoría, el calendario debía concretarse en esa Reunión de Alto Nivel, en la que Mohamed VI plantó a la delegación española: ni siquiera estaba en Marruecos aquellos días. Sin embargo, el cónclave acabó sin fechas cerradas para las aduanas comerciales y la Moncloa se escudó en que había que ir poco a poco para no volver al «contrabando ni comercio atípico». A día de hoy, al Gobierno de España ya no le quedan excusas para disculpar a Marruecos.

Tampoco se sabe nada, casi un año después, de aquella visita oficial que el monarca alauita emplazó a Sánchez a hacer a Marruecos, en compensación por no haberle recibido en febrero. Afirmó Mohamed VI que «para fortalecer aún más las relaciones bilaterales, a través de acciones concretas marcadas por la eficiencia y proyectos tangibles en áreas estratégicas de interés común». Pero, a fecha de hoy, el rey vecino sigue sin estar disponible para Sánchez.

«A nadie sobre la faz de la tierra le cabe duda de que el presidente Sánchez y Mohamed VI tienen una magnífica relación». «Pedro Sánchez ya tiene muchas fotos con el Rey de Marruecos» y «estamos en una magnífica etapa» fueron algunos de los argumentos que dio el equipo del presidente español cuando el monarca marroquí le dejó plantado.

Diez meses después es evidente que no era un buen presagio. Sánchez ni siquiera ha cumplido con la tradición de que el primer país que visitan los presidentes españoles tras ser investidos es Marruecos, y no por desinterés suyo.

El mensaje de Sánchez en X termina con otro compromiso en teoría alcanzado con Akhannouch: «También promoveremos una relación más estrecha entre Marruecos y la Unión Europea».

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