Otro giro de estrategia
Sánchez quita hierro a la amnistía y bromea con Jorge Javier sobre el verificador salvadoreño
Durante la presentación de su segundo libro, el presidente del Gobierno sugiere al presentador de televisión que graben Supervivientes en el Salvador y no en Honduras: «Como tenemos mediador»...
«Hay proyecto político para largo», afirmó el uno. «En estos momentos están derramándose lágrimas de facha a raudales», añadió el otro, soltando una risotada. El primero era Pedro Sánchez. El segundo, Jorge Javier Vázquez.
Político y presentador -ahora en paro- compartieron este lunes escenario en la presentación del segundo libro del presidente del Gobierno, Tierra firme, con la periodista Ángeles Caballero como tercera y disidente. Porque ella fue la única que hizo a Sánchez alguna pregunta incómoda, aunque el líder del Ejecutivo tiene la suficiente mili como para escabullirse de cualquier cuestión que no esté en su guion.
Y en su guion de este lunes estaba soltar el titular sobre las polémicas declaraciones de Santiago Abascal al diario argentino Clarín, vaticinando que habrá un momento en el que «el pueblo querrá colgar de los pies a Sánchez». «Son de una extraordinaria gravedad. Son discursos inéditos en democracia. Quieren un país enfrentado y monopolizado por el discurso del odio. Hay que recordar que iba a ser el vicepresidente de España. Hoy Vox es importante porque el PP ha abierto la puerta de los gobiernos autonómicos», señaló Sánchez. Que es ahí, a Alberto Núñez Feijóo, adonde realmente quería llegar.
En el auditorio del Círculo de Bellas Artes había 14 ministros del Gobierno de España, incluida la vicepresidenta Yolanda Díaz. También Félix Bolaños, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska, Óscar Puente, Isabel Rodríguez, Pilar Alegría, Jordi Hereu, Fernando Clavijo, Ernest Urtasun, Diana Morant, Ana Redondo, José Luis Escrivá y Elma Saiz.
Todos ellos despejaron su agenda para escuchar a su jefe teorizar sobre las virtudes de la ley de amnistía y bromear con el verificador. «Tu programa sería Supervivientes», le dijo Jorge Javier, haciendo alusión a su legendaria resistencia. «Ése lo hacéis en Honduras, ¿no? Pues lo podéis hacéis en el Salvador, como tenemos un mediador…», respondió el presidente, en alusión al diplomático salvadoreño que está haciendo de verificador en la negociación entre el Gobierno -o el PSOE, tanto monta- y Junts.
«Hay que empezar a hablar de esas virtudes que tiene la ley de amnistía», aseguró el presidente, tratando de disimular la preocupación que hay en la Moncloa porque la pedagogía no les está funcionando esta vez. Él mismo concede este lunes a Telecinco su cuarta entrevista en diez días sin haber campaña electoral de por medio, algo insólito.
El líder del Ejecutivo aseguró con rotundidad que la amnistía «no se compadece con las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía», a pesar de las manifestaciones multitudinarias de este otoño. La prueba definitiva que dio para avalar su teoría es que la gente ha disfrutado masivamente del puente en un ambiente prenavideño. No mencionó que este martes la «ley de impunidad» -a decir de la oposición- será debatida en el Pleno del Congreso por primera vez.
A Sánchez se le vio relajado, hablando del meme de «perro sanxe», de la afición de su ministro Óscar Puente a bloquear en Twitter, choteándose de que había ido al acto en coche y no «en Falcon ni en Super Puma» y quejándose repetidamente de que la derecha le presente como una persona «aferrada al poder, sin escrúpulos, fría», enumeró. «Se han traspasado todas las líneas rojas. El nivel de insultos, descalificaciones y deshumanización con los progresistas no tiene parangón», denunció.
También presumió de su sintonía con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen -«tengo buena relación con ella», sostuvo-, se reafirmó en que en España existe «un problema de pluralismo político en los medios de comunicación» y cargó mucho, casi todo el rato, contra el PP por haber «claudicado» ante Vox, dejándose ganar la «batalla ideológica frente a la extrema derecha».
Lo que no quiso responder fue si en su mente está un tercer mandato, aunque dejó la puerta abierta y bien abierta. «No son tantos los años como las ganas», despejó a córner.