El «pacto encapuchado»
El primer pago de Sánchez a Bildu deja sin respuesta a Marlaska y pone al PNV en guardia
La entrega del Ayuntamiento de Pamplona a Otegi protagonizó la sesión de control al Gobierno en el Congreso, con unos ministros escurridizos. Salvo Puente, que habló por todos
Alberto Núñez Feijóo lo había bautizado como el «pacto encapuchado» desde mucho antes de que se supiera su contenido, porque el PSOE y Bildu se encargaron de mantenerlo en secreto desde el principio. Este miércoles, en plena resaca de un Pleno en el Congreso en el que el independentismo cantó bingo -se aprobaron la toma en consideración de la ley de amnistía y tres comisiones de investigación que habían exigido-, saltó la noticia en Pamplona: el PSN de María Chivite entrega la Alcaldía de Pamplona a Bildu. En lo que, para UPN, el PP y Vox, es el primer pago al partido de Arnaldo Otegi por la investidura de Pedro Sánchez.
La moción de censura en la capital navarra no solo se coló en la sesión de control al Gobierno en la Cámara Baja, sino que la protagonizó. A la entrada del hemiciclo, el líder del PP dio el primer titular de la mañana: «Este bochorno no se lo merece nadie», lamentó. «Dar a un partido heredero de ETA lo que no ha conseguido en las urnas», añadió Feijóo, porque fue UPN el partido que ganó las elecciones en Pamplona.
Uno tras otro, los diputados del PP y de Vox que intervinieron durante la sesión de control denunciaron lo que la portavoz de Vox, Pepa Millán, calificó como una alianza del PSOE con «el brazo político de ETA».
Alianza que, según la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, podría tener su continuidad el próximo año en el País Vasco, tras unas elecciones en las que es previsible que el PSE tenga la llave del gobierno. Gamarra se dirigió a los cinco diputados del PNV para aconsejarles que fueran «tomando nota»: «No vaya a ser que lo próximo sea que Bildu sea también lendakari en el País Vasco». Los aludidos protestaron en su escaño. A los diputados peneuvistas se les vio intranquilos, en guardia ante lo que esté por venir.
El diputado de Bildu Oskar Matute intervino en los compases iniciales del Pleno, con una pregunta a Nadia Calviño sobre la inflación. Pero no hizo una sola alusión, ni expresa ni velada, a lo que acababa de suceder en Pamplona. Por el contrario, siguió con su guion, hablando del empobrecimiento de la clase trabajadora por la subida continuada de los precios. La aún vicepresidenta económica trató a Matute con exquisita delicadeza y éste acabó deseando a Calviño «suerte en su nuevo cometido», en alusión a su marcha al Banco Europeo de Inversiones.
Los ministros interpelados sobre la moción de censura en la capital de Navarra hacían lo que podían para echar balones, hasta que llegó Óscar Puente y habló a las claras. Fue el único que lo hizo, tras una pregunta del nuevo líder del PP vasco, Javier de Andrés: «En pocos días habrá en España otra alcaldía más progresista en nuestro país, y una menos de derechas. Por tanto, yo le digo sin ningún complejo que no tengo ningún problema, ninguno, en que un partido progresista democrático de este país se haga con una alcaldía de una capital de provincia de España», afirmó el titular de Transportes.
Por el contrario, Fernando Grande-Marlaska estuvo esquivo con el diputado del PP Esteban González Pons, que provocó un silencio sepulcral en el hemiciclo cuando se dirigió al ministro del Interior en estos términos: «Usted tiene años acreditados, que yo le reconozco con honor, de lucha contra ETA. Habiendo luchado contra ETA como ha luchado, ¿entiende que ustedes, el Gobierno del que usted forma parte, le dé la Alcaldía a Bildu?, ¿de verdad está usted cómodo?, ¿tiene usted la conciencia tranquila?».
La respuesta de Grande-Marlaska no lo fue, en realidad: «Como luché contra ETA, como muchos ciudadanos, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, jueces, fiscales… la sociedad en general, luchamos contra ETA poniendo en riesgo nuestra vida. Por eso he hecho de la convivencia el elemento esencial. Por eso me siento orgulloso de que en estos cinco años la convivencia en España sea mejor, en Cataluña», sostuvo.
La mañana dejó, además, un tenso duelo de esgrimistas entre el ministro Félix Bolaños y la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo, que sin duda será el primero de muchos en esta legislatura. «Bienvenida de nuevo a la primera línea del PP, en este PP del señor Feijóo donde ser un ultra es un mérito para tener puestos de responsabilidad y de portavocía», la recibió el titular de la Presidencia y de Justicia.
«El señor Sánchez es presidente gracias a una transacción corrupta: investidura a cambio de impunidad y de lo que haga falta. Un verificador engrasará la extorsión, la convivencia entre chantajista y chantajeado es la única que les importa. Para usted, señor Bolaños, la convivencia es la indecencia», replicó ella.