El asesinato de los guardias de Barbate despierta hasta ocho reivindicaciones que Marlaska se niega a escuchar

El asesinato el pasado viernes de dos agentes de la Guardia Civil cuando fueron arrollados por una narcolancha en el puerto de Barbate ha dejado en evidencia las penosas condiciones en las que trabajan los agentes de la Benemérita en España en general pero, sobre todo, en zonas más conflictivas como el Campo de Gibraltar.

Estas condiciones no son nuevas, las diferentes asociaciones de la Guardia Civil llevan años llamando la atención sobre las circunstancias que rodean su trabajo. Pero el suceso de Barbate ha puesto todavía más en evidencia la escasa intención del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, de tratar de poner una solución que mejore las condiciones de trabajo de los guardias civiles.

Hace ya tiempo que las asociaciones vienen reclamando la declaración de Zona de Especial Singularidad para la provincia de Cádiz. Sería una medida parecida a la que se tomó en el País Vasco y Navarra con la Zona Especial Norte (ZEN) que supondría más medios materiales, más agentes y más salario para ellos.

Al mismo tiempo, lo ocurrido en Barbate también ha dejado en evidencia la necesidad de que la labor de los guardias civiles sea considerada como profesión de riesgo. Al fin y al cabo, dos de ellos perdieron la vida asesinados por los narcos.

La escasez y malas condiciones de los medios materiales con los que trabajan, se encuentran, según las asociaciones de la Benemérita, entre las causas de lo sucedido en Barbate. Los agentes de la Guardia Civil tuvieron que salir con una zodiac ante la imposibilidad de tener una patrullera ya que todas estaban o averiadas o imposibilitadas para navegar con temporal.

A pesar de que luchan contra el narcotráfico igual que lo hacen los Mossos d'Esquadra o la Ertzaintza, y ante el mayor riesgo de la zona en la que trabajan, los guardias civiles piden que se les equipare el salario a las policías autonómicas. O, en su defecto, piden que se reclasifique su trabajo del grupo C1 actual al grupo B, lo que redundaría en un aumento de la escala funcionarial.

Reacción de Marlaska

Pero la reacción del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ante el asesinato de dos guardias civiles, también ha despertado reivindicaciones concretas para este suceso.

No en vano, el Ministerio no ha convocado ni un minuto de silencio en las comandancias, ni se puso la bandera a media asta salvo en algunas Comandancias por iniciativa propia como la de Pamplona, donde trabajaba uno de los guardias asesinados, si ha declarado días de luto oficial.