El Gobierno protesta por vincular a Begoña Gómez en la trama del PSOE mientras critica a Ayuso por su hermano

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, ha rechazado toda vinculación de la esposa del presidente Pedro Sánchez en la trama de corrupción del PSOE por las comisiones y ha exigido dejar a los familiares fuera de la pugna política: «No todo vale», ha resumido en los pasillos del Congreso.

Minutos después, en esa misma comparecencia Montero –tras ser preguntada si «tiene algo en común este caso con el caso de la comunidad de Madrid, donde el hermano de Isabel Díaz Ayuso fue intermediario»– ha asegurado que «en el caso que de la Comunidad de Madrid hubo un enriquecimiento ilícito por parte de una persona, o al menos presuntamente»; en referencia al hermano de la líder del Ejecutivo madrileño. Sin embargo, tanto la Fiscalía Europea como el Ministerio Público español archivaron el caso Mascarillas de Madrid.

Además, Pedro Sánchez también se acordó en el Pleno del Congreso del pasado miércoles 28 de febrero de Isabel Díaz Ayuso y de su hermano, como hace una semana en Rabat, recién estallado el caso. «Nosotros llegamos al Gobierno para desterrar la corrupción de la política y usted ha llegado al frente del PP para taparla. Señor Feijóo, ¿por qué cayó el señor Casado? Por denunciar una trama de corrupción de la señora Ayuso en la Comunidad de Madrid, y usted está en pie por callar y tapar esa corrupción».

Begoña Gómez

En los pasillos del Congreso, Montero ha recordado que Begoña Gómez «tiene un puesto de responsabilidad en un instituto de empresa» y, por tanto, reunirse con empresarios «forma parte de su trabajo».

En consecuencia, Montero ha criticado que eso se mezcle con la trama de supuestas comisiones en contratos de material anticovid en la que se implica al exasesor de Ábalos Koldo Garcia Izaguirre. «Me parece que en política no todo vale y hay determinados ámbitos que deberíamos de preservar y dejar fuera del rifirrafe político, por el bien de todos», ha señalado para después agregar que «cuando ya empezamos a querer implicar a familiares, a personas ajenas a la vida pública, a la vida política en las tareas que tienen que ver con la dialéctica parlamentaria, pues entonces empezamos a ser extraordinariamente injustos».

A su juicio, «en política hay que medir las acusaciones» porque cuando se quiere «hacer demagogia y hacer populismo», al final se ven perjudicadas las instituciones y el buen nombre de la política. «No se pueden tolerar las calumnias –ha proclamado–. No se pueden tolerar la infamia y menos dirigida al entorno del presidente porque representa una institución que tiene que ser y es ejemplar ante el conjunto de la ciudadanía».