Cataluña dijo que es España
Hay una mayoría cada vez más potente que está respondiendo al nacionalismo desatado, al separatismo sin careta, opresor y excluyente, y le ha dicho que no
Los catalanes han votado y han dicho con su voto cosas muy importantes. Pero, descuiden, de ellas no vamos a oír ni una palabra. Solo escucharemos, y sin que cese ni un por un momento, el único son de la política: el confuso ruido del trapicheo en el mercado del poder, que los vocingleros papagayos se encargaran de retransmitir por toda la jungla ahogando y silenciando cualquier otra voz que no sea la de sus amos. O sea que todo seguirá dentro del akelarre habitual, el de que o te comes mi sapo o le pego una patada a tu caldero.
Todo ello, a nada, ya habrá ocultado y callado lo esencial de lo que los votantes enterraron y lo que hicieron brotar. Que una mayoría absoluta de catalanes no solo son, eso lo son todos, españoles sino que es lo que se sienten y quieren ser.
No paran los cuentos y las cuentas, pero hay una, la más substancial, la que ha desvelado una realidad que se tapaba y que se va a querer seguir queriendo ocultar. Pero las frías cifras son un estallido de claridad. Lo fueron ya, en cierta manera, en las pasadas elecciones generales pero ahora lo han sido aún más. Entonces los separatistas sufrieron una dolorosa derrota, pero el ansia personal de poder de Sánchez, convirtió aquello en su resurrección y que lograran de su mano lo que ni habían soñado alcanzar. Amén de humillar y pisotear las leyes, los derechos y la dignidad de nuestra Nación y de nosotros, sus ciudadanos. Y ahora, eso mismo, hasta puede volver a pasar.
Pero que desde la propia noche del domingo hay quienes se niegan a ver es el cambio decisivo de rumbo de la sociedad catalana. Hay una mayoría cada vez más potente que está respondiendo al nacionalismo desatado, al separatismo sin careta, opresor y excluyente, y le ha dicho que no. Una mayoría absoluta, que lo es en votos y en escaños, ha dicho que eso no. Sin necesidad siquiera de sumar los votos podemitas o lo que ahora sea eso alli, los votantes de PSC, PP y Voz alcanzan una holgada mayoría contra las siglas separatistas y la mantienen incluso si a ellos se les añaden los dichos de en Podem-Comun. Mayoría que por cierto también es absoluta en escaños en el Parlamento catalán. Los 42 del PSC, 15 del PP y 11 de Vox suman 68 también.
Inviable dirán. Y sí, pero ahí está.
En el juego que se va a entrar va a querer seguir siendo más de lo mismo, pero con cartas diferentes. En las anteriores Illa también ganó, pero los separatistas sumaban por ellos mismos y ahora, la potente escala del PP, con 12 escaños más y la del PSC con otros 9 más, han sacudido el tablero y tirado muchas piezas al suelo. Pero hay quien pretende que siga siendo el mismo. En ello está Puigdemont, desde luego y dispuesto a no soltar el bocado y hasta morder aún más. En unos días ya tendrá la amnistía aprobada. ¿Pero la podrá disfrutar?. Los tribunales españoles europeos van a tener que hablar y mientras congelar. Y ERC, destrozada, incluso superada en Barcelona capital por el PP,¿ entregará sus votos a Illa? ¿Todos? ¿Se romperá? ¿Será su suicidio?
Y por último ¿Habrá bloqueo o investidura fallida y tener que repetir elecciones? Pues es no solo es posible sino, a día de hoy la opción más probable?
Y en España. ¿Y si Sánchez piensa que ha llegado el momento de volverse a envolver en la bandera y decir que él con el separatismo no, que nunca ni jamás estuvo ni lo estará? Podría hacerlo sin pestañear.
Creo que a lo mejor su nueva finta, depende de cómo le salgan las europeas puede ir por ahí. Si no hubiera sacado ese buen resultado Feijóo hubiera apostado aún más que sí.