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El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, en una sesión plenaria

El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, en una sesión plenariaEFE

El PSOE vuelve a recurrir al «francomodín» pidiendo ilegalizar asociaciones franquistas y Vox le echa en cara su historial

  • La iniciativa de los socialistas contó con 314 votos a favor y 33 en contra, por lo que arrancará su tramitación en las Cortes

  • El diputado Ignacio Hoces (Vox) recriminó al PSOE su «sectarismo ideológico»

«Hoy el PSOE nos trae al Pleno un nuevo capítulo de su recurrente obsesión: el franquismo», le espetó a la bancada socialista el diputado de Vox Ignacio Hoces. «Es evidente que el propósito del PSOE trayendo esta iniciativa es simplemente que no hablemos de corrupción», dijo, por su parte, el diputado del PP Jaime de Olano.

Los socialistas llevaban al Pleno de este martes, para su toma en consideración, una iniciativa para modificar la ley orgánica que regula el derecho de asociación con el objetivo de ilegalizar aquellas asociaciones dedicadas a la «apología del franquismo». Una proposición legislativa que se enmarca en la ley de Memoria Democrática que el Gobierno y sus socios aprobaron en la pasada legislatura. Contó con 314 'síes' y 33 'noes', los del partido de Santiago Abascal.

Según señaló Patxi López, el portavoz del PSOE en el Congreso, con ella buscaban que los grupos «se retraten» sobre esta cuestión, y en esa línea también lo expuso el diputado Raúl Díaz, encargado de defender la propuesta, que, entre descalificativos a Vox, instó al PP a «despejar las dudas», según dijo, y a posicionarse sobre este tema.

Para fijar su posición en contra, Ignacio Hoces (Vox) cargó contra los socialistas por tratar de «imponer su ideología» y por introducir «un factor de sectarismo ideológico» en el derecho de asociación, un derecho –subrayó– natural de la persona y «parte fundamental de la estructura del Estado social y democrático de derecho». Le recriminó al PSOE también que privilegien a unas víctimas, pero ignoren a otras, como las de la Segunda República o las que dejó el bando republicano en la Guerra Civil.

«Frente al sectarismo, la obligación de los poderes públicos es fomentar el encuentro, la concordia y la reconciliación», defendió Hoces, aludiendo a las leyes de concordia que impulsaron en las regiones cuando estaban en los gobiernos. Le echó en cara también la «historia aterradora y criminal», de su partido, recordando por ejemplo las palabras de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, cuando dijo: «La actitud del PSOE con los partidos burgueses (...) no puede ni debe ser conciliadora ni benévola, sino de guerra constante y ruda»; o aquello de: «Queremos la muerte de la Iglesia», y la posterior quema de iglesias y crímenes contra los religiosos que luego se sucedieron en la Segunda República y en la Guerra Civil.

La izquierda se apresuró a arremeter contra Vox y el PP. Desde Podemos incluso se llegó a pedir la ilegalización del partido de Abascal por «hacer apología del fascismo», dijo la diputada Martina Velarde, que llamó a ambos partidos «nostálgicos del fascismo y del franquismo». Y desde ERC, Pilar Valluguera tildó el discurso de Vox de «fascista y franquista» e insinuó que se eliminara del diario de sesiones.

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