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DivisaderoAntonio Pérez Henares

Mazón: aguantar la socarrina y dimitir cuando toque

Habrá de hacerlo, pero cuando sea el momento y las culpas estén repartidas con equidad, buscando una salida que no sea meterse en un callejón cuyo único beneficiario sea el más canalla de todos los actores de este drama

Actualizada 04:30

No me andaré con rodeos. No es lo mío. Creo que Mazón no debe dimitir. No ahora. Ahora lo que le toca es purgar sus errores y aguantar la socarrina. Después, es obligado, habrá de hacerlo porque su responsabilidad es evidente. Ni vio venir la situación, en realidad nadie lo hizo, ni reaccionó con diligencia cuando la tuvo encima, ni supo afrontar con decisión la catástrofe, ni lideró otra cosa que la confusión y el atolondramiento de su equipo ante la tragedia.

Pero hacerlo de inmediato, huir de la quema, sería el peor de los remedios y meter a la Comunidad Valenciana en un verdadero caos político. En suma, a sacrificarse y aguantar es lo que está obligado. Como después lo estará a irse.

Ha sido la manifestación en Valencia lo que me ha despejado las dudas. No la expresión de dolor y rabia de las gentes que se manifestaron. Ese lo comparto y lo comprendo a la perfección. Lo que me repugna es la utilización por parte de la extrema izquierda y el sanchismo. Como si ellos, el gobierno de España, la ministra Ribera, el ministro Marlaska y el presidente Sánchez no tuvieran responsabilidad en lo sucedido.

El cálculo político y su cínica pretensión han aflorado hediondas y su olor apesta: de nada deben rendir cuentas, ellos salir oliendo a rosas y obteniendo además grandes réditos. De nada son responsables cuando lo son en grado sumo, y quizás máximo, tanto en imprevisión, equiparable a la Generalitat, como en lo que aún peor: su repuesta de miserable cicatería y criminal retraso en el envío de medios, empezando por el Ejercito, que debió ser movilizado de inmediato. Algo que ha quedado retratado en la infame frase de Pedro Sánchez resumida en aquel «si los necesitan que los pidan» mientras los pueblos, las tierras y las gentes penaban en medio de la destrucción, el barro y la carencia de todo lo necesario.

Si alguien no puede exigir responsabilidades son precisamente ellos. Pero es en lo que están. Y consiguiéndolo, después de «la huida de Paiporta» de Sánchez, al alejar de ellos el foco popular y mediático y colocarlo, en exclusiva, sobre el presidente valenciano.

Así que, a mi parecer, a Mazón ahora no le queda otra que soportar las embestidas, aunque lo cosan a cornadas, y no asumir, con el hecho de su dimisión ahora, que él, y por transposición su partido, son los únicos culpables. Eso sería tan injusto como el no aceptar que también lo son y que han de pagar políticamente, y el primero él, por ello. Habrá de hacerlo, pero cuando sea el momento y las culpas estén repartidas con equidad y no con mirada tuerta. Y, además, buscando una salida que no sea meterse en un callejón caótico y descontrolado cuyo único beneficiario sea el más canalla de todos los actores de este drama.

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