Otra sesión de suspense
El PP busca la complicidad de Junts para romper la mayoría de Sánchez en el último Pleno del año
En medio de las tensiones entre el PSOE y Puigdemont, el paquete fiscal del Gobierno vuelve al Congreso para su aprobación definitiva, con las enmiendas que el PP y Junts pactaron en el Senado
El último Pleno del año en el Congreso viene cargado de suspense. El PP aspira a romper de nuevo el bloque de investidura y hacer otro jirón al paquete fiscal del Gobierno, una compleja obra de ingeniería política y parlamentaria de los socialistas para satisfacer a sus socios de izquierdas y derechas. El paquete incluye la supresión del impuesto a las energéticas a la vez que el PSOE se ha comprometido con Podemos, ERC, Bildu y el BNG a mantenerlo por otra vía.
La pelota, nuevamente, está en el tejado de Junts. El PP y el partido de Carles Puigdemont han protagonizado un acercamiento en las dos últimas semanas que los populares esperan coronar este jueves. Mientras, en el Gobierno contemplan la escena con cierto vértigo y trasladan a los periodistas que Junts cumplirá. Pero sin ninguna garantía: ya saben cómo se las gasta Puigdemont, que se dice harto de los incumplimientos del PSOE.
La jugada del PP
En materia de impuestos, el PNV y Junts están más cerca del PP que de Pedro Sánchez. Bajo esa premisa, el PP decidió no vetar en el Senado el paquete fiscal que le vino aprobado del Congreso, a pesar de tener mayoría absoluta en la Cámara Alta, para poder introducir enmiendas parciales y negociarlas con las derechas vasca y la catalana. «Quisimos jugar el partido», resumen los populares.
La primera parte del partido salió bien: el martes, el Senado aprobó enmiendas a ese paquete fiscal por las que el Estado dejaría de recaudar 9.000 millones de euros, según los cálculos del Ministerio de Hacienda. Entre ellas, dos de Junts que fueron aprobadas gracias al voto favorable del PP. La más vistosa es la que aboga por incluir los yogures entre los productos con un IVA reducido del 4 %.
Por su parte, Junts se abstuvo en todas las enmiendas del PP. La más cuantiosa es una rebaja en el IRPF para jóvenes de hasta 35 años con ingresos de hasta 30.000 euros durante sus primeros cuatro años de vida laboral, que costaría 6.450 millones de euros. Coalición Canaria se abstuvo en todas las enmiendas del PP menos en una. Y el PNV se abstuvo en la del impuesto a las energéticas, que es donde está el meollo del enfrentamiento en esa mayoría antinatura de izquierdas y derechas independentistas, todas juntas en torno a Sánchez.
Las enmiendas de la oposición aprobadas el martes en el Senado deberán pasar la votación definitiva en el Congreso
Ahora queda la segunda parte del partido, la definitiva. Las enmiendas aprobadas en el Senado el martes deberán ser votadas en el Pleno del Congreso de este jueves, para incluirlas o no en el proyecto de ley por el que se establece un impuesto complementario a las multinacionales, que es ahí donde el Gobierno aprovechó para incluir el resto de su paquete fiscal. Los impuestos no se pueden crear ni modificar por decreto ley, así que el Ejecutivo buscó el atajo de una ley en tramitación, en este caso la trasposición de una directiva europea, y acabó creando un engrudo fiscal.
Fuentes del PP señalan que lo lógico sería que Junts votara lo mismo en el Congreso que en el Senado… si fuese un partido que sigue la lógica, matizan. No quieren adelantar acontecimientos, porque no pueden, pero confían en ganar alguna de las enmiendas con la colaboración de Junts. Para los populares, asestar una derrota parlamentaria al Gobierno en el último Pleno del año, y además en materia de impuestos, sería un buen final. Sobre todo, porque saben que cualquier alianza puntual del PP y Junts pone nerviosos a los socialistas.
Y así es. En el Gobierno quitan hierro a la votación de este jueves y se dicen tranquilos, pero los hechos contradicen esa versión. Ayer, hasta tres ministros, Félix Bolaños, Fernando Grande-Marlaska y Luis Planas, aprovecharon la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso para recriminar a populares e independentistas que hablen y hasta que, a veces, se entiendan. Como la semana pasada, cuando pactaron suprimir a partir de 2025 el impuesto del 7 % sobre el valor de la producción eléctrica.
«Ahora les piden los votos para tumbar a este Gobierno. ¿No se les revuelve nada de verdad?», preguntó el ministro Bolaños a la bancada del PP, recordándoles que hace no mucho les acusaban de «terroristas». Además, el contexto es muy importante. Este tête à tête se produce en un momento de alta tensión entre el PSOE y Junts porque Puigdemont considera que Sánchez no está cumpliendo lo pactado. El pasado viernes, los negociadores de ambos partidos se reunieron en Suiza para avanzar en las negociaciones sobre la transferencia de las competencias migratorias a Cataluña, la senda de estabilidad y los Presupuestos de 2025. Pero el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, se volvió a España con las manos vacías.
El pasado martes, los socialistas se vieron obligados a posponer en la Mesa del Congreso la decisión sobre la admisión a trámite o no de la proposición no de ley de Junts que pide al presidente que se someta a una cuestión de confianza. Necesitan ganar tiempo para reconquistar a Puigdemont. Pero el reloj corre, como lo demuestra la votación de este jueves.