
Crespón negro en la puerta de la vivienda tutelada donde fue asesinada Belén Cortés
La seguridad de los centros de menores estalla tras el crimen de Badajoz: «Hay 'menores de veintipico' años»
Los vigilantes protestan por las condiciones en las que llegan algunos internos
Un crespón negro en la puerta del número 3 de la calle Castillo de Benquerencia de Badajoz recordaba y se solidarizaba con Belén Cortés, la educadora social que murió el domingo asesinada presuntamente por tres menores del piso tutelado de menores con requerimiento judicial ubicado en ese lugar. Lo curioso es que ese lazo negro no fue colocado por los educadores sociales, sino que lo pusieron los vigilantes de seguridad del centro de menores Marcelo Nessi de la capital pacense.
Porque la situación de los educadores sociales es dramática, como bien refleja el crimen de Belén, pero la situación de los vigilantes de seguridad no es mejor.
Pese a que deben mantener el anonimato para no ser castigados, en cuanto tienen la oportunidad, los trabajadores de los centros de menores, estallan. «La situación es insostenible», se quejan, «afortunadamente no son todos, pero hay menores que nos hacen imposible nuestro trabajo».
Y apuntan en una dirección, la Ley del Menor que existe actualmente en España. «Con esta normativa, se dan situaciones como que tenemos usuarios en los centros de 'menores de veintipico' años. Incluso, algunos han pasado ya por la cárcel», se lamentan. ¿Y cómo es eso? Esta situación se da porque hay personas ya adultas que son imputadas o juzgadas por delitos que cometieron siendo menores de edad. Y esto hace, no solo que la condena sea propia de menores, sino que la cumplan en los centros de menores.«Pasan de más o menos respetar a los funcionarios de prisiones, por lo que les pueda caer después, a tratar de hacerse los amos de los centros de menores», señalan. De ahí que la educadora social, Pilar, pidiera en declaraciones a El Debate que se les considere autoridad, como ocurre con los profesores o los sanitarios.
En su mismo centro de menores
Quizá uno de los ejemplos más claros es el que se da en el propio centro de menores Marcelo Nessi de Badajoz. Allí se encuentran ya internados los tres menores detenidos por la muerte de Belén Cortés. Dos chavales de 14 y 15 años que, presuntamente, fueron capaces de matar a golpes y estrangular a la educadora social.

El Ayuntamiento de Castuera, de donde era natural la víctima, con las banderas a media asta en señal de duelo
Otro problema que tienen los agentes de seguridad, y por ende, los educadores, psicólogos y demás trabajadores de los centros de menores, es la escasez precisamente de guardias. En los centros públicos hay vigilantes de seguridad, pero en un número insuficiente. «Como se rebelen en dos módulos al mismo tiempo, y es algo que sucede con cierta frecuencia, no estamos número suficiente para solventar la situación en los dos lugares», asegura un vigilante, «y tenemos que optar por un suceso u otro».
Y en los centros privados, como era el caso de la vivienda tutelada donde trabajaba la víctima de los tres menores, es evidente. «Está gestionado por una organización privada, pero la titularidad es de la Junta de Extremadura», recuerda uno de ellos, «la Junta tiene que responsabilizarse de que esos pisos cuenten con suficiente seguridad». Solo en Badajoz hay unos 40 pisos tutelados.
«Para comprobar nuestra situación, no tienes más que ver el número de bajas que hay entre los vigilantes de seguridad», incita uno de los que se han acercado hasta la vivienda de Badajoz para mostrar su solidaridad con Belén, «están las bajas por motivos psicológicos, pero también hay muchas bajas por roturas de huesos, pinchazos y demás agresiones que recibimos».
«No quieren que les llamemos delincuentes para no estigmatizarlos, pero no olvidemos que no están en los centros de menores por hacer el bien, sino por cometer delitos», concluyen los trabajadores de la seguridad de estos centros.