
Pedro Sánchez se dirige a Alberto Núñez Feijóo durante la sesión de control
La «democracia» del presidente
Sánchez y sus ministros convierten la sesión de control en una burla al Congreso
El presidente y los demás miembros del Gobierno dan un recital de escapismo, eluden contestar a todas las preguntas y se dedican a hacer oposición a la oposición con el pacto de Mazón y Vox
Las sesiones de control al Gobierno en las Cortes tienen una mecánica aparentemente sencilla: los diputados y senadores preguntan y los miembros del Ejecutivo contestan. Sin embargo, desde hace tiempo Pedro Sánchez y sus ministros las han convertido en una burla al Parlamento, porque en vez de responder a lo que se les pregunta utilizan este mecanismo para hacer oposición a la oposición del PP y Vox. Al menos el presidente asiste con cierta regularidad a las del Congreso, porque a las del Senado ni eso: lleva más de un año sin someterse al control de la Cámara Alta, donde el PP tiene mayoría absoluta.
La sesión de este miércoles en la Cámara Baja fue el summum. Sánchez, sus vicepresidentas y sus ministros dieron un recital de escapismo para acabar centrando el tiro solo en una cosa: en el pacto presupuestario entre Carlos Mazón y Vox en la Comunidad Valenciana. Jugando con la ventaja de que los miembros del Gobierno siempre tienen el último turno de intervención en cada pregunta, la última palabra. En ausencia de Francina Armengol, presidió la sesión el vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
Empezó el presidente, que se negó a responder a la pregunta de Alberto Núñez Feijóo sobre si estaba al tanto de la reunión que el ministro Óscar López y el presidente de Telefónica mantuvieron en París con el presidente de Vivendi, que tiene participación en Prisa, supuestamente para echar al responsable de esta última, Joseph Oughourlian. Sánchez ignoró la pregunta y cargó contra Feijóo por «abrazar a la ultraderecha» en la Comunidad Valenciana.
Tomó el relevo de Feijóo Santiago Abascal, que preguntó al presidente si está dispuesto a la «islamización» de España, tras los disturbios sucedidos en Salt. «Su modelo es que los inmigrantes ilegales y los okupas tengan ayudas sociales mientras los españoles no pueden llegar a final de mes», le recriminó. Sánchez salió por otro lado: «Qué admiración procesa usted a los oligarcas que trabajan desde fuera para destruir Europa y contra los intereses de España».Después probó suerte el diputado del PP Elías Bendodo con la vicepresidenta María Jesús Montero. Pero con idéntico resultado: «¿Me puede usted explica por qué el acuerdo de Valencia de cero menas es xenófobo y el de Junts de cero menas es progresista?», quiso saber Bendodo, en alusión al pacto entre el Gobierno y Carles Puigdemont para el reparto obligatorio de menores extranjeros por las comunidades, del que Cataluña y el País Vasco asumirán un porcentaje mínimo. En su no respuesta, Montero se puso el traje de líder del PSOE-A y sacó a relucir las presuntas irregularidades en el procedimiento de contratación del Servicio Andaluz de Salud que investiga un juzgado de Cádiz.
De la vicepresidenta primera a la vicepresidenta segunda, que tampoco contestó a la diputada del PP Ester Muñoz cuando ésta le preguntó si está de acuerdo con la postura de Sánchez sobre el gasto en Defensa. Yolanda Díaz ignoró la intervención de Muñoz y le restregó los «7.291 fallecidos por culpa de los protocolos de la vergüenza en Madrid» y «los 227 fallecidos de la DANA por culpa de su gestión». «Señor Feijóo, o deja caer a Mazón o el que va a caer va a ser usted», auguró Díaz.

Yolanda Díaz, durante la sesión de control de este miércoles
Después lo intentó Cayetana Álvarez de Toledo con Félix Bolaños. Su pregunta era muy directa, a propósito de la causa abierta en el Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado: «¿Ha cambiado usted de teléfono?». El ministro respondió con otras preguntas: «¿Recibió usted algún sobre de dinero corrupto cuando trabajaba en la Secretaría General del PP, señora Álvarez de Toledo?», «¿tiene usted dinero fuera de España?», «¿se da cuenta de cómo todos sabemos jugar a las insinuaciones?».
Llegados a ese punto, el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, hizo constar la indignación de su grupo parlamentario: «Hay que ver cómo está el Gobierno de acorralado y de nervioso. Basta ver que no responden a una sola pregunta». Tellado lo intentó con Fernando Grande-Marlaska, a quien preguntó sobre la delegación de las competencias migratorias a Cataluña pactada con Junts. Más de lo mismo, porque el ministro del Interior también salió por la tangente con el pacto valenciano «racista y xenófobo» -como lo definió- y el auto de la jueza contra el novio de Isabel Díaz Ayuso.
La próxima semana, la sesión de control será aún menos de control que la de este miércoles, puesto que Sánchez ha fijado para el mismo día su comparecencia para hablar del rearme de Europa.