Tumbas Capilla Real Granada

Cripta de la Capilla Real de GranadaMarta de la Chica

Granada

¿Quién está enterrado en la Capilla Real de Granada?

El 10 de noviembre de 1521 se concluye la construcción del edificio y, tras diecisiete años de espera, los restos mortales de los Reyes Católicos son trasladados, de modo solemne, a su lugar de reposo

Cinco personajes históricos, de enorme significación para la historia de España, están enterrados desde hace más de cinco siglos en la hermosa Capilla Real de Granada, junto a su catedral renacentista. El relato del por qué y del cómo llegaron hasta allí cada uno de ellos es casi tan apasionante como el de las propias vidas de dichos personajes.

La «promotora» de todo, la que había decidido que Granada se convirtiera en el panteón real de la dinastía era la reina Isabel I de Castilla. Escogió esta ciudad por su especial significación, dado que su rendición en 1492 había permitido poner fin a ocho siglos de presencia y dominio musulmán en la península ibérica.

Dos meses antes de su muerte, Isabel la Católica ordenó la construcción de la Capilla Real de Granada mediante una real cédula. La reina falleció finalmente el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo (Valladolid), siendo trasladado su cadáver a Granada para ser depositado provisionalmente, tal y como estaba previsto en su testamento, en el convento de San Francisco, situado en el recinto de la Alhambra.

Felipe el Hermoso murió en Burgos dos años después, de forma repentina, cuando contaba con solo 28 años. En su testamento había dejado escrito que deseaba que su corazón fuera llevado hasta su Flandes natal y que su cadáver fuera enterrado en Granada. Cumpliendo su voluntad, su esposa Juana emprendió un largo y estrambótico viaje por los páramos castellanos, en el que la comitiva avanzaba de noche para evitar que el calor del sol estropeara más el cadáver embalsamado de su amado. Cuando se alcanzó la meta, en 1509, aún hubo que esperar quince años hasta que Felipe I pudo ser enterrado en su tumba definitiva.

El siguiente en fallecer fue el rey Fernando, en 1516, en la localidad cacereña de Madrigalejo. Sus restos también fueron llevados al convento franciscano de la Alhambra, dado que el panteón real aún seguía sin concluirse.

Traslado definitivo

No será hasta el 10 de noviembre de 1521, tras diecisiete años de espera, cuando se concluya la construcción del edificio y puedan ser trasladados, de modo solemne, los restos mortales de los Reyes Católicos a su lugar de reposo definitivo en la cripta de la Capilla Real, a instancias de su nieto Carlos I.

La identidad de la persona que yace en el último y más pequeño ataúd es, para muchos, todo un enigma. Se trata del Príncipe de Asturias, Miguel de la Paz. ¿Quién era este? El príncipe Miguel era nieto de Isabel y de Fernando. Sus padres eran la princesa Isabel, hija primogénita de los Reyes Católicos, y el rey Manuel I de Portugal. Murió en Granada en el año 1500, cuando apenas contaba con un año de edad, mientras estaba al cuidado de sus abuelos, dado que su madre había fallecido pocas horas después del parto. De haber seguido con vida, habría llegado a convertirse en rey de Castilla, Aragón y Portugal.

La última en llegar, tras fallecer en su encierro de Tordesillas, a la edad de 76 años, fue Juana I, a quien la historia conoce mucho mejor con el desafortunado nombre de Juana la Loca. Después de permanecer encerrada durante cuatro décadas, primero por orden de su padre y luego de su propio hijo Carlos, su cadáver también recibió reposo eterno en Granada.

Como curiosidad última, cabe reseñar que también permanecieron depositados durante algún tiempo en la cripta, hasta su traslado al Monasterio del Escorial, en 1574; los cadáveres de la esposa del emperador Carlos V, Isabel de Portugal; dos de sus hijos, los infantes Fernando y Juan; y su sobrina Mariana Manuela de Portugal.

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