Espadas se aparta de la carrera por liderar el PSOE-A para dejar vía libre a María Jesús Montero

Juan Espadas se aparta de la carrera por revalidar la secretaría general del PSOE andaluz. El hasta ahora máximo dirigente político de los socialistas en Andalucía no presentará su candidatura y dejará así vía libre a la vicepresidenta primera del Gobierno, la ministra de Hacienda María Jesús Montero, según ha avanzado la Cadena SER.

Pedro Sánchez, que en el pasado Congreso Federal del partido celebrado en Sevilla evitó mostrar su apoyo en público a Espadas a pesar de que una vez finalizara dicho cónclave daría comienzo el periodo para elegir al líder del PSOE-A, ha optado por dar un golpe de mando ante las sucesivas derrotas electorales en la comunidad andaluza ante el PP de Juanma Moreno.

Cambio de opinión

Nada de ello desanimó a Espadas, que nada más finalizar el Congreso Federal que él mismo presidió como anfitrión en Sevilla, avanzó en un corrillo de prensa, en los exteriores del Palacio de Congresos, que el cónclave regional se celebraría a finales de febrero y en Armilla, Granada. «No me escondo», dijo a los periodistas. Su intención entonces era la de intentar revalidar su cargo.

Sin embargo, y según pasaron los días, el propio Espadas comprobó que los rumores eran ciertos y que ni contaba con el respaldo de Ferraz ni tan siquiera su liderazgo era incuestionable en la federación andaluza.

La moción de censura en Jaén, que le cogió desprevenido y sin estar del todo informado, como él mismo reconoció, extendió sobre su hasta ahora débil dominio la larga sombra de María Jesús Montero. La ministra de Hacienda fue clave en el pacto en la capital jienense para seducir a Jaén Merece Más y lograr su apoyo a los socialistas a cambio de solucionar una deuda del Ayuntamiento con su ministerio monstruosa.

Derrotó a Susana Díaz en las primarias

El que fuera alcalde de Sevilla entre 2015 y 2022 logró una holgada victoria ante Susana Díaz en las primarias andaluzas, lo que le permitió ser elegido candidato a la presidencia de la Junta, sufriendo una dura derrota en las elecciones al Parlamento con el peor resultado del PSOE en su historia en Andalucía.

Tanto las generales como las europeas que vinieron después, saldadas con victorias del PP en la región, sirvieron para comprobar que el PSOE ya no era el primer partido en Andalucía, pese a que el se empeñaba en defender su labor en la oposición. Su partido incluso le nombró portavoz del Senado en este tiempo para «fortalecerlo» y «darle visibilidad», sin resultados aparentes.