Monarquía Hispánica El Gobierno elude su competencia sobre el entierro de Estado para los Reyes visigodos Recesvinto y Wamba
Sus restos fueron depositados provisionalmente en 1845 en la Catedral de Toledo, y llevan ya 179 años a la espera de un destino definitivo
La iniciativa de dos ciudadanos para darles una sepultura digna choca con el desinterés del Ejecutivo
Los Reyes Recesvinto y Wamba murieron hace más de 1.300 años, pero sus restos llevan 179 depositados en la Catedral de Toledo a la espera de recibir una sepultura definitiva. Allí llegaron en una arqueta forrada de terciopelo en 1845, después de que los franceses demolieran la cripta de Santa Leocadia, también en Toledo, y profanaran sus tumbas durante la Guerra de la Independencia. Los dejó provisionalmente el jefe político de la época, cuando reinaba Isabel II, y allí siguen.
Durante mucho tiempo, la arqueta estuvo en el Ochavo del templo, que es la capilla de reliquias de Santos de la catedral. Pero como no eran restos de Santos, sino de Reyes, en 2017 el Cabildo Primado trasladó la arqueta a la Capilla Mozárabe, con el argumento de que ambos Monarcas habían vivido su fe y recibido los sacramentos bajo el rito mozárabe. Allí se acondicionó una sepultura en un nicho y, cuando se depositaron los restos, se celebró una misa por el rito Hispano-Mozárabe. Desde entonces, todos los años en torno al 1 de septiembre se oficia un funeral por el eterno descanso de estos Reyes godos.
Sin embargo, dos ciudadanos de Toledo, el abogado Joaquín Sánchez Garrido y el historiador Jorge Miranda, están removiendo Roma con Santiago para dar a los dos Monarcas visigodos un «entierro digno»; incluso, de Estado, y que lo presidan los actuales Reyes, Don Felipe y Doña Letizia.
Han recurrido a la Casa del Rey, a la delegada del Gobierno en Toledo, al Ministerio de Cultura, a la Archidiócesis y a los medios de comunicación. Pero quienes les han respondido les dicen que no tienen competencias sobre los restos reales, y quien sí las tiene, que es el Gobierno, guarda silencio o echa balones fuera.
La Archidiócesis de Toledo se mostró dispuesta a estudiar la propuesta, pero finalmente comunicó que «al ser la catedral solo la depositaria de los restos mortales de los Reyes Recesvinto y Wamba, según determinó en su momento el Gobierno de España, no es competencia del Cabildo Primado decidir sobre su traslado a ningún otro lugar fuera del templo primado».
«Hemos enviado un burofax al ministro de Cultura y ni ha respondido», se queja a El Debate el abogado Joaquín Sánchez Garrido, quien también ha trasladado, sin éxito hasta ahora, su propuesta a la delegada del Gobierno en Toledo.
Lo cierto es que el actual Gobierno se desentiende de los restos de los Reyes visigodos, como se aprecia en la respuesta dirigida el pasado febrero a una pregunta parlamentaria del Grupo Popular. Una diputada se interesó por una petición del municipio de Pampliega (Burgos), que lleva décadas reclamando los restos del Rey Wamba porque allí murió y estuvo enterrado hasta que Alfonso X el Sabio ordenó en el siglo XIII su traslado a la Iglesia de Santa Leocadia de Toledo.
Y la respuesta que obtuvo del Gobierno fue la siguiente: «Al encontrarse los restos del Rey Wamba en la catedral de Toledo, es a esta diócesis, como titular privado, a quien se ha de cursar la oportuna petición, siendo, en cualquier caso, el competente de aplicar lo que pudiera corresponder en materia de patrimonio cultural la propia Comunidad Autónoma».
Así, de entrada, a algunos podría parecerles una ocurrencia extemporánea que España se plantee en 2024 rendir honras fúnebres a unos Reyes medievales. Pero la iniciativa ha suscitado un gran revuelo mediático y apoyo popular. «Yo voy por la calle y todo el mundo me dice: `Oiga, que yo le apoyo´», relata el abogado Joaquín Sánchez Garrido. La propuesta también está contribuyendo a que se conozca mejor a estos dos Monarcas visigodos y su aportación a España.
Desde el punto de visto histórico, los restos de Recesvinto y de Wamba tienen un gran valor porque son los únicos que se conservan en España –y probablemente en Europa, dicen– de unos Reyes visigodos, aparte de los que se atribuyen a Chindasvinto, que se encuentran en el Monasterio de San Román de Hornija, en Valladolid.
Pero ¿quiénes fueron Recesvinto y Wamba? Recesvinto fue Rey de los visigodos desde 653 a 672 y su principal aportación fue la promulgación del llamado Líber Iudiciorum o Código de Recesvinto, en el que recopiló leyes antiguas y añadió otras nuevas que luego inspiraron las Partidas de Alfonso X el Sabio y que estuvieron vigentes hasta el siglo XIX. Pero, sobre todo, unificó la ley en todo el territorio del Reino.
De Recesvinto se conserva la maravillosa corona votiva de oro, granates, zafiros y perlas que elaboró el taller de la Corte de Toledo y que es la joya más importante del tesoro de Guarrazar, que fue encontrado por casualidad en 1858 en el municipio de Guadamur.
Wamba, por su parte, fue elegido Rey tras la muerte de Recesvinto. Primero fue obligado por la nobleza a aceptar la Corona, en contra de su voluntad, y en 680 fue obligado a renunciar a ella. Incluso, llegaron a administrarle un narcótico y le forzaron a retirarse a un monasterio de Pampliega (Burgos), en el que años después falleció. Wamba dedicó casi todo su reinado a sofocar rebeliones internas y lo más destacado fue la defensa de la integridad territorial del reino, que se negó a fragmentar como le exigían los rebeldes.
Nuestro país tradicionalmente ha tratado muy mal a sus muertos más ilustres. Hemos perdido los restos de Lope de Vega, Velázquez y Calderón de la Barca, así como la cabeza de Goya; y los huesos de Cervantes los mezclamos con los de otras 16 personas más. Ante tanto descuido, el interés que ha despertado la propuesta de un entierro de Estado para los Reyes visigodos se presenta como una oportunidad histórica de corregir esa dejadez.