
Un rincón de la Venta de Aires
El único restaurante centenario de Castilla-La Mancha donde comieron perdices reyes y estrellas de Hollywood
Un matrimonio, Dionisio Aires y su mujer Modesta, fundaron en 1891 casi por destino una casa de comidas que con el tiempo también fue centro cultural, político y artístico y aún sigue siéndolo
La historia de la Venta de Aires es la historia de un triunfador típico (de Toledo). Un triunfador del estilo de Rockefeller o de los otros magnates del petróleo o del acero, pero en este caso de la cocina, un lugar mucho más modesto, pero también más acogedor. Si uno compara, solo por el nombre, a Rockefeller con Modesta, la fundadora, ya tiene ya tiene la explicación.

Modesta y Dionisio Aires, fundadores de la Venta de Aires
Pues resulta que Rockefeller y Modesta fueron contemporáneos a un lado y otro del Atlántico, que entonces era como a un alado y otro del mundo. A finales del XIX el marido de Modesta, Dionisio, consiguió trabajo en la Fábrica de Armas. No muy lejos Modesta cobraba unos céntimos por el cocido que le hacía a los compañeros de su marido y a los que por allí pasaban en una suerte de merendero, así que, como vieron el éxito incipiente, se aventuraron a abrir una venta. Era 1891.
Modesta y Belmonte
Lo que sucedió es que Dionisio amplió la idea con un frontón y otros espacios para juegos allí donde estuvo el circo romano y Modesta amplió la esencia de la carta. Según cuenta la historia de la propia Venta de Aires (el apellido de Dionisio era Aires), un día la descubrió el deán de la catedral y el boca a boca desde esa parte hizo el resto. Fue algo parecido a lo de Belmonte con los intelectuales: estos se sintieron atraídos por el ambiente y los manjares, pero no del Pasmo de Triana, sino de Modesta.

Uno de los salones de la Venta de Aires

La mítica bodega
Los del 27, los genios surrealistas (ebrios, sobre todo Buñuel, del vino blanco de Yepes) que tomaron el lugar casi como cuartel, decían que Modesta era la única que les hacía recomponerse, como una madre elegida en vez de impuesta. A Dionisio le fusilaron en 1936 cuando tenía 84 años. Modesta murió tres años después a los 82.

Venta de Aires
Les sucedieron al frente del negocio, basado en la sustancia y mejorado en el tiempo sin perder la perspectiva, su hija y después su nieto, quien en 1988 lo vendió a sus actuales propietarios, buenas manos que dan continuidad a las tradiciones del restaurante más antiguo de Castilla-La Mancha, símbolo histórico y cultural y actual e ineludible y delicioso de una más de las muchas épocas de Toledo.