La secretaria general de ERC, Marta Rovira, durante un discurso tras el Consell Nacional de ERC, en la sede del partido, a 12 de julio de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Rovira ha confirmado que no presentará candidatura en el Congreso Nacional del 30 de noviembre ni tampoco será la candidata republicana ante una posible repetición electoral en Catalunya. Además, ha afirmado que quiere ser útil de cara al congreso del partido en noviembre y ha pedido a la militancia que pare los rumores de que ella será candidata.
12 JULIO 2024;SECRETARIA;ERC;MARTA ROVIRA
Kike Rincón / Europa Press
12/7/2024

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, en una imagen de archivoEuropa Press

Política

ERC y PSC contienen el aliento a la espera de que Puigdemont mueva ficha

El expresidente protagonizará este sábado un acto en el sur de Francia en el que hará pública su estrategia a corto plazo

En la recta final de las negociaciones entre ERC y el PSC para investir a Salvador Illa como presidente de la Generalitat, los republicanos tienen dos incógnitas que necesitan despejar. La primera son sus propias bases –8.700 militantes que deben avalar o rechazar con su voto el preacuerdo al que lleguen los equipos negociadores–, y la segunda, la estrategia de Carles Puigdemont.

La de las bases es una incógnita creciente, debido la distancia cada vez mayor entre la cúpula del partido –encarnada en una Marta Rovira que considera que hacer de tripas corazón y pactar con Illa es la menos mala de sus opciones– y su militancia, sacudida por la guerra interna por el liderazgo y las sucesivas polémicas al hilo de la estructura B dedicada al juego sucio.

Ambos factores han deteriorado en pocas semanas la confianza de muchos en los líderes de la formación, lo que se suma a la dificultad que ya de por sí tiene para los independentistas investir a un candidato que «se manifestó en octubre de 2017 junto a Borrell, Ciutadans, Vox y PP contra el independentismo», como recuerda el manifiesto hecho público el viernes por el Colectivo Primer d’Octubre, que aglutina a los críticos más ruidosos de la partido.

Rovira y los suyos temen que la presentación del preacuerdo sea la chispa que haga saltar la tensión, y que las bases, espoleadas por las voces más críticas, utilicen la consulta como excusa para exhibir un voto de castigo a la cúpula. Así lo dejaba entrever el viernes la portavoz republicana en TV3, Raquel Sans, cuando deslizó que «lo que vemos en las asambleas territoriales es mucha desconfianza hacia el PSOE».

Dorar la píldora

Desde el equipo negociador tratan de dorar la píldora para que las bases puedan digerir este mal trago, y han conseguido que el Gobierno –auténtico interlocutor de los republicanos, dado que exigen una financiación singular para Cataluña– teatralice en pocos días una serie de cesiones y lluvias de millones para el gobierno autonómico: desde el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital a la promesa de 1.520 millones de euros a Cataluña en los próximos tres años.

En su primer discurso tras volver a España, Rovira insistía en que el pacto con Illa no es una sumisión al Estado, sino un paso necesario hacia un nuevo referéndum de independencia, y así es como intentarán convencer a los militantes. Quieren vender el pacto como un esfuerzo titánico de los republicanos, que logran arrancar de manos de Sánchez compromisos insospechados… pese a que, por el momento, todas las cesiones llevaban prometidas desde el año pasado, cuando ERC ya pactó con Sánchez para su propia investidura.

En estos momentos, el calendario que manejan desde ERC, según apuntan fuentes internas, es cerrar el acuerdo este fin de semana, elevarlo el lunes la ejecutiva del partido, explicarlo a las bases entre martes y miércoles y votar el jueves 1 de agosto, día en que se cumple el plazo impuesto por los republicanos.

El factor Puigdemont

Con todo, este calendario provisional dependerá de la segunda incógnita apuntada al inicio: la estrategia de Puigdemont. El líder de Junts lleva una semana de perfil bajo, pero ha marcado en el calendario este sábado como la fecha para su regreso a los titulares. El expresidente de la Generalitat protagonizará un acto en el sur de Francia, con el mismo formato que los que realizaba durante la campaña electoral, buses de militantes incluidos.

El objetivo teórico de esta cita es celebrar el cuarto aniversario de Junts, pero su intención en el momento en que se anunció era escenificar un clamor popular para el retorno del «presidente legítimo en el exilio». Falta saber si –a falta de que se le aplique la amnistía– Puigdemont mantiene su promesa de regresar a España para un debate de investidura y cruza la frontera sabiendo que puede ser detenido.

Cabe recordar que la velocidad en las negociaciones entre ERC y PSC llevó a Junts a encender las alarmas, realizando una demostración de fuerza en Madrid votando en contra del techo de déficit para recordar a Sánchez que depende de sus votos tanto como de los de ERC. «Si Cataluña no tiene la llave de la caja, España no tendrá presupuestos», recordaba el diputado de Junts, Salvador Vergés, este jueves en el pleno del Parlament.

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