Puigdemont pretende que su detención impida la investidura de Illa y le permita ganar tiempo

El 26 de agosto, en diecinueve días, se cumple el plazo legal según el cual, si no hay investidura, Cataluña se encaminaría de forma automática a una repetición electoral. El anuncio de regreso de Puigdemont pretende precisamente eso, que se llegue a esa fecha sin haber celebrado nombrado un nuevo presidente y, en consecuencia, Cataluña vuelva a las urnas.

El cómo y el cuándo regresará el prófugo Puigdemont es un secreto que Junts guarda bajo siete llaves. Solo se sabe que debe ser antes del pleno convocado para el jueves a las 10 de la mañana y que los dirigentes del partido del expresident están insistiendo, por activa y por pasiva, que en caso de que Puigdemont sea detenido el pleno debe ser suspendido hasta que el líder de Junts sea liberado.

Su objetivo es ganar tiempo e intentar llegar hasta el 26 de agosto frustrando así la investidura de Illa. Su cálculo se basa en que hasta que el Tribunal Supremo no emita un auto de detención –en base a la imposibilidad de que la malversación que imputan a Puigdemont no es amnistiable– no podrán recurrir frente a Tribunal Constitucional, y eso será en todo caso en una fecha posterior al 26 de agosto.

Además de Junts, otras organizaciones como la ANC y los CDR están presionando a ERC que, por su parte, ya ha dicho que el Pleno, en caso de detención de Puigdemont, podría suspenderse hasta la próxima semana, pero no más allá, y en palabras de Raquel Sans, portavoz de ERC, «la detención del expresidente Puigdemont no cambiará el sentido del voto de ERC», que ya ha dado el visto bueno a Illa.

En el PSC, mientras, avanzan en la formación de un gobierno monocolor, que parece bastante avanzado y que pretenden que tome posesión entre el sábado de esta semana y el lunes de la próxima.