El penúltimo número de Puigdemont: de la detención televisada a la entrada en coche oficial
El ministerio del Interior no se ha pronunciado sobre la llegada del prófugo, por lo que el peso de la detención del expresident recaerá sobre los Mossos
En los casi siete años que lleva fugado, Carles Puigdemont (Amer, Gerona, 1962) no ha vuelto a España ni para el entierro de su padre ni para el de su madre, que lo siguió telemáticamente. Sí ha decidido hacerlo ahora para interrumpir la investidura de Salvador Illa, el exministro de Sanidad que le ganó las elecciones el pasado mes de mayo y que ahora mismo tendría los votos necesarios para presidir la Generalitat de Cataluña.
Las circunstancias que rodean a la vuelta del prófugo han sido una incógnita desde el mismo momento de su anuncio. Se dudaba incluso de que llegase a hacerlo, pero Puigdemont avisó este miércoles de su partida y ha citado a sus acólitos a las ocho de la mañana frente al arco del triunfo de Barcelona. Allí hay, desde la tarde de ayer, una pantalla gigante para retransmitir un acto público que –de celebrarse– debería comenzar a las 9 horas.
Se trata del penúltimo golpe de efecto de Puigdemont, para el que hay todo tipo de interpretaciones.
Una primera versión asegura que en Junts no aspiran a que el expresidente llegue al parlamento catalán. Si llega al escenario colocado en el Paseo de Lluís Companys, serían los Mossos d'Esquadra los encargados de detenerle y sacarle de entre la multitud, un contexto bastante peligroso y propicio para que haya altercados.
Lo que sí se da por hecho es que, en caso de detención (que sería televisada y ante miles de testigos), el presidente del Parlament, Josep Rull, suspendería la investidura de Salvador Illa, que es el objetivo último por el que Puigdemont se ha decidido a cruzar la frontera. Una vez ahí, hay quien sostiene que Rull podría dejar correr el tiempo y no reanudar nunca la sesión, llegando a ese 26 de agosto que obligaría a repetir elecciones.
De darse esta situación, el PSC tendría que recurrir a la Justicia para desbloquear la investidura, una situación poco edificante que sumiría a la comunidad en una situación de provisionalidad pocas veces vista.
Este escenario es el más probable. Pero otros no descartan que Puigdemont tratase de acceder al Parlament dentro del coche oficial de, por ejemplo, Josep Rull, presidente de la cámara. Las lunas tintadas le permitirían pasar desapercibido. Según apunta EFE, solo se podrá acceder al parque de la Ciutadella (donde está el Parlament) por la puerta situada junto a la Estación de Francia, donde un cordón policial franqueará el paso a los diputados, periodistas y trabajadores de la cámara.
A este operativo hay que sumarle el hecho de que Vox ha convocado una manifestación contraria a Puigdemont a las 9:30 horas, solo treinta minutos después del acto previsto en apoyo al prófugo y solo treinta antes de una sesión de investidura que habrá que ver cómo empieza (si lo hace) y, sobre todo, cómo y cuando termina.