El pacto entre el PSC y ERC: Más allá de financiaciones singulares y referéndums

El día de la proclamación de Salvador Illa como presidente de la Generalidad de Cataluña estuvo marcado por gestos de cordialidad hacia el gobierno saliente de Pere Aragonès. Sin embargo, lo que muchos no recuerdan es que Illa había nombrado previamente un «gobierno alternativo» con el objetivo de hacer un seguimiento crítico y fiscalizar la administración de ERC. Este equipo incluía figuras destacadas como Alicia Romero, Raúl Moreno, Jordi Terrades, y otros, muchos de los cuales ahora forman parte del actual gobierno.

Más allá de los escenarios públicos, donde la política se convierte en un teatro con luces y cámaras, el verdadero juego político se desarrollaba en las sombras. El pacto entre el PSC y ERC para la investidura de Illa, que aparentemente giraba en torno a la financiación singular y un referéndum, escondía una realidad más compleja y pragmática.

La realidad detrás del acuerdo

Aunque los temas de financiación singular y referéndum acapararon los titulares, es ampliamente conocido que ambos son extremadamente difíciles de materializar. Implementar un referéndum, por ejemplo, requeriría una reforma profunda de la Constitución, algo que implica no solo mayorías cualificadas en el Congreso y el Senado, sino también un referéndum nacional y nuevas elecciones. Es un proceso largo y complicado que hace que estas promesas suenen más a teatro que a una posibilidad real.

El verdadero quid del acuerdo giraba en torno a la continuidad de 580 cargos de confianza de ERC dentro de la administración. Estos cargos no solo son posiciones políticas, sino también fuentes de ingresos para el partido, que los utiliza para financiar su estructura, incluyendo los sueldos de líderes como Oriol Junqueras y Marta Rovira.

Con el desplome electoral de ERC, que pasó de 33 a 20 diputados en el Parlamento de Cataluña, mantener estos cargos se volvió crucial. La negociación permitió a ERC asegurar la continuidad de estos puestos en áreas clave como Política Lingüística y Cultura, aunque no fue suficiente para retener a todos.

El papel del Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación

Una de las soluciones planteadas fue la posibilidad de trasladar algunos de estos cargos al Ayuntamiento de Barcelona, especialmente después de la salida de Ernest Maragall y la ascensión de Elisenda Alemany como líder de ERC en la ciudad. El alcalde Jaume Collboni, quien actualmente gobierna en solitario, podría formar una coalición con ERC, lo que permitiría recolocar a parte de estos cargos.

Otro frente abierto es la Diputación de Barcelona, donde aún hay miembros de Junts en posiciones clave. Con el desplazamiento de Junts en la Generalidad y la Diputación, ERC busca aprovechar los puestos vacantes para recolocar a su personal y no perder poder político ni económico.

En resumen, el pacto que permitió a Salvador Illa acceder a la presidencia de la Generalidad va mucho más allá de lo que se anunció públicamente. Detrás de las negociaciones oficiales, se esconde una compleja trama de movimientos estratégicos que buscan asegurar el control político y la estabilidad financiera de ERC en un escenario donde la pérdida de poder parecía inevitable.