Illa quiere firmar «antes de que acabe el año» un pacto para blindar la imposición del catalán

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha reiterado en el debate de política general del Parlament de Cataluña su intención de aprobar el Pacto Nacional por la Lengua previsto en el acuerdo de investidura con ERC «antes de que acabe el año». Este pacto, ha señalado este miércoles en su intervención ante los republicanos, ha de «defender el catalán en la escuela y el uso social del catalán».

Illa ha asegurado que entiende la promoción del catalán «como una de mis principales responsabilidades como presidente de Cataluña», y ha asegurado que «hay que defender el catalán, pero esto no quiere decir atacar el castellano». También ha reconocido que la creación de una consejería de Política Lingüística fue una concesión a ERC, pero que el fondo de la cuestión ya lo llevaba en el fondo de su propuesta.

En su siguiente intervención, Illa ha pedido al presidente del grupo parlamentario del Partido Popular, Alejandro Fernández, que se sume al pacto, que «no va contra nadie» y que prioriza las políticas que «invitan» a usar la lengua, cuyo uso social «está en regresión», ha dicho. «La defensa del catalán pasa por que sea una lengua integradora», que no esté identificada con una ideología o unas formaciones políticas concretas, ha asegurado.

«Un sistema fracasado»

Por su parte, Fernández ha asegurado que no se sumarán a un pacto lingüístico que quiere mantener «un sistema fracasado» como es el de la inmersión lingüística, y que «quiere profundizar en las sanciones, las multas y hasta la policía lingüística». «Mientras en Cataluña haya un ciudadano que pueda recibir una multa por rotular su establecimiento de una forma u otra, se están vulnerando derechos», ha incidido.

A la acusación de que el PP no defiende en Cataluña lo que sí defiende en Galicia, Fernández ha asegurado que «en Galicia no hay inmersión, sino conjunción lingüística». El líder popular ha considerado que «es imposible que algo funcione si se basa en la imposición», y ha criticado el planteamiento de ver el castellano y catalán como parte de un «juego de suma cero», en lugar de como lenguas complementarias.