Historias de Cataluña
¿Qué papel jugó Lluís Companys en el asesinato del amante de su mujer?
Uno de los episodios más oscuros en la trayectoria del expresidente es el asesinato de Miquel Badía
Los llamados ‘escamots’ eran un ejército paramilitar que pertenecía al partido nacionalista Estat Català, y vivieron su momento más álgido entre los años 1932 a 1933. Iban uniformados con una camisa militar verde, pantalones oscuros, correajes de cuero y zapatos metálicos. Tenían una estructura jerárquica militarizada, imitando las camisas negras fascistas italianas o las Sturmabteilung, las «camisas pardas» de la SA hitleriana.
Miquel Badía las utilizó para romper huelgas y enfrentarse a los pistoleros de la CNT-FAI. El 22 de marzo de 1933 celebraron un desfile en la Avenida María Cristina, en Barcelona, y luego se trasladaron al estadio de Montjuïc. En el acto, presidido por Francesc Macià, desfilaron 8.000 escamots uniformados.
El Parlamento de Cataluña protestó ante Josep Dencàs y Miquel Badía de haber creado una organización de tipo fascista. Además los acusaron de ser una organización de aprendices del nazismo.
Los escamots se dedicaban a perseguir a los hombres de la CNT-FAI y de las Juventudes Libertarias. Su misión era perseguir a los fascistas, pero no lo hacían. A los primeros los conducían a la comisaría de la Vía Layetana de Barcelona: les sacaban la camisa y, cara a la pared, simulaban que los iban a fusilar. Les disparaban un tiro por encima de la cabeza. Los rehenes desconocían dónde había ido a parar la bala.
Uno de los cómplices de Badía lanzaba una pequeña piedra en la espalda del detenido, simulando que el impacto fallido los había tocado en este lugar. Más de uno cayó desmayado e incluso alguno perdió la cabeza ante tal macabra actitud. Los escamots fueron el aparato represivo de Estat Català, el cual le sirvió al presidente Macià para mantener una presunta paz social en Cataluña.
El «idealista» Miquel Badía
Miquel Badía i Capell nació en Torregrossa el 10 de marzo de 1906. Fue jefe del Servicio de la Comisaría General de Orden Público de la Generalitat. Su hermano Josep, nacido en 1903, fue vocal de l'Avenç Democràtic Republicà. Miquel Badía se definía diciendo: «Soy un idealista y estoy convencido que los idealistas solo podemos tener un momento brillante. ¿Sabéis cuál es? Morir en la lucha».
El declive de Badia se inició en el año 1934, en gran medida por sus acciones violentas y por el fracaso del golpe de estado del 6 de octubre. Badía perdió la confianza de Companys y buena prueba de ello es el juicio que tuvo lugar el 10 de septiembre de 1934 contra el editor y el director de La Nació Catalana por delitos de incitación a la rebelión e injurias a las autoridades.
El fiscal Sancho impidió por todos los medios que los acusados Aymà y Bofill y su abogado Xammar se expresaran en catalán. Badia detuvo al fiscal. Los jueces exigieron la dimisión de Badia. Companys no movió ni un dedo para defenderlo.
Badía fue uno de los organizadores de la jornada del 6 de octubre de 1934. Al fracasar, tuvo que exiliarse a Francia, América, Alemania, Bélgica y Andorra. En 1936 vuelve a Cataluña y se encarga de reorganizar las Juventudes de Estat Català. Su hermano Josep también participó en la jornada del 6 de octubre de 1934: reflexivo y organizador, era el ideólogo de los dos hermanos, mientras que Miquel era hombre de acción.
Cinco disparos
Los hermanos Badía vivían en el número 52 de la calle Muntaner de Barcelona. Era el 28 de abril de 1936. A las 15.20 horas salían de casa. Delante, un hombre leía un periódico. Al ver que los hermanos salían del portal, lo dobló y los siguió por la otra acera. En la misma calle un vehículo Ford, con matrícula B-39763, de color rojo, también empieza a circular lentamente.
El testigo de todo lo que pasó fue el propietario del bar Bremen, que hacía esquina con la calle Consejo de Ciento. Segundos después escuchó cinco disparos: los hermanos Badía cayeron muertos en el número 38 de la calle Muntaner. Los asesinos huyeron en el Ford de color rojo. Tras el atentado sus cuerpos fueron trasladados al dispensario de la calle Sepúlveda.
La noticia corrió como la pólvora. Fueron al dispensario Ventura Gassol y Carles Pi i Sunyer. Estat Català acusó a la Generalitat de aquellas muertes. Según ellos todo el mundo sabía que estaban amenazados de muerte. Ahora bien, ¿quién mató a los hermanos Badía?
Dos hombres y una mujer
Miquel Badia era conocido dentro del nacionalismo como Capità Collons («Capitán Cojones»), y en su momento tuvo relaciones con una joven de las juventudes nacionalistas llamada Carmen Ballester Llasat, que estaba casada con Joan Duran, miembro de Estat Català.
Lluís Companys, entonces presidente de la Generalitat, también quiso los favores de esta joven: aunque era mayor que ella, estaba en mejor posición que Badia. Se sabía en la época que Companys consumía material pornográfico, y en cierta ocasión Companys y Carmen fueron sorprendidos, en pleno acto sexual, en el despacho de la sede de las juventudes nacionalistas.
Hubo un ataque de celos entre ambos por los favores de la dama. Llegó a tal extremo el ataque de celos de Companys que le hizo jurar a Carmen fidelidad absoluta. Este juramento se lo pidió en la cama que había sido del fallecido Francesc Macià. Aquel acto trascendió de aquellas cuatro paredes y el acto fue conocido cono «la misa negra en la cama de Macià». Los celos le llevaron a planear eliminar a Badia, para que Carmen no tuviera pensamientos improcedentes.
Alguien puede decir que Companys no tuvo nada que ver. Que los verdaderos asesinos de los hermanos Badia fueron miembros de la FAI. Ahora bien, recordemos que Companys era amigo de los anarquistas, a los cuales había defendido como abogado. Con lo cual, no era difícil pedirles un favor. En una época donde el pistolerismo era común en Barcelona, contratar un asesinato era muy barato.
Participaron en el asesinato Justo Bueno Pérez, que le disparó tres tiros a Miquel Badía; Luciano Ruano Segúndez, que le disparó dos tiros a Josep Badía; Vicente Torné Martín, que conducía el Ford rojo; y José Martínez Ripoll, el que leía el periódico. Por lo visto un pariente lejano de Justo Bueno fue torturado por Badía y este juró que se vengaría. Esta era la excusa o el argumento que utilizó Companys para convencerlo.
El entierro de los hermanos Badía fue una impresionante manifestación de dolor. La conmoción era debida al hecho que, hasta aquel momento, los pistoleros de la CNT-FAI sólo habían asesinado a personas de los Sindicatos Libres o a miembros de la derecha. Los hermanos Badía eran de izquierdas. Con lo cual ya nadie podría vivir tranquilo.
Según declaró Justo Bueno, asesinó a Miquel Badía por ser enemigo de España, por ser independentista. A Bueno se le juzgó el 14 de julio de 1943. Fue condenado a muerte y fusilado el 10 de febrero de 1944 en el Campo de la Bota de Barcelona. Con su muerte se cerraba un periodo oscuro protagonizado por Miquel y Josep Badía, los escamots, Estat Català y, por supuesto, Lluís Companys.