Entierro del inspector de policía Antonio Espejo en Barcelona, en 'Mundo Grafico'

Entierro del inspector de policía Antonio Espejo en Barcelona, en 'Mundo Grafico'Wikimedia

Rutas por Barcelona

La Barcelona en rojo y negro: una ruta por la barbarie anarquista de principios del siglo XX

Los atentados, las pistolas y el miedo fueron la norma durante la época del pistolerismo: esta ruta recorre sus escenarios más destacados

A principios del siglo XX, durante la época conocida como pistolerismo, el anarquismo acabó con la vida de más de un millar de personas en Barcelona. Se asesinó a empresarios, trabajadores, sindicalistas o policías. De todos ellos nos han quedado en la memoria los asesinatos de Salvador Seguí, «el noi del sucre», y el abogado Francesc Layret.

Fue una época convulsa, que se frenó de 1920 a 1922, cuando se nombró a Severiano Martínez Anido como gobernador civil de Barcelona. Aquella Barcelona, donde el uso de las pistolas y las bombas era norma habitual, aún se puede visitar: esta es la ruta por la Barcelona en rojo y negro

El asesinato del ‘noi del sucre’

El primer lugar de nuestro recorrido es la calle Cadena con San Rafael, en el barrio del Raval. Allí asesinaron a Salvador Seguí. Fue el 10 de marzo de 1923. El noi del sucre («chico del azúcar») iba acompañado de Francisco Comes Perones. Unos días antes había recibido un anónimo: «Reunidos los elementos del Sindicato Libre, hemos acordado asesinarte a ti y a Pestaña, entre otros. Esta vez no escaparéis ninguno, aunque tú serás el primero». Edmon Vallès escribió:

El atentado se produjo a las siete y media de la tarde del día 10 de marzo de 1923. Seguí murió de un disparo en la cabeza que le produjo una gran hemorragia; Comes, su compañero, mortalmente herido, llegó tambaleándose hasta una tienda próxima —según parece, una carnicería— y allí cayó. Los servicios sanitarios lo trasladaron aún vivo al lugar de Socorro de la calle de Barberá y después al Hospital Clínico, donde murió.

A continuación nos debemos desplazar al Eixample, en concreto a la calle Balmes número 26. Allí vivía el abogado Francesc Layret. El 30 de noviembre de 1920 asesinaron a este abogado laboralista y diputado en las Cortes por el Partido Republicano Catalán. El asesino era un hombre de 20 años que respondía al mote de «Mirete».

El día del asesinato, Martínez Anido había ordenado la detención de los dirigentes del Partido Republicano Catalán y de la CNT. Entre los detenidos estaban Lluís Companys y Salvador Seguí. Layret mantenía con Seguí una estrecha colaboración y una franca amistad. Cuando se confirmó la noticia de la detención y la orden dictada de deportación de Seguí y Companys al penal de Maó, salió de su casa para prestarles asistencia jurídica, momento en el que fue asaltado y asesinado. La policía no practicó nunca ninguna detención.

Fomento del Trabajo Nacional

De ahí nos desplazaremos a la vía Layetana número 32. Allí encontramos el edificio del Fomento del Trabajo Nacional. A lo largo de los años este edificio ha sido protagonista de diferentes atentados. El actual edificio, construido entre 1931 a 1936, es obra de Adolf Florensa Ferrer y Josep Goday Casals.

Cerca está la Catedral. El 25 de diciembre de 1905, en la puerta que da acceso al claustro, por donde iba a entrar el cardenal y obispo Salvador Casañas Pagés, estaba el anarquista Josep Sala. Este intentó clavarle un cuchillo. Se lo impidieron el decano Dachs y el vicario Polo. El agresor fue detenido por el policía Antonio Vaquero y un peatón. Trasladado al preventorio de Sant Felip Neri, allí declaró y lo trasladaron a la cárcel. Al día siguiente murió, oficialmente, envenenado.

El 25 de septiembre de 1893, para celebrar el santo de María de las Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena, princesa de Asturias, se celebró en la Gran Vía de las Cortes Catalanas un desfile militar. La presidía el capitán general de Cataluña, Arsenio Martínez Campos. El anarquista Paulino Pallás lanzó una bomba a los pies del capitán general. El atentado supuso la muerte del guardia civil Jaime Tous y que quedaran heridos Martínez Campos y los generales Castellví y Clemente.

Atentados en las Ramblas

Las Ramblas también fueron protagonistas de los atentados de los anarquistas. El 4 de septiembre de 1897, a la altura de la Plaza Cataluña, el anarquista Ramón Sempau asesinó al teniente Portas, que era jefe de la Policía Judicial de Barcelona. También el 4 de septiembre, pero de 1904, se puso una bomba en el urinario de la Rambla de las Flores. Por suerte no estalló. La llevaron al Palacio de Justicia para detonarla en el Camp de la Bota. El problema es que explotó en el Palacio, pero solamente provocó daños materiales.

Otra bomba en los urinarios, el 24 de diciembre de 1906, tampoco explotó. Dos días después, una persona resultó herida. Josep Rull «el cojo de Sants», se dedicó a poner bombas en Las Ramblas a lo largo de 1908. Y no nos podemos olvidar de las bombas que Santiago Salvador Franch lanzó en el Gran Teatro del Liceo, el 7 de noviembre de 1893, en la cual murieron 22 personas e hirió a 35, en venganza por el consejo de guerra a Paulino Pallás.

En la calle Canvis Nous, durante la procesión de Corpus Christi, el 7 de junio de 1896, lanzaron una bomba desde un piso, dejando 12 fallecidos y 44 heridos. Este atentado dio paso al proceso de Montjuic, al haberse detenido a más de 4.700 personas. En el consejo de guerra, se dictaron 8 penas de muerte y 67 penas de prisión. Al final solo se dictaron 5 penas de muerte y 20 penas de prisión. Este proceso, según se cree, hizo que el anarquista italiano Agiolillo asesinara, en agosto de 1897, al presidente del Gobierno Antonio Cánovas del Castillo, en el balneario de Santa Águeda de Guipúzcoa.

El 25 de enero de 1894, en el Gobierno civil, que estaba al lado de la Estación de Francia, Ramón Murull atentó contra Ramón Larroca Pascual, gobernador civil. El disparo le alcanzó la mejilla izquierda. Al lado, en la Estación de Francia, el 22 de junio de 1910, cuando bajaba del tren el presidente Antonio Maura, un joven anarquista le disparó dos tiros. Quedó herido en una pierna y un brazo.

Ramón Larroca, en 1901

Ramón Larroca, en 1901Wikimedia

La plaza de la Mercè

Cerca del Gobierno Civil y la Estación de Francia encontramos la Plaza de la Mercè. Allí, el 12 de abril de 1904, el anarquista Joaquín Miguel Artal volvió a atentar contra Antonio Maura. El joven le entregó un sobre, mientras se sacaba la gorra para saludarlo. Maura no pensó que hubiera peligro. Sin embargo, el joven sacó un puñal y se lo clavó en el lazo izquierdo. Gracias al traje que llevaba, bastante grueso, el puñal no le penetró en el cuerpo.

La Plaza Real también suma un atentado, el 9 de febrero de 1892, en el cual falleció una persona y varias resultaron heridas. No nos podemos olvidar del antiguo Hotel Ritz, convertido durante la guerra civil en comedor popular; el Portal de Santa Madrona, donde se celebró el primer congreso obrero en 1870; o la fosa común del cementerio de Montjuic, donde están enterrados los anarquistas fusilados en el Camp de la Bota, en el lugar donde se trasladaron y levantaron mausoleo a Lluís Companys.

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