La mezzosoprano Conchita Supervía

La mezzosoprano Conchita SupervíaReproducció Ruth Pérez

Historias de Barcelona

El trágico final de la mezzosoprano barcelonesa que revolucionó la ópera a principios de siglo

Conchita Supervía rescató la cuerda de mezzosoprano de coloratura

Conchita Supervía Pascual nació en Barcelona el 9 de diciembre de 1895, aunque algunas biografías sitúan su nacimiento en 1899: la propia Supervía dio lugar a esta confusión cuando, por coquetería, mencionó en alguna ocasión que había nacido entonces, y esa fue la fecha que su marido puso en su lápida.

Supervía estudió con las Damas Negras, y aprendió canto con el maestro Alfredo Martini, en el Conservatorio del Gran Teatro del Liceo. Pronto se distinguió como una pianista notable, y debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires, con la empresa Goula de ópera, el 1 de octubre de 1910: tenía 15 años.

Así, Supervía siguió una tradición que deriva del siglo XIX por la cual muchas cantantes debutaban a una edad muy joven. Fue el caso de las hermanas García, Grisi, Patti, Tetrazzini o Sembrich, así como María Barrientos, Elvira de Hidalgo, Josefina Huguet, Graziella Pareto o Mercedes Capsir. La particularidad de Supervía estaba en el hecho de que pertenecía a una cuerda diferente, a la coloratura de mezzo-soprano, y su estreno se puede considerar el más precoz.

En el Teatro Colón cantó cuatro óperas. Debutó con Blanca de Beaulieu, de César Stiattesi, donde hacía el papel de la anciana Mero Marceau: el maquillaje hizo maravillas para ocultar sus rasgos jóvenes. Luego vino su interpretación de Zulima en la ópera de Tomás Bretón Los amantes de Teruel, que cantó junto al tenor Francisco Viñas. Después Circe de Ruperto Chapi, y Lola en la ópera Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni.

De ‘Carmen’ al cielo

En 1911 cantó el papel principal de Carmen, de Bizet. Cantar una parte vigorosa como esta a una edad tan temprana podía haber sido fatal, pero Supervía estaba muy segura de sus posibilidades vocales. Ese mismo año la llamaron para el papel principal en el estreno italiano de Der Rosenkavalier de Richard Strauss, en el Teatro Constanzi de Roma, con la soprano Hariclea Darclee.

La cantante Conchita Supervía

La cantante Conchita SupervíaFons Esplugas / Repr. Ruth Perez

En 1912 debutó en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, donde cantó Carmen y Dalila. En 1913 debutó en el Teatro Malibran de Venecia con Carmen, al lado de Bernardo de Muro y Mariano Stabile. Ese mismo año volvió al Liceo para cantar Carmen y Cavalleria Rusticana.

También debutó con Carmen en el Teatro de Ópera de la Habana, en 1914. En el Liceo comenzó a encontrar un repertorio más afín a su voz con Sutil de Thomas, La Favorita de Donizetti e Il Barbiere di Sevilla, de Rossini, donde cantó con Riccardo Stracciari y Juan Nadal. Con esta ópera reestableció la tesitura de la parte de Rosina, rescatando aquel papel de todas las adiciones caprichosas hechas durante años por las sopranos ligeras. Aquel año también cantó, en el Liceo, Carmen con Luis Canalda y Mercedes Capsir, y el papel de Dalila con Canalda.

La cuerda de mezzosoprano

Supervía rescató la cuerda de mezzosoprano de coloratura y estableció dentro del repertorio de esta cuerda vocal Il Barbiere di Sevilla, La Cenerentola y L’italiana in Algeri. Estos papeles habían sido escritos, originalmente, para contraltos. Con posterioridad cantaron estos papeles sopranos ligeras, como consecuencia de la extinción de la voz de mezzosoprano. Restauró el belcantismo rossiniano: esta es su mayor contribución a la lírica. Cantantes como Teresa Berganza, Cecilia Bartoli, Marilyn Horne o Frederica von Stade deben su carrera artística a lo que en su momento institucionalizó Supervía.

El 13 de febrero de 1915 se le rindió una Serenata de Honor. En aquella representación cantó los dos primeros actos de Sansón y Dalila y el cuarto acto de Carmen. Además cantó varias canciones catalanas. Estas canciones la acompañarían por todo el mundo a lo largo de su carrera.

El 18 de noviembre de 1915 debutó en Chicago con Werther de Massenet con Lucien Muratore y Dufranne. También cantó Sutil con Carlos Dalmores, Lisa Laudozy y Marcel Journet. En enero de 1916 cantó Carmen y fue la primera cantante en suplantar a Geraldine Farrar en este papel, que lo había monopolizado en aquel teatro durante años.

Pronto volvió a Europa, debutando en todos los teatros de ópera de Italia. En 1919 nació su hijo Giorgio, fruto de su relación con el abogado y exalcalde de Nápoles Francesco Santamaria. El muchacho se convirtió en el centro de su vida. Supervía rechazó casarse con Santamaría. Incorporó en su repertorio una serie de canciones de cuna escritas por el compositor italiano Genas, y también cultivó la música de cámara.

Los años 20 y Rossini

Los años veinte significaron un paso adelante en la investigación de Supervía sobre Rossini. En 1921 integró en su repertorio La Cenerentola. En 1926 el empresario Vittorio la llamó para inaugurar el Teatro de Turín con L'italiana en Algeri. Allí también cantó La Cenerentola y Il Barbiere. El público descubrió estas óperas cantadas en su tesitura, una cosa que no pasaba desde el siglo XIX. En 1928 volvió al Liceo con L'Italiana en Algeri, ausente en este teatro desde 1861, Il barbiere di Siviglia, así como una novedad, Hansel und Gretel de Humperdink.

Traje goyesco diseñado por Néstor Wálery, 1931

Traje goyesco diseñado por Néstor Wálery, 1931BNE

Aquel mismo año canta en La Scala Der Rosenkavalier al lado de Inés María Ferrari como Sophie, bajo la dirección de Richard Strauss. Las dos artistas también cantaron juntas Hansel und Gretel. Existe una grabación en 78 rpm de extractos de esta ópera cantados por Supervía y Ferraris. En La Scala, también cantó el papel de Cherubino de Le Nozze di Figaro de Mozart. Entre los años 1929-30, el público de Paris se rindió a sus pies cuando cantó L'Italiana y Cenerentola en el Teatro des Champs Elysees, y Carmen en la Ópera Comique, la cual la cantó en francés. En París también cantó la opereta Frasquita de Lehar.

En 1931 se casó con el industrial londinense, de origen judío, Ben Rubinstein. Supervía adoptó la religión de su marido y se instaló en Londres. Esta es la razón por la cual el público inglés se rindió al arte de la Supervía. Aquel mismo año dio más de veinte conciertos en Inglaterra en cinco semanas, dos de ellos en el Albert Hall.

De ahí marchó a los Estados Unidos, cantando en Chicago Carmen con Rene Maison y John Carlos Thomas. La audiencia de Chicago pudo apreciar que su interpretación era más madura. En 1933 abrió la temporada del Maggio Musicale Fiorentino con La Cenerentola. En 1934 cantó en el Covent Garden de Londres Carmen y La Cenerentola. Al año siguiente cantó Cenerentola, Carmen y L'Italiana en Algeri. Supervía estaba en la cumbre de su carrera.

En 1934 intervino en la película Evensong, de Victor Saville. Es la adaptación de una novela dedicada a la soprano Nellie Melba. Supervía interpretaba a Baba L’Etoile, la joven rival de la anciana cantante Madame Irela –papel interpretado por Evelyn Laye– que habla de la joven cantante como una «vaca española».

En 1935 se quedó de nuevo embarazada. Tenía 40 años y su embarazo era de riesgo. Tuvo que cancelar todos los conciertos previstos para otoño de 1935. El 29 de marzo de 1936 ingresó en una clínica de Londres para esperar el nacimiento de su hija. La niña nació muerta el 30 de marzo. Horas después, como consecuencia de una septicemia fallecía Conchita Supervía.

Fue enterrada, con su hija, en una tumba diseñada por el arquitecto Sir Edwin Luytens, con esculturas de Sir William Reid Dick, en el Willesden Jewish Cemetery en el norte de Londres. Su nieto James Supervía fue bailarín, coreógrafo y actor.

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