El desierto de Sarrià

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Historia de Barcelona

El «desierto» escondido entre los edificios de Barcelona: historia y leyenda detrás del Desierto de Sarrià

Un jardín público con siglos de historia que conecta la tradición mística con el desarrollo urbano de la ciudad

Entre las calles de Sarrià, en Barcelona, se esconde un rincón con una historia fascinante que muchos desconocen: el Desierto de Sarrià. Este jardín público, ubicado al final del paseo de Santa Eulalia, debe su nombre a una antigua tradición religiosa y mística que conecta a este lugar con la mártir barcelonesa Santa Eulalia, de quien se dice que vivió en esta zona en el siglo IV.

El «Desierto» no se refiere a un paisaje árido, sino a un espacio que, en el siglo XVI, se utilizaba para describir ciertos conventos o eremitorios en zonas despobladas.

Este particular enclave fue cedido en 1578 por el duque de Ferlandina a los frailes capuchinos, quienes lo convirtieron en un jardín místico lleno de árboles y figuras de barro alusivas a la fragilidad humana y la grandeza del espíritu. A lo largo de los años, este lugar ha cambiado de manos y de uso, pero sigue manteniendo su aura de tranquilidad y misterio.

De convento a asilo

El convento de los capuchinos fue destruido en 1835 durante la desamortización. Posteriormente, el terreno pasó a manos del inglés Henry Misley, quien descuidó el jardín y eliminó las esculturas.

Sin embargo, a finales del siglo XIX, el espacio recobró vida cuando el médico José Ricart y el industrial Josep Maria Sert fundaron un asilo para personas con diversidad funcional en los límites del antiguo Desierto.

Hoy en día, el Desierto de Sarrià sigue siendo un espacio público, un remanso de paz en medio de una Barcelona moderna, que mantiene viva la tradición de un pasado que se mezcla con la leyenda de Santa Eulalia y el paso de los capuchinos. Un destino poco conocido que merece ser descubierto.

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