Pau J., durante la entrevista en 'El Matí de Catalunya Ràdio'

Pau J., durante la entrevista en 'El Matí de Catalunya Ràdio'3Cat

Cataluña

50 euros, una identidad fantasma y unas copas en Barcelona: así se forzó el escándalo de los carteles en ERC

Uno de los tres jóvenes que pegaron los carteles insultando a los Maragall revela que tuvo presiones para entregarse y acelerar la investigación

La polémica de los carteles colgados el 8 marzo de 2023 insultando a los hermanos Maragall con el lema ‘Fuera el Alzhéimer de Barcelona’ está en el centro de la crisis interna que está desgarrando a ERC. Este viernes, Pau J., uno de los tres jóvenes que enganchó los carteles, ha revelado que recibió presiones para entregarse y acelerar la investigación, destapando el escándalo.

Así lo ha explicado en una entrevista a Catalunya Ràdio, en la que ha vuelto a explicar qué ocurrió esa noche: asegura que un amigo suyo, G. F., militante de ERC, le ofreció 50 euros de «dinero fácil» en Barcelona, y que fue allí cuando vio que se trataba de pegar los carteles.

Los carteles contra la familia Maragall aparecieron en la precampaña de las últimas elecciones municipales

Los carteles contra la familia MaragallERC

Les habían marcado una lista de objetivos «prioritarios», pero abortaron la misión a la mitad cuando, frente a la sede de ERC, vieron a unas personas haciéndoles fotos: «Sabían que iríamos, nos estaban esperando».

Un hombre fantasma

Pau también ha detallado que días después recibió la visita de un hombre que se le acercó por la calle en Igualada. «Salíamos de una cena en Igualada y me paró una persona hablando castellano», ha relatado, señalando que este desconocido se identificó como «miembro de un cuerpo» de seguridad, aunque no ha revelado de cual. Le hizo ver que le habían estado vigilando y le dio 50 euros «para que fuera a Barcelona de fiesta y dijera que había sido yo».

Pau ha dicho que el hombre –que se identificó con un nombre seguramente falso, ya que no aparecía en Google– le recomendó que se inculparse a cambio de hacer gestiones para que la causa contra él se archivase, como de hecho pasó. «Me dijo cosas que han acabado pasando», ha explicado el joven, que efectivamente fue de copas por las discotecas del frente marítimo de Barcelona y allí confesó a un mosso d’esquadra su participación.

Dos días después, la policía catalana citó a declarar a Pau, a G. F. y al tercer compañero que iba con ellos durante la pegada de carteles. Su confesión facilitó la tarea a los Mossos. El entrevistado ha revelado también que el hombre fantasma le llamó un par de veces más –desde números de teléfono distintos– en las semanas siguientes para ver cómo estaba y si necesitaba algo.

La boca cerrada

Pau, que no ha querido revelar algunos detalles por miedo a las posibles represalias, sí ha confirmado las informaciones acerca de los cerca de 40.000 euros que presuntamente ERC pagó a través de la empresa Relevance a G. F. para que los tres implicados mantuvieran la boca cerrada. Con todo, ha dicho que de todo eso él no ha recibido nada, más allá de los dos pagos de 50 euros, la noche de la pegada y la de la confesión.

A la espera de que desde la cúpula de ERC o la candidatura de Oriol Junqueras reaccionen a estas declaraciones, esta semana se conocía que el informe interno elaborado por la comisión de garantías del partido en julio ha quedado en agua pasada por considerarse «incompleto». El órgano interno trabaja ahora en un nuevo documento más exhaustivo, pero que podría no publicarse hasta pasado el congreso de los republicanos el 30 de noviembre.

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