Una alumna de una clase de 1º Bachillerato del Institut Moisès Broggi de Barcelona realiza una prueba piloto de PAU, a 14 de marzo de 2023, en Barcelona, Cataluña. Fuente: Europa Press.

Una alumna de una clase de 1º Bachillerato del Institut Moisès Broggi de Barcelona realiza una prueba piloto de PAU, a 14 de marzo de 2023, en Barcelona, Cataluña. Fuente: Europa Press.Europa Press

Cataluña

El problema de la educación en Cataluña: a la cola en ciencias y quiere reducir asignaturas científicas en el bachillerato

Los informes PISA, PIRLS o TIMMS, recogen que los alumnos catalanes están muy por debajo de la media en matemáticas, comprensión lectora o ciencias.

«La escuela catalana es un modelo de éxito reconocido internacionalmente». Es la muletilla que han repetido una y otra vez los separatistas, pero los diferentes informes educativos que se han ido publicando recientemente, se han encargado de desmentir. Ya sea el informe PISA, el PIRLS o el TIMMS. En todos ellos se refleja que Cataluña está a la cola, no solo de Europa, sino también de España en matemáticas, ciencias o comprensión lectora. De hecho, según el informe PISA, los alumnos catalanes han perdido un curso de matemáticas en la última década y casi dos en comprensión lectora.

Con este panorama, se encendieron todas las alarmas cuando se publicó que la Generalitat tenía intención de que las asignaturas de lengua y literatura castellana y catalana dejasen de ser obligatorias en bachillerato para acabar como optativas de primero. Las protestas llegaron de todos los ámbitos y recordaron a la Generalitat que, teniendo en cuenta el nivel de comprensión lectora de los alumnos, una solución no era precisamente dar ese paso. La consejera de Educación, Esther Niubó, salió a las pocas horas para rectificar y asegurar que estas materias se consideraban una «línea roja».

Pero el problema está también con las ciencias, y la propuesta de Educación, atendiendo a la LOMLOE, ha provocado el mismo rechazo: se quiere agrupar las materias de física y química, y también biología y geología en el bachillerato, por lo que también se harían menos horas. Por este motivo, el Departamento de Educación tiene intención de convocar, durante la primera quincena de enero, a expertos y colegios científicos para ver cómo se mantiene la carga horaria de las asignaturas fusionadas.

Algunos docentes han impulsado el manifiesto «Ciencias en Peligro». De este modo, critican la propuesta de la consejería y piden su retirada. Denuncian que, de entrada, los alumnos perderán horas destinadas a estas materias. Y alertan de que, si se aplican estos cambios, el alumnado acabará la etapa con unos fundamentos científicos «deficientes».

Y más allá de esta cuestión, reclaman «estabilidad» en las leyes, sobre todo en el bachillerato, porque cualquier cambio acaba afectando a las pruebas de acceso a la Universidad. Y también dejan claro que en un contexto «en el que proliferan las teorías pseudocientíficas y el negacionismo, es más importante que nunca ofrecer unos conocimientos científicos sólidos y de calidad».

Pero no solo han mostrado sus críticas algunos profesores. También las sociedades científicas: la de Química; la de Biología; la de Física; la de Tecnología; la de Matemáticas; la Institución Catalana de Historia Natural y la Sociedad Catalana de Historia de la Ciencia y de la Técnica. Y, en la misma línea de los docentes, argumentan que reducir los contenidos científicos que ayudan a entender el planeta, la biodiversidad o la salud es «equivocado», teniendo en cuenta los discursos pseudocientíficos que van proliferando y que, además, en el caso de Cataluña, los resultados de los alumnos están siendo «mediocres», según apuntan los diferentes estudios internacionales que se han conocido.

Estas sociedades científicas alertan que la propuesta curricular para bachillerato que se ha conocido y que, efectivamente, implica perder horas de las asignaturas que se van a fusionar, «contradice el objetivo de una formación científica mínima». De ahí que se reformula la propuesta «de una manera coherente y consensuada».

Y también las universidades públicas catalanas han puesto el grito en el cielo y han mostrado su «máxima preocupación» por esa propuesta. Insisten en que las circunstancias actuales «requieren más que nunca sustentar una enseñanza sólida y de calidad y en ningún momento reducir el peso curricular de las diferentes materias».

Lo cierto es que, poco a poco, van surgiendo más voces que cuestionan el éxito del modelo de escuela catalana. Algunas vienen desde sectores nacionalistas, como es el caso del profesor de secundaria, Damià Bardera, que ha plasmado sus críticas en el libro «Incompetencias Básicas». Entre otras cuestiones, denuncia la aplicación de nuevos métodos pedagógicos, especialmente en Cataluña. Y son muchos los que ponen en el centro de la diana el papel de la Fundació Bofill y de proyectos como «Innovamat» que no han ayudado a paliar el problema educativo en esta comunidad autónoma.

comentarios
tracking