Rutas por Cataluña
La ruta de Cervantes en Barcelona: ¿por qué calles pasó el Quijote?
La Ciudad Condal aparece en cinco capítulos de la inmortal novela de Miguel de Cervantes
Es bien sabido que la ciudad de Barcelona aparece en la segunda parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes. En concreto cinco de los 72 capítulos de la novela transcurren en la Ciudad Condal.
El medievalista Martí de Riquer, conde de Casa Dávalos, considera que Cervantes estuvo viviendo en Barcelona desde mayo de 1609 a octubre de 1611. Los datos y conocimientos de la ciudad que el autor nos detalla en esos cinco capítulos no nos hacen dudar de las palabras de Riquer.
Hay también teorías apócrifas, como la segunda parte del Quijote escrita por Avellaneda. Una es la del Institut Nova historia. Uno de sus miembros, Jordi Bilbeny, afirma que Cervantes era catalán y se llamaba Joan Miquel Servent. El fallo es que nació en Jijona, Alicante... pero, claro, si consideramos Valencia como parte de los «países catalanes», era catalán. Según esta teoría, se habría cambiado el nombre porque era judío converso.
Miquel Izquierdo, del mismo Institut, argumenta que se escribió en catalán y posteriormente traducido al castellano, porque España no podía soportar que una obra tan buena fuera de origen catalán. Es más, se destruyó el original escrito por Cervantes, conservándose sólo la copia en castellano. Pero la locura no acaba aquí. Servent, por problemas económicos, habría acabado huyendo de España y recayó en Inglaterra. Ahí siguió publicando obras bajo el seudónimo de William Shakespeare.
La Barcelona de Cervantes
Si nos olvidamos de esta pseudohistoria, en Barcelona podemos visitar varios sitios vinculados con Cervantes y su Don Quijote. El primer lugar es la Biblioteca de Cataluña, que en aquella época era el Hospital de la Santa Cruz. Allí encontramos la Sala Cervantina.
En 1915 el cervantista Isidre Bansoms Sicart (1849-1922) cedió 3.400 libros dedicados a Cervantes. La colección contiene todas sus primeras ediciones (excepto La Galatea), traducciones, adaptaciones, obras biográficas y críticas, manuscritos y materiales relacionados con la obra cervantina. Actualmente la colección consta de 9.000 volúmenes.
Entre la calle de Portaferrissa y del Pi encontramos el callejón de Perot lo lladre, seudónimo de Pere Rocaguinarda. Nacido en Oristà en el 1582, se convirtió en el bandolero más temido de Cataluña. Perot lo lladre era querido por el pueblo y odiado y temido por las autoridades. Detenido por las autoridades, en 1611, lo condenaron a servir durante 10 años en los tercios de Flandes o Nápoles. Se cree que murió en Nápoles en el 1635. ¿Por qué hablamos de él?
Cervantes lo incluye en la segunda parte de la novela con el nombre de Roque Guinart. Don Quijote y Sancho Panza se lo encuentran a las afueras de Barcelona. Este los acompaña hasta las puertas de la ciudad, facilitándoles un salvoconducto para que dentro de ella fueran alojados en casa de un amigo suyo llamado Antonio Moreno. Roque Guinart ya apareció en La Galatea (1585) y en La cueva de Salamanca (1615).
El Santo Cristo de Lepanto
La siguiente parada no está muy lejos. Nuestro destino es la Catedral de Barcelona. En la capilla del Santísimo se encuentra el Santo Cristo de Lepanto. Cervantes, con 24 años, participó en la Batalla de Lepanto, perdió la movilidad de una mano, y durante 5 años estuvo cautivo en una prisión de Argel.
La leyenda explica que la imagen estaba en la nave capitaneada por Juan de Austria. Su torso curvado se debe a que esquivó una bala. Después de la victoria la flota regresó y Juan de Austria cedió la imagen a la ciudad. Quizás la donación estuvo vinculada porque su mentor era Luis de Requesens, cuya familia era propietaria del Palacio Real Menor y fueron virreyes de Cataluña.
La imprenta de Cormellas
No lejos de la Catedral tenemos la calle del Call, una de las arterias principales de la judería barcelonesa. Allí, en el número 14, se encontraba la imprenta de Sebastián de Cormellas. Con respecto a la imprenta debemos preguntarnos: ¿por qué aparece en la segunda parte del Quijote? ¿Por qué viaja Don Quijote a Barcelona?
Cuando Don Quijote llegó a Barcelona, visitó esta imprenta. Allí descubrió que está editando la segunda parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, «compuesta por un tal vecino de Tordesillas». Don Quijote, enfadado al ver aquel libro apócrifo, decide irse de la imprenta.
Al final de la primera parte leemos «que don Quijote la tercera vez que salió de su casa fue a Zaragoza». La primera parte se editó en el 1606. En 1614 apareció la segunda parte, apócrifa, de Alfonso Fernández de Avellaneda. Esa edición corrió a cargo de Cormellas.
De ahí que visitara la imprenta y que, en vez de ir a Zaragoza, se presentara en Barcelona. Cervantes aprovechó para desmerecer el libro de Avellaneda. Y no solo eso, en tiempo récord, un poco menos de un año, noviembre de 1615, Cervantes publicó la segunda parte.
En el Ayuntamiento de Barcelona esta la Sala del Quijote. En ella hay una serie de cuadros, que representan escenas de Don Quijote en Barcelona, pintados por Francisco de Asís Gali Fabra. Cerca de la Plaza Real y donde estaba el Palacio Real Menor de los Requesens, encontramos una calle dedicada a Cervantes.
Frente al mar
No lejos de ahí, en el Paseo de Colón número 2, se levanta un edificio conocido como Casa Cervantes. En su tercer piso había un hostal donde, según la tradición popular, se alojó Cervantes el tiempo que estuvo en Barcelona. Aquella casa estaba enfrente de la muralla que separaba Barcelona de la playa y el mar.
En el actual Pla de Palau continuaba la muralla que Cervantes veía desde el hostal. Los edificios significativos era la Lonja y el Palacio del Gobernador. Era el centro de entrada de mercancías a la ciudad. En este lugar, la playa de la Barceloneta, es donde Don Quijote se enfrentó a Sansón Carrasco, el Caballero de la Blanca Luna.
Explica Cervantes que si ganaba el torneo, Dulcinea era la dama más bella. Si perdía, regresaría a su casa y abandonaría cualquier aventura durante un año. El Caballero de la Triste Figura perdió y regresó a casa. Seis meses después de publicar la segunda parte de su obra cumbre, el 22 de abril de 1616, moría Cervantes en Madrid.