Vista exterior del Mercado de Sant Antoni, en Barcelona

Vista exterior del Mercado de Sant Antoni, en BarcelonaMercat de Sant Antoni

Ciudad

El lado oscuro del segundo mercado más popular de Barcelona: ‘cruising’ en el sótano y droga en el baño

Pese a su popularidad, el Mercado de Sant Antoni tiene un lado oscuro

Con el Mercado de Sant Antoni sucede algo parecido a lo que ocurre con la Boquería. Si este último se levanta donde estaba el Convento de San José, el de Sant Antoni está cerca de las antiguas murallas de la ciudad, donde en el siglo XV se levantó el Monasterio y Hospital de San Antonio Abad.

En el 1854 se derribaron las murallas y en aquella nueva zona, en 1872, se empezó a construir el mercado, que se inauguró en 1882. Después de la rehabilitación, llevada a cabo entre 2009 a 2018, el visitante puede observar una parte del antiguo baluarte de San Antonio, que era parte de la antigua muralla de la ciudad. El edificio está catalogado como Bien Cultura de Interés Local, por la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona.

El mercado está dividido en tres grandes zonas: el mercado fresco, que ofrece productos de alimentación; el mercado de los encantos, donde se venden ropa y complementos, y el dominical del libro. Es un espacio de encuentro de la gente del barrio, y uno de los mercados más visitados de Barcelona.

No solo recibe una gran afluencia de gente cada día de la semana: su emblemático Dominical del Libro ha hecho del mercado un punto de peregrinaje para muchos intelectuales y escritores.

'Cruising' en los sótanos

A pesar de haber conseguido con su rehabilitación convertirlo en el segundo más visitado de Barcelona, después de la Boquería, uno de los puntos negros del mercado son los baños, que se construyeron en los sótanos, durante la reforma inaugurada en 2018.

En ellos se lleva a cabo lo que se conoce como cruising. Nos referimos a la práctica de relaciones sexuales por parte de homosexuales masculinos, en lugares públicos, normalmente con desconocidos. Es una de la prácticas más extendidas en el mundo gay.

Cualquiera puede encontrar en internet diferentes páginas web donde se anuncia el cruising que se realiza en los baños de Sant Antoni. Es más, en algunas se puede leer que «líneas de transporte tienen rutas que pasan cerca de Cruising Barcelona». Por todo esto es considerado uno de los puntos calientes de la ciudad.

Además, esto no es un caso reciente. Esta práctica empezó poco tiempo después de la inauguración del nuevo mercado. Diariamente uno puede cruzarse con hombres con edades comprendidas entre los 25 a 45 años, aunque también van personas más mayores. En su momento los representantes del mercado pidieron aumentar la vigilancia. Aún así la práctica del cruising no se ha reducido.

Consumo de drogas

Los paradistas consideran que esta práctica provoca un mal ambiente, y más, teniendo en cuenta, que siendo un lavabo público, cualquier usuario puede encontrarse con escenas poco deseables, más aún si se va con niños.

A pesar de que se colocaron, en su momento, pestillos en los cubículos, estos desaparecen poco después de volverse a colocar. Esto supone que durante el horario de apertura del mercado, de las 8.00 a las 20.30 horas, el cruising es algo habitual.

A esta práctica sexual debemos unir que estos lavabos también son un punto habitual de consumo de drogas. Los usuarios pueden encontrarse jeringuillas en el suelo o, en algunas ocasiones, personas drogándose, sin esconderse.

A pesar de las quejas al Ayuntamiento de Barcelona, este no ha hecho nada, aunque tarde o temprano tomará las medidas adecuadas. Recordemos que el mercado es municipal y el Ayuntamiento debería encargarse de que no ocurriera ni el cruising ni ser un lugar de consumo de drogas.

En su momento se puso una cámara de videovigilancia, con un cartel que informaba sobre la grabación de imágenes de aquellas personas que entraran y salieran del baño. Asimismo se les informaba que serían sancionados si utilizaban aquel lugar para una practica fuera de lo normal.

En una época un vigilante intentó paliar esas actuaciones. Sin embargo, con el tiempo el vigilante ha sido retirado y solo aparece por las mañanas, antes de que se limpie el baño. El resto del día queda sin vigilancia. Todo esto provoca que a nivel internacional, aquellos amantes del cruising tengan en Mercado de Sant Antoni como un lugar de referencia cuando vienen de vacaciones a Barcelona.

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