Se ha intervenido 134 gramos de cocaína preparados y dispuestos para su venta en 79 dosís

Se ha intervenido 134 gramos de cocaína preparados y dispuestos para su venta en 79 dosísGuardia Civil de Córdoba

Reportaje

«Sueño con volver atrás»: el infierno del polvo blanco

Los expertos alertan de la «complejidad y peligrosidad» de la adicción a la cocaína, que ha aumentado desde el 2015 en ciudades como Barcelona

David y Rosa no se conocen, pero tienen múltiples cosas en común. Ambos son barceloneses, tienen cincuenta y cuatro años, han experimentado la paternidad y están en tratamiento por una adicción. El consumo de cocaína los llevó hasta dónde están: la calle y, posteriormente, un Centro de Atención y Seguimiento a las Drogodependencias (CAS) de Barcelona.

Respecto al consumo de la cocaína, la última encuesta que hace anualmente el ministerio de sanidad (EDADES 2023) (población de 15 a 64 años) ya mostraba unos máximos de consumo de toda la serie histórica, similares a los datos de mediados de la década del 2000-2010. En 2022 un 16,9% afirmaba haber consumido alguna vez en la vida y un 2,3% los últimos treinta días.

A pesar de estar a bastante distancia del alcohol es la segunda droga que genera más episodios de urgencias relacionados con las drogas; en 2023 fueron atendidas 3.341 urgencias por cocaína, que suponen el 13,4% del total de urgencias por drogas, 900 urgencias más y 3 puntos porcentuales más que en 2022 y 2021 y un 50% más que antes de la pandemia (año 2019).

También es después del alcohol la droga que más inicios de tratamiento especializado genera; en 2023 supuso el 24% (3.492) del total de inicios, 137 más que el año anterior pero todavía por debajo de las demandas de mediados de la década del 2010.

Es la sustancia más presente en las muertes por intoxicación aguda en los últimos años, en 2023 estuvo en el 67% del total de muertos (201 personas). Es la droga de consumo más prevalente en los servicios de reducción de daños y en las salas de consumo supervisado; en 2023, el 41% de los consumos en las salas eran de cocaína.

El Informe anual del 2023 presentado por el Observatorio Catalán de Drogas y Adicciones Comportamentales evidencia que diferentes indicadores señalan un incremento del consumo y abuso de la cocaína en los últimos años. No se trata de un fenómeno aislado, puesto que, según el Informe Europeo sobre drogas publicado en 2024, el número de personas que inician tratamiento por primera vez en la Unión Europea ha aumentado en los últimos cinco años.

Rosa es barcelonesa y es como podría ser cualquier mujer de 54 años.” La única diferencia es que he tenido mala suerte en la vida”, añade; se ha topado con una sustancia que la ha desarraigado de todo durante muchos años. «Mi pareja consumía cocaína y, después de mucho tiempo insistiendo, un fin de año con 35 años la probé», alega. «Aquella fue mi pérdida», decreta Rosa, quien afirma haber pasado de todo a nada en un abrir y cerrar de ojos. En cuestión de tres meses se dio cuenta que su vida había sufrido un declive tan grande que «difícilmente había vuelta atrás», expresa.

Estuvo viviendo durante dos años y medio en un coche abandonado en un descampado, una etapa que recuerda de manera amarga, puesto que, se sentía «desorientada y desamparada, no encontraba sentido a mi vida», confiesa. Ahora, hace un año que reside en el albergue de bajo rendimiento para drogodependientes de Las Corts, en el cual se permite residir y consumir. Su estancia aquí la ha librado de una «adicción impresionante a la cocaína», a la vez que la ha ayudado a reconstruir su autoestima y a conseguir una estabilidad, declara.

A pesar de este descenso notificado, en Cataluña el porcentaje de inicios de tratamiento por cocaína en 2023 fue del 24% - es decir, 3.492 personas- y, en Barcelona, del 20%. Actualmente, la cocaína es el segundo motivo de inicios de tratamiento en la Comunidad Autónoma y en la ciudad condal, después del alcohol.

Las regiones sanitarias con más tasa de incidencia son Camp de Tarragona, Girona y Cataluña Central, rondando los 16 inicios de tratamiento por cada 10 mil habitantes. El mismo informe indica que, los últimos años, aparte del aumento en las demandas de tratamiento, también habían incrementado el número de urgencias hospitalarias por consumo de cocaína.

Un pseudo descenso

El informe anual del 2023 elaborado por el Sistema de información sobre adiciones de Cataluña advierte que, en la actualidad, la cocaína es la sustancia ilegal con más impacto en la salud y en la cual habría que concentrar los esfuerzos preventivos y asistenciales. Es la segunda droga que genera más episodios de urgencias relacionados con las drogas, siendo el alcohol la primera .También es la droga más presente en las muertes inmediatas relacionadas con el consumo.

Los inicios de tratamiento: la punta del iceberg

Los inicios de tratamiento son solo el final del embudo del consumo. A pesar de que no existen cifras que permitan contabilizar con precisión cuántas personas hacen un consumo abusivo de cocaína, hay indicadores para aproximarse, como las encuestas o los inicios de tratamiento. Los datos recogidos en el último Informe elaborado por el Sistema de información sobre Drogodependencias ponen de manifiesto que, de media, transcurren quince años desde el inicio del consumo hasta que las personas solicitan tratamiento por primera vez.

Los expertos como Bartroli o el subdirector general de Drogodependencias de Cataluña, el doctor Joan Colom, insisten en la complejidad de los procesos de atención a las drogodependencias. Bartroli remarca que una de las características más comunes de los tratamientos de los trastornos de consumo de sustancias es entender la recaída como parte del proceso y no como un fracaso. Puesto que, como manifiesta el doctor Colom, es «un largo camino» que varía en función del momento vital y las necesidades de cada persona.

Para ejemplificar la complejidad de este camino tenemos el testigo de Óscar, un chico con la mirada perdida y sólo veintiún años. Es la tercera vez que reinicia el tratamiento. Criado en la ciudad condal, su madre se enfermó y tuvieron que mudarse a un pueblo de poco más de un centenar de habitantes. «Me encontraba atrapado y renuncié a estudiar para volver a la capital catalana, de los dieciséis a los veinte años trabajé, pero fue en aquel periodo cuando el mundo de las drogas llamó a mi puerta», explica. «Solamente vendía, de hecho, yo me auto definía cómo antidroga», añade. Pero el punto de inflexión llegó cuando decidió probar la sustancia que comercializaba, la cocaína, que, como declara, «lo llevó al más grande de los agujeros».

Factores de acercamiento

En el inicio de consumo de cocaína, como el de cualquier sustancia, confluyen múltiples elementos como el balance riesgo/beneficio, la actitud del individuo hacia las drogas o cuanto de susceptible se siente la persona de tener un problema. La disponibilidad de la droga en el mercado es otro factor importante a tener en cuenta. Según la última Encuesta EDADES, después del cannabis, la cocaína es la sustancia ilegal que más personas perciben como fácil o muy fácil de obtener en 24 horas (42,1%). Y cada vez hay más decomisos de cocaína en Cataluña.

La percepción de riesgo, que también condiciona la decisión del consumo, ha disminuido en comparación con el año anterior (93,4%). De acuerdo con Bartroli, es el conjunto de todos los determinantes el que acaba inclinando la balanza hacia un lado u otro. «No sé cómo no morí con todo el que consumía, porque consumía 15 gramos al día», confiesa David, el primer protagonista de esta historia. «Eran los años ochenta, tenía casi veinte años y veía a algunos de mis colegas morir de sobredosis, pero yo no podía parar; estaba muy enganchado», sigue David.

Características comunes de los usuarios

El informe anual del año 2024, realizado por el Observatorio Catalán de Drogas y Adicciones Comportamentales, pone de manifiesto que tanto la situación laboral como de vivienda, el nivel de estudios y el nivel socioeconómico es peor en la población atendida por abuso o dependencia de drogas respecto a la población general. Respecto al nivel de estudios, situación laboral, de vivienda y nivel socioeconómico, las personas atendidas por una dependencia a drogas presentan situaciones más desfavorecidas que la población general de Cataluña. El 30% tienen estudios primarios (el doble que la catalana) o no tienen estudios y más del 30% está al paro (cuatro veces más que la catalana).

El 80% de las personas que inician el tratamiento tienen nacionalidad española. Normalmente se tiende a pensar que son los más jóvenes aquellos que sufren la adicción, pero, según los informes, el 62% de las personas que inician tratamiento tiene más de 40 años. Respecto al consumo de cannabis, los inicios son mayoritariamente en los menores de 25 años, mientras que entre los 26 y los 40 años las sustancias más consumidas son la cocaína y el alcohol.

Más de la mitad de las personas que solicitan tratamiento presentan policonsumo de drogas, según el informe anual del año 2024. Un fenómeno que, conforme con Montserrat Bartroli, «no es extraño» en una sociedad donde hay una amplia normalización de ciertas drogas a pesar de su afectación en la salud. Rosa afirma haber sido consumidora de heroína y cocaína a la vez, y haber iniciado su consumo por vía nasal y después haber pasado a la inyectada.

David solo ve por un ojo, ha perdido el lóbulo izquierdo por frecuentar los bajos fondos de barcelona en busca de droga. David, a pesar de haber consumido de forma más exhaustiva, presenta las mismas características de consumo que Rosa. Esta segunda manifiesta haber perdido gran parte de su salud durante su época de consumo, declara que hace un año «tan solo pesaba 40 kg». El aspecto de David se ha visto malogrado a causa de las drogas. Ha perdido los dientes y, cuando lleva las mangas de la camiseta subidas, deja entrever unas venas color morado e hinchadas, por las cuales dice que « han entrado miles de euros en forma de gramos».

¿Son ellos más propensos a consumir?

Según el informe anual del 2023 sobre el Sistema de Información sobre Adicciones de Cataluña, en términos generales, el consumo de drogas está más extendido en hombres que en mujeres (76% de los inicios de tratamiento son por hombres y el 24% de mujeres). En concreto, la cocaína y heroína, podemos encontrar 4 hombres por cada mujer, y en cuanto al consumo de alcohol, tabaco y cannabis, 2 hombres por cada mujer. En cuanto a las adicciones comportamentales - trastornos que aparecen cuando la persona desenvolupa dependencia a una actividad (realizando un comportamiento o conducta) diferente al consumo de sustancias como puede ser la adicción a las redes sociales, al sexo, a las compras, a los videojuegos o a los juegos de apuestas - 5 hombres inician un tratamiento por cada mujer.

También son ellos quienes tienen un inicio más prematuro en el consumo de sustancias psicoactivas que registran una prevalencia mayor, como es la cocaína. Colom declara que, de los 3.492 inicios de tratamiento por cocaína que hay de media anual, el 80% son hombres. Ambos expertos, Bartroli y Colom, coinciden en que se podría deber a dos factores relacionados con la socialización de género.

Los roles que se atribuyen a hombres y mujeres en la manera de socializar podría ser una explicación de que los hombres sean más proclives a experimentar con el consumo, asumir más comportamientos de riesgo o a ser más imprudentes con su salud.

«Es tanto el estigma sobre el consumo de las mujeres que podría muy bien pasar que no nos lleguen todas las que tendrían que llegar porque justamente está más oculto», sentencia Montse Bartroli. Por otro lado, y justamente por este mismo patrón que relaciona las mujeres con la pureza, la prudencia y las curas, podría ser que muchos de los consumos que hacen las mujeres estuvieran invisibilizados.

Un giro de ciento ochenta grados

Hay que tener en cuenta que la dependencia de sustancias, además de los graves problemas de salud que comporta, tiene una fuerte repercusión en los ámbitos social y económico de las personas afectadas. Se da un deterioro de las relaciones sociales y un abandono o reducción inexorable de las actividades cotidianas. Rosa declara haber pasado «de todo a nada» sin tan solo darse cuenta a la velocidad del rayo.

También manifiesta no haberse dado cuenta de tocar fondo hasta que «hacía tiempo que estaba en el pozo», debido a que perdió a su familia « a base de mentiras, robos, etc». Perdió la custodia de su hija de catorce años, con la cual ha podido retomar el contacto dieciséis años más tarde. Habla de la culpa que siente mientras mira al suelo y suspira. “La ansiedad y la depresión a menudo son efectos colaterales de los trastornos por consumo de sustancia, según explica Bartroli.

La vida de David y Óscar también se vio truncada por esta adicción que los alejó de sus familias. A día de hoy, David no sabe nada de ninguno de sus hijos porque, según admite, «ni siquiera lo reconocerían o se avergonzarían de él». Su última mujer interpuso una orden de alejamiento contra él, fruto de una pelea que tuvieron bajo los efectos de las drogas.

«Un consejo que daría a todas aquellas chicas que están probando la cocaína y se están liando es que no la prueben, que la dejen de lado y hagan una vida normal como la que supongo que tienen», explica Rosa. También confiesa ver cada vez gente más joven enganchada a la cocaína, una sustancia que va en aumento de manera muy sigilosa, porque, como manifiesta, «es muy golosa y cada vez te gusta más; hasta que no lo puedes controlar».

Cuando se le pregunta por las expectativas de futuro, Rosa contesta que quiere encontrar un trabajo y poder ir a vivir cerca de su hija, para compensarle la atención que le ha faltado por culpa de su adicción a la cocaína. A la vez, confiesa apenada que, si pudiera hablar con aquella Rosa de treinta y cinco años, le diría que no lo hiciera; que no probara la cocaína, porque «no hay día que no sueñe en volver atrás».

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