Vista de Barcelona desde Montjuic

Vista de Barcelona desde MontjuicMario Cuadros / Pexels

Un paseo por el Rec Comtal de Barcelona: La historia oculta bajo la ciudad

Descubre los vestigios de un antiguo canal que fue clave para el desarrollo de la ciudad durante siglos

El Rec Comtal, también conocido como Acequia Condal, es uno de los tesoros históricos menos conocidos de Barcelona. Para comprender su importancia, es necesario retroceder a la Edad Media, cuando la ciudad, entonces amurallada, dependía de este canal para abastecerse de agua potable y sostener su economía.

El origen del Rec Comtal se remonta a la época romana, cuando se construyó un acueducto para llevar agua desde Montcada i Reixac hasta la Barcino romana, utilizando el agua del río Besós. Este acueducto permitía que el agua entrara en la ciudad a través de la Puerta Decumana, en el inicio de la actual calle del Bisbe. Sin embargo, fue en el siglo X cuando el conde Miró I de Barcelona decidió reconstruir el trazado original, y cuatro siglos después, Pedro III de Aragón lo modernizó para adaptarlo al crecimiento de la ciudad.

El Rec Comtal se extendía a lo largo de 14,5 kilómetros y recorría varios barrios de Barcelona, como Nou Barris, Sant Andreu, Eixample, Sant Martí de Provençals y Ciutat Vella, hasta desembocar en el mar. A lo largo de su recorrido, el canal no solo proporcionaba agua potable, sino que también impulsaba la economía local mediante la construcción de molinos harineros, traperos y de pólvora, todos ellos alimentados por la fuerza del agua.

Con el paso de los años y la expansión urbana, el Rec Comtal fue cayendo en desuso, y gran parte de su trazado desapareció. Sin embargo, aún es posible encontrar algunos restos del canal en puntos clave de la ciudad, como el Mercado del Born. El legado del Rec Comtal es un testimonio de la capacidad de Barcelona para adaptarse y prosperar a lo largo de los siglos, utilizando sus recursos naturales de manera ingeniosa.

Este antiguo canal, cuyos muros estaban construidos con piedra de la cantera de Montjuic, sigue siendo un símbolo de la historia oculta de Barcelona, una ciudad que supo aprovechar sus recursos hídricos para crecer y convertirse en una metrópolis próspera.

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