Fuente de Sant Just i Pastor, en Barcelona

Fuente de Sant Just i Pastor, en BarcelonaWikimedia

Rutas por Barcelona

Las cuatro fuentes más antiguas de Barcelona que han sobrevivido al paso del tiempo

Las fuentes en la Barcelona medieval tenían una importancia capital

En la Barcelona amurallada medieval, las fuentes no eran un elemento decorativo, sino el lugar de suministro de agua corriente para los vecinos que no tenían pozo en sus casas. Asimismo, también sería para que los forasteros pudieran dar de beber a los animales y a ellos mismos.

Hoy en día conservamos cuatro de aquellas fuentes con una larga tradición, pero había más. Dos de ellas estaban adosadas a las puertas de entrada a la ciudad, Portaferrissa y Boquería, y las otras dos, en el interior de la ciudad: Santa Ana y Sant Just i Pastor.

Fuente de la Portaferrissa

La puerta de la entrada conocida como Porta Ferrissa («Puerta de Hierro»), que da nombre a la calle, era uno de los pasos a la ciudad, por el torrente que con los años hemos conocido como las Ramblas.

Fuente de Portaferrissa, en Barcelona, junto a las Ramblas

Fuente de Portaferrissa, en Barcelona, junto a las RamblasWikimedia

Al principio de la calle, anexo a una de las antiguas torres de la puerta, se levantó el Palacio Moja, en el 1774, por encargo de José de Copons Oms, marqués de Moja. El Palacio lo compró, en 1865, Antonio López y López de Lamadrid, marqués de Comillas. Allí, entre otras muchas cosas, mosén Jacinto Verdaguer escribió La Atlántida.

La fuente se mandó construir en el 1680, con piedras procedentes de la cantera de Montjuic. Ahora bien, esa no fue su primera ubicación: antes estaba en el Imperial y Real Seminario de Nobles de Cordellas, dirigido por la Compañía de Jesús, a donde acudían a estudiar los hijos de la nobleza barcelonesa y catalana. La fuente estaba entre las calles del Carmen y de Xuclá, pero el rector de la Iglesia de Belén pidió su traslado a la ubicación actual, siendo aceptada la petición por el Consell de Cent.

No sólo se convirtió en un lugar concurrido por los vecinos, para abastecerse de agua corriente, sino que el portal de la puerta tenía una barra de hierro, que se utilizaba como unidad de medida. En 1959 se le colocaron unas baldosas de cerámica, obra de Josep Baptista Guivernau, donde se representaban escenas de la vida cotidiana de la Barcelona del siglo XVIII.

Fuente de la Boquería

Si bajamos por las Ramblas, antes de llegar al Gran Teatro del Liceo, a mano izquierda, tenemos el Pla de la Boquería, otra de las puertas de acceso a la ciudad y con otra fuente. Esta puerta de entrada se derribó en el siglo XVIII.

El nombre del Mercado de San José, conocido como Boquería, viene de aquí, pues en aquella época en ese lugar los comerciantes vendían carne: boqueria significa «carnicería» en catalán. Este término también lo encontramos, por ejemplo, en Sicilia. Al vender la carne fuera de la muralla se ahorraban pagar los tributos municipales.

La fuente estaba adosada a la muralla. Se construyó en el 1314 por orden del Consell de Cent, y el agua provenía de Montjuic. Cuando en 1818 el Ayuntamiento de Barcelona decidió derribar la muralla, también le ocurrió lo mismo a la fuente. Esta la reconstruyeron en 1830, en estilo neoclásico. La fuente está decorada con el escudo de Barcelona, con los símbolos de Hércules, el basto y la piel de león.

La fuente de Santa Ana

La fuente de Santa Ana la encontramos hoy adherida al Palacio de los Pignatelli, al final de la calle Portal del Ángel con la calle Cucurulla. La fuente se construyó en el 1356. El nombre es porque allí cerca se levantaba el monasterio de Santa Ana, vinculado a los Canónigos Regulares de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén. Aquella parte de la ciudad se conocía como barrio de Santa Ana, de ahí el nombre. Del monasterio hoy en día sólo se conserva la iglesia.

Fuente de Santa Ana, en Barcelona

Fuente de Santa Ana, en BarcelonaWikimedia

La fuente, originalmente, era un abrevadero para los mercaderes que se alojaban en un hostal cercano. Tenía ocho lados, conservándose actualmente cinco. Las losas de cerámica que engalanan la fuente se pusieron en 1918. La casa adherida a la fuente, que es el origen de perderse tres lados, en la actualidad es el Reial Cercle Artístic.

La reforma del Palacio de los Pignatelli tuvo lugar en 1968. Es obra de Josep María Armengol y Antonio Lozoya Angé, y el edificio original nada tiene que ver con el actual. Lo que se puede contemplar a día de hoy es una recreación de una casa señorial de los siglos XV y XVI.

La fuente de Sant Just i Pastor

La última fuente la encontramos en la Plaza Sant Just i Pastor, haciendo esquina con las calles Lledó y Palma de Sant Just, delante de la Basílica dedicada a estos dos Santos Mártires. Se construyó en el 1367. Cuenta la leyenda que, mientras estaba cazando en Collserola Joan Fivaller, miembro del Consell de Cent y patricio barcelonés, descubrió un manantial.

Decidió que aquella agua abastecería una parte de Barcelona, por la carencia que había en esos momentos. Este es el origen de esta fuente. Los grifos salen de la boca de tres máscaras de mármol de Montjuic. En uno de los extremos hay un halcón cazando una perdiz, como homenaje a Fivaller.

Detalle del halcón esculpido en la fuente

Detalle del halcón esculpido en la fuenteWikimedia

Curiosamente, la fuente se construyó dentro del cementerio municipal, pues ese, como otros muchos adyacentes a las iglesias de Barcelona, hoy reconvertidos en plazas, eran cementerios. Como ejemplo tenemos el Fossar de les Moreres que era el cementerio de Santa María del Mar o la Plaza Sant Josep Oriol que lo era de la Iglesia del Pi.

La fuente se reformó en 1831, cuando se prohibieron los cementerios dentro de las ciudades, teniendo que enterrar a la gente fuera de la ciudad. Por eso se construyó el primero, conocido como Cementerio Viejo o de Poblenou y más tarde el de Montjuic. Pues bien, ese año de 1831 se le añadió una balaustrada de tierra cocida.

Tan antiguas como las que acabamos de describir fueron otras que, desgraciadamente, desaparecieron. De la misma época de las mencionadas teníamos la que había en la actual Plaza San Jaime, que se transformó cuando se abrió la calle Fernando, como eje central de Barcelona, pues unía Las Ramblas con lo que hoy sería el Paseo Lluís Companys. Otra era la de Santa María del Mar.

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