Juan Milián, Ricardo Calleja y Armando Pego, en la presentación de 'Ubi sunt?' en Barcelona

Juan Milián, Ricardo Calleja y Armando Pego, en la presentación de 'Ubi sunt?' en BarcelonaG. Altarriba

Cultura

Barcelona revive el debate sobre los intelectuales cristianos: «No podemos anclarnos en Tolkien o Chesterton»

Ricardo Calleja, Armando Pego y Juan Milián presentaron el ensayo colectivo 'Ubi sunt?' en la Librería Byron

«No podemos seguir anclados en los mismos autores de siempre, repitiendo una y otra vez a Tolkien o Chesterton», polemizaba este miércoles Armando Pego, en la presentación del volumen colectivo Ubi Sunt (Ed. Cristiandad) en Barcelona. Para el escritor y profesor de La Salle-URL, es un error que los cristianos no se abran a nuevas voces —citaba el ejemplo del novelista Jon Fosse o del obispo Erik Varden—, e instaba a «tener en cuenta la capacidad de crear de esta generación».

Todo ello venía al hilo de la presentación en la capital catalana de un libro que nace de la polémica en torno a la presencia de los intelectuales cristianos en la vida pública a la que dio pistoletazo de salida hace unos años el analista Diego Garrocho. El volumen, que cuenta con textos de una veintena de autores como Miguel Ángel Quintana Paz, Enrique García-Máiquez o Pablo Velasco —amén de un fragmento de la encíclica Lumen Fidei del Papa Francisco—, explora qué puede aportar el cristianismo a la cultura y el pensamiento de hoy en día.

Pego —que es un intelectual cristiano, pero no participa en el volumen— acompañaba en la presentación al editor de Ubi Sunt, el profesor de Ética en el IESE Ricardo Calleja, y al politólogo y concejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona Juan Milián, que ejercía de cicerone. «Un intelectual cristiano habla en nombre de otro, de una persona, que es Cristo», aventuraba el autor de Poética del monasterio.

Verdades «desveladas»

Durante la presentación —celebrada en la Librería Byron—, Calleja defendía que el rol de los intelectuales cristianos ha de ser el de «portador de verdades desveladas», que son esas verdades que son accesibles a través de la razón, pero que fue el cristianismo quien las sacó a la luz del día, como la dignidad humana. «Nuestras sociedades viven de estas verdades, pero se están erosionando», advertía el editor del libro.

Por este motivo, defendió que los intelectuales cristianos deben evitar una serie de tentaciones —como la noción de que la fe de uno debe quedar necesariamente recluida a la esfera privada para ser tomado en serio en el foro público, o el riesgo de convertirse en «católico oficial» sin reconocer la libertad de los demás—, pero también están llamados a aportar algo nuevo.

Portada de 'Ubi sunt?'

Portada de 'Ubi sunt?'Ediciones Cristiandad

«Hay muchos conceptos —como la caridad o el perdón— que hoy son lenguaje común, pero que en su inicio no lo eran», recordaba Calleja, que también animaba a los creyentes de a pie a asumir responsabilidades. «El que piense que va a salir algo de una reunión u organismo, por muy bienintencionado que esté, es que no ha leído nada de la historia de la cultura», ni de la Iglesia, señalaba.

Un ensayo que es un «mapa»

Para Milián, además, el libro hace también las veces de «mapa» para responder a la pregunta que plantea su título. Un mapa que se enfrenta al reto de un panorama comunicativo marcado por las redes sociales que «no tienen un sesgo de derechas o de izquierdas, sino hacia abajo: hacia las bajas pasiones o lo emocional, lo que dificulta también el surgimiento de intelectuales» en un panorama de tribus estancas.

Con todo, frente a la «retórica de la hipérbole» que fomentan estas plataformas, que a menudo degenera en mentira, Milián llama a mantener la calma: «Estas revoluciones son reversibles», apuntaba, señalando a los jóvenes como el lugar de la esperanza. «Son una generación que sabe que en las redes no todo es verdad, y entre ellos —más bien, entre ellas— se dispara la lectura», apuntaba.

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