El Santo Padre, con los cuatro jóvenes de Tortosa

El Santo Padre, con los cuatro jóvenes de TortosaCatalunya Cristiana

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El divertido encuentro del Papa Francisco con cuatro jóvenes catalanes: «¡Están loquitos!»

El Santo Padre recibió en Santa Marta a cuatro futuros sacerdotes de Tortosa y les animó a vivir sin miedo y con buen humor su vocación

Un grupo de cuatro jóvenes del grupo de Acción Católica de la diócesis de Tortosa (Tarragona) acudió este agosto al Vaticano para conocer en persona al Papa Francisco, en un encuentro privado. «Tuvimos una oportunidad única», aseguran los jóvenes, futuros sacerdotes, en una carta publicada por la revista Catalunya Cristiana.

En el texto, uno de los cuatro jóvenes, Adrià Castelló, relata cómo se gestó la reunión, a través del sacerdote tortosino Jordi Bertomeu, oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. «Le pedimos que nos enviara una foto del Santo Padre, a poder ser dedicada», explican, pero Francisco, al saber de su petición, fue más allá: «Le propuso al padre Jordi conocernos personalmente».

Dicho y hecho: tras unas semanas de preparación, los cuatro jóvenes pudieron visitar al Santo Padre en su apartamento, en Santa Marta. «El Papa, como nos veía muy nerviosos, rompió el hielo», destaca Castelló, y relata que lo primero que les dijo fue: «¿Ustedes quieren ser curas? ¡Están loquitos!».

Iglesia envejecida y buen humor

A partir de ahí tuvo lugar la conversación, en la que el mayor de los cuatro futuros sacerdotes preguntó a Francisco «qué hacer con nuestra vocación sacerdotal en una iglesia mayoritariamente envejecida». El Papa les dijo que no se engañasen, que la vocación de ser sacerdote «es un gran regalo, pero también muy difícil y sacrificada».

«Ser sacerdote, hoy más que nunca, quiere decir ser sacerdote de todos, de todo el mundo, incluso de los que no van a la iglesia», les dijo el Papa, e ironizó: «¡Quiero prohibir el sacerdote de despacho», instándoles a «compartir la vida» con los otros, también con los no cristianos.

Los invitados también le preguntaron por cómo vivir agradecidos con Dios, a lo que Francisco respondió animándoles a «vivir con este estupor toda la vida», recibiendo los regalos de Dios con alegría y humor, pero «siempre entregándolos a los otros». También les invitó a llevar el amor de Dios con una sonrisa: «Les voy a contar un secreto pontificio. Yo, cuando estoy triste me voy al baño, me miro al espejo y hago muecas para hacerme reír. Así salgo con una sonrisa en la boca. ¡Haced lo mismo! Oren cada mañana, como yo, con la oración para pedir buen humor de san Tomás Moro».

Por último, el más joven de los cuatro preguntó al Papa qué hacer ante el miedo a ser sacerdote. «Dios quiere que sean jóvenes sin miedo», les dijo, «plenamente libres a su servicio», y para ello les recomendó apartar aquellos miedos paralizantes, «porque no vienen de Dios».

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