Comunidad Valenciana 'Las niñas de Alcácer', el brutal crimen que sigue abierto 30 años después
La Justicia sigue intentado averiguar el paradero de Antonio Anglés, el asesino de Miriam, Toñi y Desirée
El viernes 13 de noviembre de 1992 cambió la historia del municipio valenciano de Alcácer. También lo hizo la de España.
Aquel fatídico día se truncaron las vidas de Desirée Hernández, Miriam García, Toñi Gómez y sus familias. Las dos primeras tenían catorce años y la tercera, quince. Junto al inmenso dolor de sus allegados, se despertó un sentimiento de conmoción e indignación de todo un país desconocido hasta la fecha.
Las tres adolescentes llegaban tarde a una fiesta del instituto en la discoteca Coolor, en la localidad cercana a Alcácer de Picassent, a poco más de quince kilómetros. Para llegar a tiempo a la celebración, decidieron hacer autostop y a eso de las 20:20 horas se subieron a un coche.
Conducía Francisco Hervás acompañado de su novia, Mari Luz, quienes acercaron a las jóvenes hasta una gasolinera a las afueras del pueblo. Allí, dos hombres se ofrecieron a llevarles hasta la misma discoteca. Era un Opel Corsa de color blanco y ellos se llamaban Antonio Anglés y Miguel Ricart, dos jóvenes con familias desestructuradas, delincuentes marginales y relacionados con el mundo de la droga.
75 días de búsqueda
Alarmados porque las chicas no volvían a los domicilios, sus familias salieron a buscarles, pero la discoteca ya había cerrado.
Pasaron los días y las semanas y la angustia cada vez era más grande, solo mínimamente mitigada por el inmenso cariño popular que recibían los parientes.
Tras 75 interminables días de una búsqueda, que incluso se extendió a otros países, el 27 de enero de 1993 dos apicultores descubrieron los cuerpos de las chicas mientras revisaban sus colmenas. Estaban los tres juntos, cubiertos y semienterrados en un barranco.
La autopsia realizada a los cadáveres señaló que habían sido violadas anal y vaginalmente y que murieron tras recibir sendos disparos en la cabeza.
Tras conocer la fatal noticia, el dolor y la rabia se apoderaron de Alcácer entero, que se volcó en arropar a los familiares ante la brutalidad que sus hijas habían sufrido. El funeral fue tan multitudinario que acudieron 30.000 personas. De hecho, el caso ya había cobrado tanta relevancia que fue oficiado por el Arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco y en la ceremonia leyó un telegrama que había enviado el Papa Juan Pablo II.
Según las primeras investigaciones que se practicaron, Anglés y Ricart habrían recorrido veinte kilómetros desde donde recogieron a las niñas hasta el lugar donde cometieron los crímenes. A pocos metros de los cuerpos, los agentes encontraron un volante médico a nombre de Enrique Anglés, hermano del sospechoso. Le detienen, pero queda en libertad a los dos días.
A quién también arrestan es a Ricart, que confiesa a la Guardia Civil que Antonio Anglés está directamente implicado en el asesinato de las jóvenes.
Inmediatamente, se dirigen al domicilio de este en Catarroja (Valencia), pero había huido escasos minutos antes saliendo por la ventana de su casa y saltando de tejado en tejado. Es en ese momento cuando a Anglés se le pierde la pista temporalmente.
Anglés, escondido de polizón
Por su parte, la Audiencia de Valencia condenó en septiembre de 1997 a Ricart a una pena de 170 años de cárcel. Concretamente, los magistrados le consideraron culpable de tres delitos de asesinato, otros tantos de secuestro y cuatro continuados de violación.
No obstante, aunque uno de los sospechosos ya había sido enjuiciado, la Justicia nunca dejará de buscar a Anglés, considerado el principal autor de las muertes.
A tenor de las averiguaciones, el fugado llegó a cambiar en diversas ocasiones de aspecto para que los agentes no dieran con él. En su huida, hubo indicios de que se encontraba en el municipio conquense de Minglanilla. Pero también existe la certeza de que logró atravesar toda la Península Ibérica hasta llegar a Portugal.
Es en el país vecino donde se cuela como polizón en el almacén del barco mercante City of Plymouth, de bandera irlandesa. Allí, el capitán de la naviera lo descubre y no tarda en advertir que la documentación que le enseña Anglés es falsa.
En reacción a ello, lo encierra en uno de los camarotes, aunque logra huir a pesar de las medidas de seguridad que había para evitarlo. Justo al día siguiente, las autoridades encuentran un chaleco salvavidas en aguas de la bahía de Berlín, lo que les llevó a pensar que el principal sospechoso del ya denominado 'crimen de las niñas de Alcácer' había muerto a la deriva.
Sin embargo, las esperanzas de encontrar con vida a Anglés se retomaron en 2001, cuando el Gobierno anuncia que unos huesos que se habían recogido junto a la capital de Irlanda no pertenecen al fugado, lo que se evita que se dé carpetazo a la causa.
Mientras tanto, Ricart permaneció en prisión hasta que en 2013 salió de la cárcel manchega de Herrera de la Mancha tras beneficiarse de la derogación de la doctrina Parot, tumbada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. De los 171 años a los que fue condenado, únicamente cumplió veintiuno.
Una vez sale del centro penitenciario, a Ricart se le deja de ver hasta este mismo 21 de diciembre de 2022, que es detenido en Barcelona por ser el responsable de un narcopiso en la ciudad condal.
No obstante, en los años transcurridos desde el crimen, se han venido produciendo una serie de investigaciones. Una de ellas es la búsqueda de ADN en las ropas que vestían las chicas el día de los asesinatos, así como sobre la moqueta que Ricart y Anglés usaron para envolver los cuerpos y trasladarlos hasta donde fueron encontrados.
El objetivo es apuntalar cualquier evidencia para que, llegado el día en que Anglés apareciese y fuese capturado, contar con las suficientes pruebas para enjuiciarle y, si procediese, condenarle.
Según señala el magistrado que instruye el caso de 'las niñas de Álcácer', David Cabrera, a día de hoy «no habría carga probatoria forense sólida» contra Anglés.
El caso 'Alcácer' dio la vuelta al mundo. En España, además y no sin polémica, supuso el inicio de un modelo de programación televisiva desconocido. Según las críticas, este nuevo formato perseguía el sensacionalismo frente a otros programas ya consolidados como el famoso Quién sabe dónde'que presentaba Paco Lobatón.
Aunque los años han transcurrido, estos crímenes siguen despertando la curiosidad de miles de personas y de las grandes plataformas como Netflix, que en 2019 estrenó un documental sobre el tema que ya se ha estrenado en 192 países.