Comunidad Valenciana Alerta por la delincuencia en Valencia: «Esto no lo veíamos desde los años más duros de la heroína»
Vecinos y agentes de policía ponen de manifiesto la preocupante situación de la ciudad, negada hasta la saciedad por un Joan Ribó que no pone medios para remediarla
Uno de los grandes males que padecen los vecinos de la ciudad de Valencia es el preocupante aumento de la delincuencia desde el año 2019. A partir de esa fecha, según recoge el Ministerio de Interior en sus periódicos informes trimestrales, en la capital levantina se han incrementado considerablemente la comisión de ilícitos, entre otros, como agresiones sexuales, robos de vehículos, hurtos con violencia o reyertas.
Frente a ese desalentador panorama, la reacción del alcalde, Joan Ribó, es la de negar la mayor y asegurar, como se dice en valenciano que 'tot va bé' (toda va bien). El nacionalista nunca se refiere a los datos proporcionados por Interior y cuando se le pregunta al respecto, basta con achacarlo todo a la ultraderecha para dar el tema por zanjado.
Sin embargo, no todos piensan así. Un caso es el del representante en el Ayuntamiento del Sindicato Profesional de Policía Local y Bomberos (SPPLB), Jesús Santos. Tal como explica a El Debate, en Valencia la «situación de conflictividad, delincuencia y alteración de la convivencia no está delimitada» a una determina zona de la ciudad.
Así, «por desgracia» el aumento de la criminalidad está siendo «de forma generalizada». La situación es tan alarmante que Santos compara el contexto valenciano con el que se vivía «en París hace una década». Con ello se refiere al incremento de la delincuencia cada vez por parte de gente «más joven» que llevan a cabo «agresiones».
Gente «sin expectativas»
Entre las «características específicas» que el representante sindical apunta sobre los delincuentes más habituales están la intervención cada vez mayor de «armas blancas» en reyertas o quedadas «para pegarse», así como atracos «como no se había visto desde hace mucho tiempo»: «Se producen navajazos con consecuencias muy graves para un simple robo. Eso no lo veíamos desde hacía muchísimo tiempo, en la época más dura de la heroína».
En cuanto al perfil del criminal, Santos indica hay «gente migrante que no se ha integrado y vive en ese entorno». Además, estos suelen ser «gente joven, sin control ni expectativas y que no son conscientes de las repercusiones penales de sus acciones porque les son irrelevantes».
Del mismo modo, el entorno del que provienen estos hechos no son importantes: «Se vive al día y no están pensando en las condenas». Esto lo lamenta y lo achaca a que «hasta que no son delitos graves, acumulan muchos o delinquen con mucha agresividad no van a la cárcel».
Todo ello «desde un punto de vista sociológico» le lleva a asemejar Valencia con París porque se están generando «determinados guetos en zonas humildes, con viviendas okupadas y en barrios degradados». Además, los delincuentes no actúan solo en estas zonas, sino que se mueven por toda Valencia hasta acabar en el sitio «donde les salga más rentable», incluida la propia plaza del Ayuntamiento”.
Igualmente, el responsable del SPPLB destaca que muchos de los detenidos son «españoles de segunda generación» sin «ningún arraigo de donde vienen». Por tanto, tiene claro el remedio: «Hay que marcar las pautas para que quede claro que aquí se tiene que cumplir la ley», asevera tras criticar que en muchas ocasiones se cuestione «la actuación de la Policía», lo que a su vez repercute en que los criminales tienen «manga ancha».
Santos concluye subrayando que la gente «empieza a estar harta». Si no, que le pregunten a una vecina del barrio de Orriols, uno donde la delincuencia más está presente y que se ha convertido en una de mas ubicaciones más peligrosas y conflictivas de Valencia. Está prefiere mantener el anonimato a la hora de transcribir la conversación porque tiene «miedo».
Durante la charla telefónica califica su zona como el Bronx, dentro del que vive «entre las cuatro esquinas de la vergüenza». Según relata, «el 70 %» de las viviendas del barrio «están okupadas, creando un clima «insoportable» de «delincuencia». Durante su testimonio, indica que en su día a día no puede “llevar el móvil en la mano ni el bolso», algo que define como «vergonzoso» aunque no puede decir lo que piensa por estar «prácticamente amenazada».
En esta línea, la ciudadana asegura que en Orriols «no se puede vivir». Aunque hay «buena gente», muchos de ellos vienen «de otras costumbre y países de clase muy baja», por lo que tienen hábitos como «arrastrar las basuras y falta de higiene» porque con sus recursos «no les llega para la limpieza».
Otro caso distinto es el de los vecinos de etnia gitana: «Les importa absolutamente nada porque todo lo tienen gratis», a lo que añade que si a alguien le toca convivir con ellos en el mismo portal «te fastidian la vida».
El ejemplo que relata parece extremo pero, tristemente, es la situación cotidiana de decenas de miles de valencianos en distintos barrios de Valencia. De hecho, en uno de ellos como es Casas Rosas, la situación de drogas, crímenes y demás es tan peligrosa que incluso el camión de la basura ha de entrar por sus calles escoltado por la Policía.
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Ante ello, la fuente destaca que de ello ha informado más de una vez a Ribó. La ultima vez fue hace unas semanas en un acto institucional. Tal como comenta, le vetaron «de antemano» diciéndole que tan solo iba a poder hablar un minuto. Efectivamente. Al cumplirse ese minuto le quitaron el micro ante las protestas del resto de vecinos porque le estaba dejando «las cosas claras» al alcalde.
Una de estas la explica ella misma: «Le dije que dejara de prometer bibliotecas. Está muy bien, pero primero quita toda la mierda porque nuestros hijos irán a la biblioteca pero allí les atracarán y les robarán», señala indignada.