Comunidad Valenciana La crisis de Compromís: una «voladura» precipitada en cuatro momentos claves
Desde el estallido del caso Oltra, la coalición nacionalista vive su peor momento, que ha tenido su punto álgido en la ruptura a causa de la elección de su senador por designación autonómica
Dice el dicho popular que 'a perro flaco todo son pulgas'. También la 'ley de Murphy' asegura que si algo puede salir mal, saldrá mal. Ambas versiones son perfectamente extrapolables a la actual situación que está viviendo Compromís, que ha visto cómo en trece meses se ha desmoronado hasta llegar esta misma semana a sus días más difíciles. Son varias las causas que han llevado hasta este delicado momento, pero hay cuatro instantes claves que lo explican con nitidez.
Para empezar, cabe explicar cómo se organiza Compromís. Es una coalición de varios partidos de izquierdas de ideología ecologista y nacionalista que, a su vez, se agrupan en tres grandes familias. La mayoritaria es Més, a esta le sigue Iniciativa del Poble Valencià y, finalmente está Els Verds-Equo. A Més pertenece, entre otros, Joan Baldoví, mientras que Mónica Oltra y su sucesora, Aitana Mas, militan en Iniciativa. Una vez hecho el contexto, las claves se entenderán mejor.
La primera relevante es el estallido del caso Oltra, que tiene su punto álgido cuando el titular del Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia, Vicente Ríos, decide imputarle. El motivo son las sospechas fundadas del magistrado de que la entonces vicepresidenta primera del Gobierno valenciano tuvo conocimiento de que su marido había abusado sexualmente de una niña de catorce años en un centro de menores tutelados por su propia Consejería y lo había ocultado. El liderazgo que ejercía Oltra en Compromís era absoluto, por lo que sus compañeros cerraron filas en torno a ella.
Las primarias, primer gran choque
Tanto es así, que le organizaron una fiesta con música y baile en el antiguo cauce del Turia días después de ser investigada y a las pocas horas de ser obligada a dimitir. En el pintoresco evento se le intentó apoyar y para eso los nacionalistas cargaron contra una Justicia a la que tildaron de «machista». La imagen que se quiso ofrecer era la de la unión, pero poco tardó en demostrarse que no era así.
Tras la renuncia a sus cargos, allá por junio de 2022, Oltra nombró a su sucesora en el Ejecutivo regional, Aitana Mas, que en todo momento ha actuado como tal. Pasó el verano y sin casi tiempo para coger de nuevo la rutina llegó el segundo momento importante. Con su líder imputada, pero con una esperanza casi común de que su situación procesal se arreglase en meses y le permitiera presentarse a las elecciones autonómicas del 28 de mayo, saltó la liebre y Baldoví anunció por sorpresa que se presentaría a las primarias para optar a la presidencia de la Generalitat.
Esta calculada maniobra de alguien que es 'perro viejo' en esto de la política no sentó nada bien en muchos sectores de Compromís, especialmente en Iniciativa, que vio en ella una traición a la todopoderosa Oltra. Tampoco gustó que el valenciano no lo comunicase a los órganos internos de la formación, sino que lo hiciera en directo en el programa de La Sexta Al Rojo Vivo. Todo ello llevó a que Mas definiera la decisión del diputado como «irresponsable». Mientras tanto, ella comenzaba a barruntar si presentarse o no y enfrentarse a Baldoví. Primera gran batalla entre las familias.
Las primarias se celebrarías en febrero, pero en medio hubo tiempo para que se produjera la tercera pata que explica la crisis de los nacionalistas. El 25 de octubre era un día más, un martes cualquiera hasta que a mitad tarde se produjo la noticia: Aitana Mas cesa fulminantemente a la consejera de Agricultura, Mireia Mollá, también de Compromís. La razón oficial de este extraño movimiento fue que se debía a unas declaraciones realizadas dos días antes por Mollá en las que criticó abiertamente a la mayoría del Gobierno al que pertenecía por su lentitud a la hora de implementar las políticas acordadas de energías renovables.
Batalla por el poder en Alicante
No obstante, no son pocos –incluidos miembros de la coalición– los que coinciden en señalar que el verdadero motivo era desalojar a Mollá del poder para, de ese modo, que Mas pudiera tomar las riendas de Iniciativa en Alicante, provincia en la que tanto la cesada como su padre gozan de gran poder orgánico. Dicho con otras palabras, aprovechó la primera y más mínima oportunidad para darle la puntilla e intentar controlar el partido. Segunda guerra, esta entre la misma familia
Volviendo al culebrón de las primarias, Mas tenía decidido dar la batalla a Baldoví por ver quién encabezaba la candidatura el 28-M. En cambio, el diputado supo jugar sus cartas y mover los hilos oportunos, de manera que la vicepresidenta valenciana desistió y se tuvo que conformar con ser la cabeza de lista por Alicante, sin duda un premio menor para las aspiraciones que tenía. El balance para Compromís no pudo ser peor: el partido resquebrajado y soportando una tensión durante meses que todavía a día de hoy no se ha resuelto.
De hecho, lejos de solucionarse, lo que ha sucedido es que se ha alargado tanto y cronificado que ha estallado esta semana a cuenta de la elección del senador que les correspondía. Como en tantas otras ocasiones, las familias, enfrentadas. La propuesta de Més –que finalmente ha sido la que ha salido victoriosa– era Enric Morera, uno de los fundadores de Compromís. Por contra, Iniciativa apostó por Carles Mulet, que ha estado en la Cámara Alta los últimos ocho años. En lugar de debatir ambos nombres internamente, Mas registró la candidatura de Mulet ante la Mesa de las Cortes, algo de lo que Baldoví se enteró cuando iba a hacer lo propio con la de Morera y que consideró ilegítimo.
La imposición de Més ha sido duramente criticada por Iniciativa, que les acusa de incumplir un supuesto pacto de cara a la elección del senador por designación autonómica. Para evidenciar que la crisis es total y que quizás no tenga vuelta atrás, el partido de Oltra y Mas ha decidido salirse de los órganos de la coalición nacionalista por lo que creen que es una «voladura controlada». «Es una deslealtad que genera un problema de falta de confianza», indica Mas. El tiempo dirá si esta es la última batalla de Compromís.